Las cinco claves del V Centenario Teresiano, vistas por santa Teresa de Jesús: «Sólo os pido que le miréis a Él»
Este sábado se cumplen 500 años del nacimiento de una de las santas más universales que Dios ha dado a la Iglesia: Teresa de Jesús. Para conmemorarlo, por toda España se llevan a cabo cientos de iniciativas religiosas, artísticas, literarias, turísticas y eclesiales que buscan rendir homenaje a la primera mujer Doctora de la Iglesia, poner en valor su figura, su obra y su legado, y mostrar la actualidad de la Mística fundadora, que reformó el Carmelo y marcó un punto de inflexión en la Historia. Para descubrir lo importante de entre tanta actividad, y lograr que el Año Teresiano dé los frutos que ella hubiera querido, no hay como volver los ojos a la Santa para buscar las cinco claves del quinto centenario
Evangelización y testimonio:
«Comenzó esta buena compañía a desterrar las costumbres que me había hecho la mala, y a tornar a poner en mi pensamiento deseos de cosas eternas, y a quitar algo la enemistad que tenía con ser monja. […] Por aquí entiendo el gran provecho que hace la buena compañía, y tengo por cierto que, si tratara con personas virtuosas, estuviera yo entera en la virtud».
Hablar de Teresa es hablar de Jesús. El objetivo del Papa, al convocar el Año Jubilar Teresiano (que arrancó el 15 de octubre de 2014 y durará hasta el mismo día de 2015), es aprovecharlo para anunciar el Evangelio, practicar la caridad y dar testimonio de la alegría cristiana, pues, «de sentir el amor de Dios, le nacía a la Santa una alegría contagiosa que no podía disimular y transmitía a su alrededor». Ésa es la raíz de todas las actividades del V centenario, pues, como ha explicado el obispo de Ávila, monseñor García Burillo, en su última Carta pastoral, «la celebración del centenario no ha de limitarse a la rememoración de un hecho sucedido hace 500 años», sino a dar frutos «de compromiso con la nueva evangelización», en una llamada que «no se dirige sólo a sacerdotes o religiosos; también a los laicos os envía el Señor al mundo del trabajo, de la ciencia, de la política, de vuestra propia familia» para dar testimonio. Por eso, los organizadores del Centenario han emprendido una campaña para buscar voluntarios que evangelicen a los turistas y peregrinos que lleguen a los lugares teresianos, y numerosos encuentros académicos –entre ellos el gran Congreso Internacional Universitario que se celebrará en Ávila del 1 al 3 de agosto– evangelizarán desde la cultura como hizo la Santa.
Arte que lleva a Dios:
«Yo sólo podía pensar en Cristo como hombre. (…) A esta causa era tan amiga de imágenes. ¡Desventurados los que por su culpa pierden este bien! Bien parece que no aman al Señor, porque si lo amaran, holgáranse de ver su retrato, como acá da contento ver el de quien se quiere bien».
Santa Teresa de Jesús es, después de la Virgen María, la mujer más representada en el arte sacro. Por ese motivo, casi todas las diócesis españolas, y sobre todo las 15 en que la Santa realizó sus fundaciones (Ávila, Salamanca, Valladolid, Burgos, Sevilla, Jaén, Palencia, Segovia, Granada, Soria, Cartagena, Sigüenza-Guadalajara, Toledo, Cuenca y Ciudad Real), cuentan con exposiciones artísticas de distinto signo, en las que se aborda su figura y también el contexto de su época, la tradición del Carmelo Descalzo, sus formas de expresión, y conceptos clave de su espiritualidad. Entre todas, destaca la muestra Teresa de Jesús, maestra de oración, organizada en Ávila y Alba de Tormes por la fundación Las Edades del Hombre, que analizamos en las páginas centrales. De no menor importancia es La prueba de mi verdad, preparada en Madrid por la Biblioteca Nacional; la exposición del cuadro El almendro floreció, de sor Isabel Guerra, en la catedral de Ávila; o la exposición al aire libre de 84 paneles colgantes sobre la Mística Doctora que decoran la localidad murciana de Caravaca de la Cruz. También las obras de teatro sobre ella que recorren los teatros españoles; o el documental que emitirá La 2 de TVE el miércoles 1 de abril, entrando por primera vez en la clausura de sus 17 fundaciones, servirán para contemplar mejor a Teresa… y a Jesús.
Peregrinos andariegos:
«Para no andar el alma confusa y medrosa, vaya con más ánimo por el camino del Señor llevando debajo de los pies todas las cosas del mundo».
Parece mentira que una monja de clausura pudiera recorrer tantos kilómetros como los que anduvo santa Teresa de Jesús, que se ganó con justicia el apodo de la Santa andariega. Por eso, los organizadores del V Centenario han configurado «un programa especial para facilitar el acceso a los lugares teresianos, y las rutas y caminos que los unen». Además de una pintoresca ruta de turismo gastronómico carmelitano por algunos Paradores Nacionales, destacan tres grandes actos romeros: Huellas de santa Teresa, el Encuentro Europeo de Jóvenes y Camino de Luz. Huellas de santa Teresa es una suerte de Camino de Santiago teresiano, que recorre las 17 fundaciones carmelitanas por diferentes itinerarios (aunque para conseguir la credencial es imprescindible visitar sólo 4 localidades de al menos dos Comunidades distintas). Camino de Luz es una peregrinación que ha recorrido 30 países de los cinco continentes (desde Madagascar a Tierra Santa, pasando por Taiwan, Corea, Estados Unidos, Brasil o Samoa) portando la reliquia del bastón que utilizaba la Santa, y que desde este domingo y hasta el 7 de mayo va a recorrer España para que todos puedan venerarla, como hizo el Papa Francisco hace sólo una semana. Por último, destaca el Encuentro Europeo de Jóvenes, que espera reunir en Ávila, del 5 al 9 de agosto, a más de 3.000 jóvenes peregrinos bajo el lema Amigos fuertes de Dios, para «favorecer un encuentro personal con Cristo; vivir la experiencia de ser Iglesia; tomar conciencia de que la misión de todo bautizado es testimoniar la fe en Cristo; y conocer la actualidad del mensaje cristiano que enseña santa Teresa y que sigue siendo actual para todos».
Literatura para una escritora:
«Quedé amiga de tratar y hablar en Dios, […] y amiguísima de leer buenos libros. […] Su Majestad ha sido el Libro verdadero adonde he visto las verdades. ¡Bendito sea tal Libro, que deja imprimido lo que se ha de leer y hacer, de manera que no se puede olvidar!».
Si la Santa abulense es Patrona de los escritores, por algo será. La gran Mística del barroco no sólo se reconoció en vida como una gran lectora (primero de libros de caballerías y, después, de vidas de santos, obras piadosas y, sobre todo, de las Sagradas Escrituras), sino que también fue creadora de un género literario (la autobiografía espiritual), fue la primera escritora pública en castellano (su Libro de la vida fue un super ventas de la época, pirateado al publicarse), escribió más de 10.000 cartas y desencadenó con sus poemas un movimiento de poesía mística que se expandiría por Europa. Quizás por eso, numerosas editoriales han querido conmemorar el V Centenario desde dos ópticas complementarias: leer sobre santa Teresa y leer a santa Teresa. Así, se han reeditado en diferentes sellos sus obras más importantes (Libro de la Vida, Las Moradas, Camino de perfección y sus Poesías) y, además, en el último año se han publicado casi dos centenares de obras relativas a la Santa, desde ensayos, biografías, oraciones comentadas y novelas. En el registro de publicaciones del Ministerio de Cultura hay consignadas 911 publicaciones sobre ella y, como explica el gran teresianista Tomás Álvarez, «leerla y dejarse acompañar por ella hasta Dios puede ser uno de los mejores frutos del Centenario».
Oración personal:
«Sólo os pido que le miréis. Pues ¿quién os impide volver los ojos del alma, aunque sea rápidamente si no podéis deteneros más, a este gran Señor? Podéis mirar cosas muy feas, ¿y no vais a poder mirar la cosa más hermosa que se puede imaginar? Pues nunca aparta vuestro Esposo sus ojos de vosotras…, ¿es mucho pediros que apartando los ojos de las cosas exteriores, le miréis algunas veces a Él? Mirad que no está esperando otra cosa, como dice a la esposa en los Cantares, más que le miremos. Cuando queráis le encontraréis. Desea tanto que le miremos que no quedará por Él».
Escritora, fundadora, peregrina, reformadora eclesial… Muchas son las formas de definir a Teresa de Jesús, pero ninguna es tan certera como la de mujer de oración. A lo largo de su vida, cultivó el camino de la oración y lo promovió siempre entre sus hijas espirituales, pero no como la mera repetición de unas fórmulas vocales o de unas actitudes piadosas, sino como el trato personal, real, confiado y frecuente con un Dios que es Persona, pues «no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con Quien sabemos nos ama».
Sus arrobamientos y éxtasis místicos son una gracia «que da Su Majestad a quien quiere», y nacieron en sus ratos de oración contemplativa, pues a la hora de rezar «lo mejor es acordarse de que se está delante de Dios y tomar conciencia de quién es este Dios», y así «amor saca amor». Sin embargo, también la gran Mística experimentó la sequedad espiritual, la falta de fuerzas físicas que le impedían centrarse en su meditación, e incluso los despistes que le jugaba su imaginación («que es la loca de la casa») cuando quería concentrarse. Y a pesar de todo ello, jamás dejó de rezar, pues «las almas que no hacen oración son como un cuerpo con hemiplejía o paralítico». Ella misma había experimentado que «determinarse a adentrarse por este camino de la oración» es el medio más seguro «para alcanzar las virtudes», para atravesar «este mar tempestuoso que pasé con caídas» y pecados, y, sobre todo, para disfrutar, saborear, contemplar y dejarse empapar por el inmenso «amor que Dios nos tiene».
Por eso, como bien señaló el Papa en su Mensaje al obispo de Ávila del pasado mes de octubre, el mejor fruto del V Centenario será ir, de la mano de Teresa, hasta Jesús: «Para orar no está la cosa en pensar mucho sino en amar mucho, en volver los ojos para mirar a Quien no deja de mirarnos amorosamente y sufrirnos pacientemente. Estos consejos de la Santa son de perenne actualidad. ¡Id adelante por el camino de la oración, con determinación, sin detenerse, hasta el fin!».