«Siria necesita que los jóvenes nos quedemos en tiempos así de duros»
El conflicto de Siria es, más que nunca, una guerra olvidada. Jóvenes como Wassim han decidido no emigrar, y, de hecho, ayudan a otros. La campaña de Navidad de ACN los apoyará
Wassim Farkouh tenía 21 años cuando comenzó la guerra en Siria en 2011. «Dejamos Homs y huimos a Wadi al Nasara, el Valle de los Cristianos, porque había grupos armados en el barrio», relata a Alfa y Omega. «Nunca me he planteado irme; mis padres son mayores y no puedo dejarlos solos». Además, «Siria necesita que los jóvenes nos quedemos y contribuyamos en tiempos así de duros». Con unos amigos y el padre Walid Isakndafy Farkouh creó, en Marmarita, un centro de socorro. Gracias a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), pagan el alquiler, subsidios y alimentos a 2.500 familias desplazadas y a 700 locales.
Una de ellas la forman Marlen y Yasser. Él perdió su trabajo por una lesión en la guerra. Hay días que solo pueden ofrecer a sus tres hijos un poco de pan. Sobreviven gracias a la parroquia. «Las necesidades de la gente crecen exageradamente», lamenta Farkouh. Tanto es así que su grupo está pagando 2.700 tratamientos médicos, 200 cirugías y 150 ingresos hospitalarios al mes.
También Nabil Antaki optó por quedarse, a pesar de tener pasaporte canadiense. Este médico es el iniciador en Alepo del proyecto Gota de Leche, del que se benefician todos los niños cristianos menores de 10 años de la ciudad: 3.000 pequeños que solo han conocido la guerra. Su ayuda es oro blanco, pues la que necesita un lactante cuesta 36 euros al mes y el salario medio es de 30.
Como ellos, 400.000 cristianos resisten en un país totalmente arruinado. Más de un millón han huido desde que estalló la guerra. En general, «los jóvenes piensan en marcharse cuando terminen sus estudios, porque la vida es muy difícil y por la incertidumbre ante el futuro», explica a este semanario el sacerdote grecocatólico melquita Fadi Najjar, de Alepo. Es párroco en San Martín, dirige el colegio Al Inaya (La Providencia), y está visitando España con motivo de la campaña navideña de ACN, que arrancó el pasado martes con el lema Guerra olvidada. Enciende tu luz por Siria.
«Las sanciones impuestas a Siria han dañado mucho al pueblo», explica. También hacen imposible la reconstrucción. Liberada hace seis años, «tres cuartas partes de Alepo siguen destruidas». Desde febrero, la guerra de Ucrania ha desviado el apoyo internacional y ha agravado la hiperinflación que ya vivían. En cinco años, los precios se han triplicado. Hasta los medicamentos han subido un 60 % por el embargo. «Cada día luchamos para conseguir alimentos. No hay gasolina ni electricidad; este domingo solo hubo una hora de luz».
Apuesta por los jóvenes
Por todo ello, la campaña se centra en los proyectos de emergencia. Pero también apuesta con firmeza por sostener humana y espiritualmente a los jóvenes con becas y proyectos pastorales como los grupos scouts, cuyo uniforme donado luce con orgullo Majd, de 12 años. O el apoyo a recién casados que permitió a Simon y Sandy mejorar el negocio de informática de él. Se conocieron «en medio de todo el horror», y cuando su familia se planteó emigrar, Simon no lo hizo «porque no podía llevarme a Sandy».
De Simon, Sandy, Wassim y Majd «depende el futuro de Siria y de la fe en este país», asegura Najjar. ACN también financió en octubre la Conferencia de Jóvenes Líderes Cristianos, «un intento muy importante de organizar» una respuesta integral a los retos que viven. De ella salieron ideas como crear una plataforma cristiana de búsqueda de empleo.
«Vivimos con esperanza», asegura el sacerdote. «Ser cristiano en Siria es haber aceptado a Cristo crucificado» e intentar reflejar su «bondad» hacia los demás. No solo a los cristianos. «Tenemos también una misión respecto a los musulmanes». En Adviento, la Iglesia intenta alimentar esta esperanza más que nunca. Najjar explica a los niños «que Jesús vendrá a sus corazones» y organiza conciertos con los jóvenes. En el colegio Al Inaya, «hemos recaudado dinero y los niños llevarán regalos y pasarán unas horas con enfermos de cáncer». Frutos de una fe «ardiente y enérgica» que los cristianos sirios quieren compartir con los españoles. «Pero para mantenernos aquí necesitamos vuestro apoyo».