Sínodo: «No somos jefes de la misericordia» - Alfa y Omega

Sínodo: «No somos jefes de la misericordia»

«Jesús nos ha enviado a evangelizar y sanar»: así están viviendo estos días los participantes del Sínodo de la Familia, que en estos días están hablando de matrimonio como vocación, las heridas del divorcio, el papel de la fe a la hora de celebrar el sacramento, la preparación adecuada, el cuidado de las homilías…

Redacción

El jueves tuvo lugar la última Congregación de intervenciones de los padres sinodales, antes de pasar a los círculos menores que trabajarán durante lo que queda del Sínodo. Durante estos días el Papa Francisco simplemente se ha sentado y escuchado las diferentes intervenciones de los obispos, uno de los cuales se ha levantado para pedir: «Hermanos, debemos antes que nada arrodillarnos delante del Espíritu Santo y que nos somos jefes de la misericordia de Dios. Debemos recordar que la Misión de Jesús nos ha encomendado es evangelizar y sanar».

En estas últimas intervenciones, se ha insistido en ver el matrimonio como vocación, no verlo como un contrato. Y alejarnos de la concepción del matrimonio como un acto social, lo cual también retrasa el momento del compromiso.

Se ha invitado a ver el matrimonio desde la perspectiva de los hijos. Uno de los padres sinodales incluso dio su experiencia como hijo de divorciados. Hay quien habla ya de los viudos del divorcio, los cónyuges abandonados, que llenan nuestras iglesias. Y los hijos son hoy como pelotas de ping-pong, que van de un hogar a otro, o que escuchan expresiones como la novia de mi papá o el novio de mi mamá.

Un elemento nuevo en las discusiones es el del camino penitencial después de una ruptura matrimonial, sobre las consecuencias sobre el cónyuge o los hijos. Se ha hablado sobre cómo concretar este camino.

Otro asunto complejo es el papel de la fe en la validez del sacramento del matrimonio, sobre cómo valorar la presencia mayor o menor de la fe a la hora de desposarse.

Se ha reflexionado también sobre la Comunión espiritual y sacramental, la simplificación de los procesos de verificación de la nulidad, y se ha pedido una práctica unitaria para toda la Iglesia.

Se pide profundizar en la antropología de la familia de cara al cambio cultural que está experimentando en todo el mundo, con repercusiones en el Derecho internacional.

Se ha hablado también de los niños, de la importancia de los hijos para el bienestar de la familia, alertando contra la producción de hijos de manera artificial.

Y se ha vuelto a incidir en la preparación adecuada para el matrimonio, así como en la propia formación del clero en este campo, sugiriendo que deben mejorar sus dotes de comunicación. Y se ha insistido en cuidar la homilía como principal fuente de formación: Muchos dejan de ir a Misa por las homilías

Y un padre sinodal de un país en desarrollo, comprobando el valor que se da a la familia en su país con respecto al que se da en Occidente, señaló: Nosotros no somos pobres en valores; quédense con su dinero.