Sindicalistas y curas villeros piden la beatificación de Eva Perón
A cien años del nacimiento de la mujer más legendaria de Argentina, el principal sindicato del país (la peronista Central General de Trabajadores, CGT) y los curas villeros se unen para solicitar la beatificación de Evita
El acto lo encabezó José Pepe Di Paola, referente del Equipo de Sacerdotes en las Villas porteñas y del conurbano bonaerenses, y buen amigo del Papa Francisco. El lugar de la celebración, el martes 14 de mayo, el mítico salón Felipe Vallese de la CGT, llamado así en recuerdo del primer trabajador y militante de este sindicato detenido por la dictadura militar argentina. A cien años de su nacimiento, Evita, como se la llama popularmente a Eva Duarte de Perón, fue proclamada «santa del pueblo».
Con su Biblia en la mano, el padre Pepe, leyó un párrafo que luego explicó que «la luz, que lleva Jesús y que nosotros vemos en las casillas de las villas, en la casa de los más pobres, y hoy en esta casa, la que más quería Evita, tiene esa luz. Ella en su corta vida siendo muy joven, y llegando de un pueblito a la gran ciudad, fue le encarnación de esa luz, por eso hoy en las villas se reza a Dios, a la Virgen y a Evita, porque dio su vida por ellos».
Di Paola llegó a la CGT acompañado por su colega Lorenzo Toto Vedia, capellán de los cartoneros (recicladores callejeros) con quien proclama «que algún día se encuentre Evita en los altares como los obispos Romero y Angelelli, porque como el resto de los mártires riojanos, que días atrás homenajeamos, para la Iglesia aunque los asesinaron su luz sigue encendida».
Mártir de la caridad
El salón estaba repleto de trabajadores de diversos gremios (construcción, municipales, judiciales, comercio, ferroviarios) muchos de ellos habitantes de las villas, mientras que en el escenario la segunda oradora fue una mujer.
«Eva Perón entregó su vida en un mandato providencial, ella que era unión indisoluble con el general Perón (fue su segunda esposa y primera dama de su primer gobierno) vivieron el valor supremo de la persona, los valores espirituales cristianos sobre el materialismo destructor. Porque Evita y Perdón eran profundamente cristianos, católicos y humanistas, como lo entiende la CGT, y de allí que la masa sufriente fue convertida en comunidad organizada. Evita en su entrega a los necesitados vivió el martirio».
«No es que derramara sangre», aclaró, pero «el ofrecimiento de su vida por los demás fue santificador y salvífico» le homologa a los «mártires de la caridad», según los ha contemplado el Papa Francisco, afirmó Iciar Recalde, coautora tres del libro Evita Santa del Pueblo. Mujer de dos milenios.
Respaldo total de la CGT
El secretario general de la CGT, Héctor Daer, llegó al salón de imprevisto y se sentó junto a Pepe Di Paola. Allí explicó que el motivo de su demora fue una reunión del concejo directivo de la central que debatió y definió minutos antes la convocatoria a la sexta huelga general contra la política económica del actual gobierno. «Pero no vengo hablar de ello, nuestro respaldo es total a la iniciativa de santificar a Evita, más allá del trámite formal a través del cardenal Poli, no solo por los innumerables milagros que realizó a los trabajadores también por dos ejes centrales, que ella adoptó la doctrina social del catolicismo y la puso en práctica desde el gobierno peronista».
Al final del acto se regalaron posters con la figura de Eva Duarte de Perón y un documento que termina con un mensaje al Papa argentino: «El renacimiento de la Argentina está cifrado en la recuperación de estas fuentes espirituales de la nacionalidad. El pontificado de Francisco puede alumbrar un camino, si estamos dispuestos a andar las huellas que dejaron nuestros mejores hombres y mujeres».