El 15 de enero el presidente y los obispos de Canarias viajaron al Vaticano para reflexionar junto al Papa sobre las migraciones. En aquella ocasión, Francisco dijo ser «consciente» de la presión migratoria en la región, reconocía entonces Fernando Clavijo en entrevista con Alfa y Omega. El aumento de las llegadas saturó las instituciones insulares y obligó a repartir a los recién llegados por la Península. En este sentido, el Pontífice se mostró partidario de aumentar «la inversión en África» para «evitar esta huida masiva».
Durante el año, la Iglesia española recogió el guante impulsando el proyecto Hospitalidad Atlántica, uno de cuyos objetivos es trabajar en origen para dar perspectivas de futuro a los jóvenes que se están planteando si migrar o no. La iniciativa, que también busca dar una información veraz a los migrantes sobre los peligros de la ruta, «quiere evitar las muertes en el mar», reconoce Fernando Redondo, nuevo director del Departamento de Migraciones de la CEE. Su elección en lugar de Xabier Gómez —que fue designado obispo de San Felíu—, ha sido otro de los acontecimientos que han marcado el ámbito de las migraciones. El proyecto fue presentado al Papa por el cardenal Cobo y el propio Gómez, quienes acudieron en noviembre al Vaticano a dialogar también con el Santo Padre sobre la exhortación pastoral Comunidades acogedoras y misioneras. Este documento, aprobado por la CEE en mayo, circunscribe el marco en el que se desenvuelve la pastoral con migrantes en España. «Yo creo que es necesario resaltar la importancia de este texto, que da orientaciones y ayuda a sensibilizar a las comunidades para tener actitudes de verdadera acogida», asegura Redondo, que ha viajado por diferentes diócesis presentando la exhortación.
El año ha llegado a su fin sin que el Congreso haya conseguido aprobar la iniciativa legislativa popular para la regularización de medio millón de migrantes. Han pasado ocho meses desde que el hemiciclo votó a favor de la toma en consideración de la ILP, pero las diferencias ideológicas de los distintos grupos parlamentarios han desbaratado la negociación. Para Redondo sería importante que se aprobara la norma cuanto antes, sobre todo tras «el nuevo reglamento de extranjería impulsado por el Gobierno, que deja a bastantes personas fuera». Una posición contraria a la de la CEE, concluye el director, que habla de «una Iglesia comprometida con la acogida y la defensa de los derechos de los migrantes».