#SexoNoEsGénero - Alfa y Omega

Desde hace varios días se suceden en España debates de gran calado, aunque minoritarios, a causa de la llamada ley trans. Las tesis feministas contrarias a la sustitución del sexo por la identidad de género contrastan frontalmente con quienes, Gobierno incluido, repiten que el sexo se asigna y se elige.

Es innegable que para el feminismo la noción de género, en tanto que categoría de análisis, ha tenido y tiene un peso específico. Se refiere a los roles, identidades y valores que se atribuyen socialmente a varones y mujeres, alude a la organización social de las relaciones entre mujeres y varones, permite identificar situaciones y estructuras basadas en la desigualdad que fomentan la subordinación de la mujer al varón, y se opone al determinismo biológico.

Pero de ahí a identificar el género con el sexo, cosa que sí hace el generismo o genderismo, va mucho más que un trecho.

No le falta razón al movimiento feminista cuando denuncia que el triunfo de las teorías que niegan la diferencia sexual acaban por perjudicar a las mujeres. Por eso llama poderosamente la atención que la barbaridad que es la ley trans no solo no consiga convocar un debate mucho más amplio, más profundo y menos sectario, sino que en ese debate haya tantas ausencias, como, por ejemplo, las de mujeres católicas.

La ley no solo plantea desafíos de naturaleza antropológica o bioética. La ley, además de eso, atenta contra los derechos de las mujeres al negar su identidad, en un mundo en el que, también en España, y por poner solo tres ejemplos, la violencia sexual, la explotación reproductiva animada por la revolución tecnológica y la pobreza se ceban mayoritariamente contra las mujeres.

Quizás haya llegado la hora de devolver el género al lugar del que no debía haber salido nunca, lo que no significa desconocer su significado e ignorar su alcance, sino hablar más de mujeres y de maternidad, poner en su sitio el valor de la diferencia, luchar contra la desigualdad y superar de una vez por todas el determinismo biológico.

Llegar tarde a este debate es no llegar.