Ser catequista y apuntar a los hijos a catequesis: enfoques de la nueva campaña de la CEE
«El discípulo de Cristo se siente instrumento para transmitir la fe a los más pequeños, o a los que están en la etapa compleja de la adolescencia», señalan desde la comisión episcopal
«Y tú, ¿quieres ser catequista?». Con esta pregunta, la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la CEE ha puesto en marcha una campaña con dos objetivos principales: despertar la vocación a ser catequista e invitar a los padres a inscribir a sus hijos en catequesis.
Desde la comisión aseguran que quieren «hacer lío» dentro de la comunidad cristiana para que cada vez más personas miren dentro de su interior y se pregunten si Dios les está llamando para despertar «la preciosa vocación» de ser catequistas. «El discípulo de Cristo se siente instrumento en manos de la Iglesia para transmitir la fe a los más pequeños, o a los que están en la etapa compleja de la adolescencia y la juventud, o quizá con adultos que desean profundizar y ser acompañados en su vida cristiana, bien para recibir el bautismo, bien para revitalizar su fe», señalan.
De igual manera, la campaña de la comisión también quiere motivar a los padres a llevar a catequesis a sus hijos. La presenta como una actividad importante «en el contexto de indiferencia en el que vivimos» y destaca que, «entre la multitud de actividades» en la que hoy en día se apunta a los hijos, la catequesis es «una buena opción que «les va a proporcionar un apoyo importante en sus vidas, les ofrecerá unas claves para llenar su día a día de sentido, saberse amados por Dios, cultivar unas actitudes evangélicas o crecer en amistades que buscan su bien».
Esta campaña se desarrollará principalmente a través de las redes sociales, en las que se compartirán videos con testimonios de catequistas hasta el 13 de octubre, día en el que tendrá lugar el envío en las diferentes diócesis. Este año, la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado se unirá a la celebración que tendrá lugar en la catedral de Toledo y que será presidida por su arzobispo, Francisco Cerro.