Semana Santa en el epicentro de la DANA: «El Señor va a entregarse por nosotros»

La parroquia Nuestra Señora de Montserrat de Picanya, una de las localidades más afectadas por la DANA, celebra estos días la Semana Santa de una forma diferente. Adaptándose a las circunstancias, intenta no perder el verdadero significado de la semana más importante para los cristianos.

El templo permanece cerrado desde aquel trágico 29 de octubre. Durante estos meses la parroquia ha podido continuar con las celebraciones gracias a la cesión por parte del Ayuntamiento de un local cultural. «Estamos muy agradecidos, porque nos han facilitado continuar dando un servicio a nuestra feligresía», señala el párroco, Joaquin Civera, en declaraciones a la Delegación de Medios de Comunicación del Arzobispado de Valencia.

Sin embargo, esto ha obligado a modificar la actividad litúrgica y pastoral. «Se trata de un local con escenario y filas de butacas, que compartimos con más asociaciones de la localidad. Ello nos obliga a montar y desmontar el altar, así como adaptar los horarios de las celebraciones».

La Semana Santa son unos días en los que esta flexibilidad se hace más difícil. Por ello, algunas de las celebraciones serán trasladadas al convento de las religiosas auxiliares de Jesucristo Sacerdote, en la misma localidad. Es el mismo templo donde se ha recuperado la exposición del Santísimo. El Jueves Santo, tras los oficios en el local cultural, la reserva en el monumento se realizará en el convento. Este también acogerá la Vigilia Pascual.

Restauración del templo

En estas circunstancias, «es importante recordar que el Señor está al lado de los que sufren y tenemos que sentir su presencia más que nunca», resalta Civera. «En las dificultades es donde más hay que acogerse al Señor y darle gracias porque podemos estar celebrando todas las Eucaristías en un sitio muy digno. Somos conscientes de que va a ser una Semana Santa distinta, pero el Señor va a estar ahí».

«El Jueves Santo va a prepararnos la mesa para nosotros. El Viernes Santo morirá por nosotros y en la Pascua resucitará dándonos vida. Eso no nos lo puede quitar ninguna circunstancia», prosigue el párroco. «El Señor va a entregarse por nosotros, estemos donde estemos».

Por otro lado, respecto al estado de su iglesia, explica que «poco a poco vamos recuperando el templo, ya se han realizado algunos trabajos de mantenimiento, de reconstrucción de muros y pintura y estamos pendiente de la instalación de puertas», así como del inicio del proceso de desinfección por la afección de hongos. «Confiamos poder celebrar las Primeras Comuniones ya en la parroquia».