Secuestro, excomunión y un amor prohibido: el culebrón de la hija de Velázquez aparece en el Archivo Histórico Diocesano de Madrid
Hallan el expediente matrimonial inédito entre la hija del pintor y su discípulo más aventajado, con pleito eclesiástico incluido
Dos investigadores han difundido el expediente matrimonial entre Juan Bautista Martínez del Mazo y Francisca Velázquez, discípulo e hija del pintor Diego Velázquez. El documento, de 60 páginas, se conserva en el Archivo Histórico Diocesano de Madrid y contiene una historia digna de los mejores culebrones, porque lo tiene todo, desde amores prohibidos hasta una excomunión.
La historia, que ha sido dada a conocer en la revista Archivo Español de Arte gracias a los investigadores Patricia Manzano y Mario Zamora, cuenta el pleito que discurrió en Madrid y Sevilla entre el pintor Martínez del Mazo, discípulo de Velázquez, y la familia de su maestro. La disputa comenzó cuando Velázquez y su mujer se enteraron de que Juan Bautista y Francisca habían pasado un par de noches juntos y se habían comprometido en secreto. Ambos intentaron impedir que se produjera la boda y por ello enviaron a Francisca —entonces de apenas 14 años de edad— de Madrid a Sevilla, para que su abuelo Francisco Pacheco la protegiese.
Martínez del Mazo había ingresado en 1631 como oficial al servicio de Velázquez, para entonces pintor de cámara de Felipe IV. Menos de dos años más tarde habría iniciado un romance con Francisca, hija del pintor, motivando la maniobra de Velázquez de esconder a su hija en su ciudad natal, más concretamente en casa de su suegro.
Denuncia ante la Iglesia
Esto desató la denuncia de Martínez del Mazo ante las autoridades eclesiásticas en la persona de Lorenzo de Iturrizarra, vicario general de Alcalá de Henares, que mandó iniciar un interrogatorio a los principales protagonistas de esta historia en abril de 1633. Por el expediente aparece todo tipo de testigos, desde un barbero de la plaza de Antón Martín hasta un albañil al servicio de Martínez del Mazo. Este último afirmó que «Mazo ha tenido a Francisca dos noches en su poder y le ha hecho perder su virginidad». Por lo visto el joven se comprometió con Francisca a tomarla por esposa, e incluso llegó a hacerlo por escrito por escrito en un documento firmado por ambos en marzo de 1633.

A la vista de todo ello, Lorenzo de Iturrizarra firmó un requerimiento para quien estuviera reteniendo a Francisca la liberara y así poder tomarle declaración. Con este papel en la mano, Mazo se fue a Sevilla: se personó en la misma catedral y le pidió al vicario general que mandase a los alguaciles a buscar a su prometida por toda la ciudad.
Fueron por las casas de varios familiares hasta llegar a la de Francisco Pacheco, suegro de Velázquez, que fue urgido a liberar en un plazo de doce horas a Francisca, bajo amenaza de excomunión y multa de 200 ducados. Como la chica no apareció, los alguaciles embargaron varios cuadros y muebles por el valor de la multa. Al no dar la chica señales de vida, al día siguiente el vicario general excomulgó a Pacheco y ordenó a su párroco escribir su nombre en la tablilla de los excomulgados. La coacción surgió su efecto y nueve días después Francisca se presentó ante el vicario general.
Un giro inesperado
En un giro inesperado de la historia, Francisca declaró que conocía a Martínez del Mazo desde hacía tres años pero que nunca habían hablado, y que por supuesto no estaba comprometida con él. El careo era inevitable, y ambos jóvenes se presentaron ante el juez para verse las caras por primera vez desde que Francisca salió de Madrid. Sin embargo, nada claro salió de allí y la joven fue enviada de nuevo a Madrid a casa de sus padres.
En agosto, el vicario general de Alcalá de Henares retoma de nuevo el caso y Francisca vuelve a sorprender con su declaración. Al serle mostrado el documento de compromiso reconoce su firma y dice que desea casarse con su prometido. Afirma que sus padres intentaron disuadirla y que por eso la mandaron a Sevilla, y pide al juez que la proteja para poder contraer matrimonio con libertad.

Visto para sentencia: Iturriaga resuelve que la pareja debe casarse de inmediato y da un plazo de seis días para hacerlo. Y así fue: el 21 de agosto de 1633 Juan Bautista y Francisca se casaron en la parroquia de Santiago, y luego se fueron a vivir al domicilio de Velázquez en la calle Concepción Jerónima.
Se especula que Francisca podía estar encinta cuando se casó, pero si fue así el embarazo no llegó a término. Lo que sí se sabe es que durante los siguientes 20 años Francisca daría a luz diez veces, pero solo cinco de sus hijos llegaron a la edad adulta. Murió en 1653 y su marido se casó dos veces más. Los hijos de Martínez del Mazo, incluidos los cinco que tuvo con Francisca, fueron representados en su obra La familia del pintor. Al fondo se ve a Martínez del Mazo, de espaldas, retocando un cuadro que su maestro dejó inacabado a su muerte.