Se podrá obtener la indulgencia plenaria por los difuntos todo noviembre

Al igual que el año pasado, la indulgencia plenaria a favor de un difunto se podrá conseguir durante todo el mes de noviembre. La Penitenciaría Apostólica, mediante un decreto hecho público este jueves, «confirma y extiende» todos los beneficios espirituales que pueden obtenerse al visitar un cementerio y rezar por los fieles difuntos.

La decisión se ha tomado «habiendo escuchado las diversas súplicas recibidas recientemente» de varios pastores y con motivo de la pandemia de COVID-19. Al igual que en 2020, se pretende así evitar las aglomeraciones en los cementerios en los días cercanos a la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos.

Normalmente, la indulgencia plenaria a favor de un fallecido se puede lucrar el 2 de noviembre visitando cualquier templo y rezando allí el credo y el padrenuestro, o del 1 al 8 de noviembre en un cementerio. La ampliación del período para obtener la indulgencia a todo noviembre es aplicable en ambos casos.

«Renovada generosidad»

Según el decreto del año pasado, al que remite la Penitenciaría Apostólica, sí es necesario cumplir las condiciones habituales para una indulgencia plenaria: desapego total del pecado, confesión sacramental y comunión en la semana anterior o posterior y rezar por las intenciones del Papa. Los ancianos, enfermos y personas que no puedan salir de casa por causas graves pueden lucrar la indulgencia rezando por los difuntos, uniéndose espiritualmente al resto de fieles y con la intención de cumplir lo antes posible el resto de condiciones.

La Penitenciaría Apostólica espera que «de la renovada generosidad de la Iglesia, los fieles sacarán ciertamente intenciones piadosas y vigor espiritual para orientar su vida según la ley del Evangelio, en comunión filial» con el Papa.

En declaraciones a Vatican News el 23 de octubre, el cardenal Mauro Piacenza, penitenciario mayor, subrayó cómo la oración por los difuntos es una forma de devoción muy sentida por los fieles en todo el mundo. Y recordó que «en estos días estamos llamados a reavivar nuestra certeza en la gloria y la bienaventuranza eternas», con ocasión de la solemnidad de Todos los Santos. Recomendaba asimismo pedir «humildemente y con confianza perdón por los que nos han dejado, por las pequeñas o grandes faltas» de quienes «sin embargo ya están salvados en el amor de Dios».