Se abre en Tánger la causa de canonización del padre Lerchundi - Alfa y Omega

Se abre en Tánger la causa de canonización del padre Lerchundi

El franciscano impulsó numerosas obras culturales y sociales en el norte de Marruecos durante el siglo XIX

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Un momento de la apertura de la causa
Un momento de la apertura de la causa. Foto: Diócesis de Tánger.

«Considero oportuno, para la mayor gloria de Dios, que resplandece en sus santos, acoger la solicitud formal de comenzar la investigación diocesana sobre la vida, las virtudes y fama de santidad del padre José María Lerchundi». Ha pasado un mes desde que el obispo de Tánger, Emilio Rocha, firmara un decreto con estas palabras animando a los fieles de su diócesis a aportar información sobre este religioso franciscano. Ahora la noticia es la apertura de su causa de canonización en la diócesis marroquí.

La iniciativa cuenta con el plácet de la Conferencia Episcopal del Norte de África y el nihil obstat del Dicasterio para las Causas de los Santos, y se concretó la semana pasada en una celebración en la catedral de la Inmaculada Concepción y del Espíritu Santo, de Tánger. Allí se congregaron numerosos fieles y ciudadanos marroquíes de diversas procedencias, así como estudiantes de las diferentes sedes del Centro Lerchundi en el país, mostrando así «el interés y la estima hacia la figura del padre Lerchundi por parte tanto de cristianos como de musulmanes», afirma la diócesis en un comunicado.

El padre franciscano José María Lerchundi

El padre franciscano José María Lerchundi. Foto: Diócesis de San Sebastián.

José María Lerchundi nació en Orio (Gipúzcoa), el 24 de febrero de 1836. El 14 de julio de 1856 vistió por primera vez el hábito franciscano y en 1859 fue ordenado de sacerdote en la catedral de Cuenca. Por cuestiones de salud, sus superiores lo enviaron al norte de África, nombrándolo misionero apostólico para Marruecos, donde permaneció prácticamente de manera ininterrumpida hasta su muerte en 1896.

En el país africano se esmeró en el conocimiento de la lengua y cultura autóctonas, y desarrolló una labor ingente. Construyó iglesias y casas de misión y creó escuelas de formación profesional un complejo urbanístico para personas sin hogar en Tánger. Abrió en Tetuán una escuela de árabe para españoles y marroquíes y, en Tánger, la primera imprenta hispano-árabe de Marruecos además de publicar estudios y libros sobre la lengua árabe. Apoyó diversas iniciativas de modernización en el terreno de la electricidad, relojes públicos, cámaras de comercio, sociedades marítimas y factorías comerciales. Junto a todo ello, fundó un hospital en Tánger. Incluso hizo las veces de intérprete oficial en las embajadas intercambiadas entre los reyes de España y el sultán Hasán I de Marruecos.

Como afirma Manuel Cánovas, vicario general de Tánger, se trata de «un hombre con fama de santidad, sacerdote franciscano vasco, que sigue estando muy presente en la diócesis y fuera de ella. De hecho, muchos de nuestros centros culturales y actividades llevan su nombre». Además de un «hombre de encuentro con el islam y con Marruecos, su carácter cercano y caritativo le hizo tener el afecto de numerosas personas, desde el sultán Moulay Hassán I hasta mucha gente pobre y humilde lo quería como un hermano o un padre», añade.

Junto a ello, Lerchundi, fue «un hombre de Iglesia y renovador de la misión en Marruecos», por lo que a 130 años de su muerte «nos anima con su palabra y con el testimonio de su vida a recorrer nuestro propio camino evangélico», concluye Cánovas.