14 de marzo: santa Matilde, la reina que se despojó de sus joyas
Fue educada entre monjas, en el convento conoció el amor, dedicó parte de su vida a fundar monasterios y murió en uno de ellos. Se trata de Matilde, que no fue religiosa sino reina y madre de cinco hijos
La austeridad cuaresmal que llevó a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos a cambiar la fiesta litúrgica de varios santos, sobre todo los que cuentan con una gran devoción popular o que han sido fundadores de alguna congregación dispuesta a organizar festejos en su honor —como santa Luisa de Marillac o san Luis Orione—, casa con la vida de santa Matilde, quien a pesar de ser reina consorte de Alemania, destacó por su humildad. «Cuando murió su marido, por ejemplo, se despojó de sus joyas, de sus vestidos de reina, y adoptó un modo de vestir muy parecido al de las religiosas de la época», explica Antonio Fernández Velasco, párroco en la iglesia de Santa Matilde, de Madrid. Por todo ello, su fiesta se ha mantenido el 14 de marzo.
Antes de la muerte de su marido, Matilde ya había dado muestra de no estar interesada en las vanidades de la corte, y sus quehaceres como reina consorte estaban centrados en la caridad y en la piedad. «De hecho, fundó muchos conventos con el dinero del que disponía como miembro de la realeza» e «incluso se preocupaba de que en el monasterio se observara adecuadamente la regla correspondiente», añade Fernández. En concreto, Matilde fundó los monasterios de San Servancio y San Wicperto, en Quedlinburgo, y los de Poehlde, Enger y Norhausen, en Brunswich.
El interés por la vida religiosa le nació antes de convertirse en reina, e incluso antes de casarse. Había nacido hacia el año 892 —se desconoce la fecha exacta—, fruto del matrimonio entre Teodorico, conde de Dietrich, y Reinhilda, noble danesa. Sin embargo, no fueron ellos quienes se ocuparon de su educación. La encargada fue su abuela, que después de quedar viuda se había decantado por la vida religiosa y era la abadesa del monasterio de Herford.
Entre las monjas discurrió la juventud de Matilde y con ellas aprendió a dedicar su vida a la oración, una práctica que no abandonaría nunca. Al contrario, fue una de sus ocupaciones principales incluso en su etapa de reina. Entre las monjas, paradójicamente, también encontró a su marido. Lo cuenta el sacerdote José Luis Repetto en la obra Nuevo año cristiano: «Un amigo de Enrique de Sajonia entró a rezar en la iglesia del convento de Herford y quedó sorprendido de la belleza de Matilde, ponderándosela así a Enrique, el cual fue de incógnito y comprobó por sí mismo la verdad del relato de su amigo, pasando seguidamente a pedirla por esposa».
De esta forma, fue este un matrimonio concertado, pero también feliz. Se casaron en el año 909, cuando ella todavía no había cumplido las dos décadas de existencia. Enrique —que en el año 911 fue designado duque de Sajonia y en 919 rey de Alemania— y Matilde tuvieron cinco hijos: Otón, que posteriormente fue emperador de Alemania; Enrique, duque de Sajonia; Bruno, que más tarde fue arzobispo de Colonia y que llegó a ser santo canonizado; Gerberga, y Eduvigis, quien se terminaría convirtiendo en la madre de Hugo Capeto, rey de Francia.
Los problemas familiares comenzaron con la muerte de Enrique I. Matilde se despojó de su atuendo de reina y se posicionó del lado de su hijo Enrique para que heredara el cargo de su padre. Sin embargo, fue Otón el que acabó convirtiéndose en emperador. La toma de partido de la madre generó una guerra entre los hermanos, que tan solo lograron ponerse de acuerdo para acabar con el despilfarro de dinero de Matilde en obras de caridad. Incluso llegaron a confinarla en el monasterio de Enger para tratar de evitar que continuara con su labor caritativa. «Ella se tomó con cierto humor que sus hijos fueran contra ella. “Por fin se han unido, aunque sea contra mí. Al menos, tengo el consuelo de que se han reconciliado”», asegura el párroco de Santa Matilde.
¿Pero en qué dedicaba el dinero para levantar las suspicacias de sus propios hijos? Responde de nuevo José Luis Repetto: visitaba «asiduamente a los enfermos pobres» y socorría «a los que por falta de trabajo no tenían para sustentarse; igualmente era asidua a la visita de las cárceles y se preocupaba por la situación legal de cada preso, procurando la libertad de muchos de ellos por la suavización de la justicia, aliviando la situación de los que no podían ser liberados, y exhortándolos a que se dieran cuenta de que los crímenes y delitos son graves errores de los que espiritualmente podían purificarse por la penitencia». Además, todo ello lo conocía, lo apoyaba e incluso lo secundaba su marido, el rey.
Matilde se fue de este mundo de la misma forma que había llegado: entre religiosas. Murió en uno de los conventos que ella misma había fundado en Quedlinburgo, dando testimonio de santidad en medio de los quehaceres diarios. Fue enterrada junto a su marido en el convento en el que transcurrieron sus últimos días.
- 892: Nace en torno a esa fecha en Westfalia
- 909: Se casa con Enrique
- 911: Su marido es designado duque de Sajonia
- 919: Enrique se convierte en rey de Alemania y Matilde en reina consorte
- 929: Funda los conventos de San Servacio y San Wicperto
- 936: Muere Enrique y ella abandona la corte
- 965: Matilde se retira al monasterio de Nordhausen y, luego, al de Quedlinburgo
- 968: Muere en el monasterio el 14 de marzo