San Juan de Letrán, la basílica que sobrevivió a los bárbaros y la mafia, cumplirá 1.700 años
En 2024 la catedral de Roma cumplirá 17 siglos desde su dedicación en el año 324 por el Papa Silvestre. El vicariato de Roma ha organizado todo un año de actividades para atraer a peregrinos y que ganen la indulgencia plenaria
Todos los Papas son investidos como obispos de Roma no en la basílica de San Pedro sino en su auténtica sede episcopal; un templo aún más antiguo, inaugurado hace casi 1.700 años sobre la romana colina del Celio. Se trata de la Catedral Archibasílica Papal del Santísimo Salvador del Mundo y de los Santos Juan Bautista y Juan Evangelista en Letrán, más conocida como San Juan de Letrán, la verdadera catedral de Roma. Fue inaugurada en el año 324 por el Papa Silvestre en presencia del emperador Constantino y, ante la inminente llegada en 2024 de sus 17 siglos de vida, el Vicariato de Roma ha preparado todo un año de festejos desde el 9 de noviembre de 2023, fecha en que se celebra su dedicación, hasta el mismo día de 2024.
Las diferentes actividades durante este año en el que se podrá ganar la indulgencia plenaria visitando San Juan de Letrán seguirán tres hilos conductores: el de la espiritualidad, el del arte y cultura y el de la música. La primera de todas, que ha tenido lugar el 9 de noviembre a las 17:30 horas, ha sido una Misa solemne en la basílica con un coro dirigido por Marco Frisina, conocido sacerdote y músico romano compositor de numerosas obras de música sacra. Según ha revelado a medios vaticanos Angelo de Donatis, el vicario general para la diócesis de Roma, el propósito de estas celebraciones es «vivir este año abriendo las puertas para que más romanos puedan acercarse a este tesoro».
Madre y cabeza de todas las iglesias del mundo
San Juan de Letrán es el primer gran edificio de culto cristiano que Roma levantó fuera de la clandestinidad después de que Constantino promulgara el edicto de Milán en el año 313 y permitiera la libertad de credo en el Imperio Romano. «En ella se respira la historia de 17 siglos de una basílica construida y reconstruida tres veces hasta el edificio actual del siglo XVIII», sostiene De Donatis en un comunicado donde felicita a los fieles por el aniversario que llegará y recuerda los cinco concilios ecuménicos que ha albergado la basílica. «En la sede de la cátedra de Pedro todos los cristianos del mundo fueron testigo de su vínculo con el obispo de Roma», añade el vicario general para la diócesis de Roma.
En los laterales de este templo milenario un grabado reza Omnium Urbis et Orbis Ecclesiarum Mater et Caput. Significa «madre y cabeza de todas las iglesias de la ciudad y del mundo», un término que explica a los medios vaticanos el vicario general para la Ciudad Eterna. «Redescubrir la iglesia de San Juan «madre» significa sentir que la vida se nos regala, porque la vida de la fe es un regalo y de esta venimos», subraya, y añade que el templo es «cabeza» del resto de iglesias «porque Cristo lo quiso y le dijo a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”».
Además, como la basílica está consagrada a los santos Juan Bautista y Juan Evangelista, De Donatis recalca que «aquí sentimos latir, como el discípulo amado, el corazón de Cristo Salvador, consumido de amor por toda la humanidad». «En la escuela de los dos Juanes encontramos la vocación particular de nuestra Iglesia llamada a guiar en la caridad», sentencia.
Superviviente del tiempo
Durante sus casi 1.700 años dedicada al culto, San Juan de Letrán ha sobrevivido a las innumerables crisis que ha atravesado Roma. Entre otras, las invasiones bárbaras de los siglos VIII y IX o los sucesivos incendios en una ciudad siempre convulsa. Todo unido a la vandalización y el pillaje que sufrió la residencia de los Papas anexa a la basílica, abandonada durante el exilio forzoso de Clemente V a Aviñón en 1309 y saqueada en profusión hasta 1377. Cuando Gregorio XI volvió aquel año a la Ciudad Eterna y contempló el estado desastroso en que se encontraba el palacio, optó por fijar su domicilio en el Vaticano, un sitio menos ligado a los pontificados por entonces aunque ya se supiera que allí estaba enterrado san Pedro.
Tampoco los explosivos de la Cosa Nostra derribaron San Juan de Letrán, aunque sí dañaron sus exteriores y su órgano. En la noche del 27 de julio de 1993, un coche bomba de la mafia explotó junto a la catedral de Roma. Los perpetradores tenían dos objetivos: por un lado chantajear al Estado italiano para que suprimiera el régimen carcelario 41 bis, especialmente duro y reservado a los capos de la mafia durante los años de plomo; por otro, amedrentar a Juan Pablo II tras su enérgico (e improvisado, pues Secretaría de Estado no lo guarda en sus registros) discurso contra la mafia siciliana cerca de Agrigento durante un viaje pastoral celebrado tan solo un par de meses antes.
«Las próximas bombas se colocarán en lugares públicos y a pleno día con el único objetivo de acabar con vidas humanas», llegaron a amenazar los mafiosos a través de varios anónimos a las redacciones de los periódicos. Pese a todo, el Papa polaco se mantuvo en su posición y hoy día existe una comisión creada por Francisco para excomulgar a estos grupos de criminalidad organizada por su uso instrumental de la religiosidad popular para captar nuevos adeptos.
1.699 años después de su dedicación por parte del Papa Silvestre, 714 años después de que Clemente V la abandonara y 30 años después de las bombas de la mafia durante el pontificado de Juan Pablo II, San Juan de Letrán sigue en pie para dar testimonio de la cristiandad a quienes se atrevan a adentrarse más allá de sus históricos muros y, durante todo un año, borrar la pena temporal de sus pecados ya perdonados.