San Josemaría Escrivá «veía el sacerdocio como un enamoramiento, no como una salida profesional» - Alfa y Omega

San Josemaría Escrivá «veía el sacerdocio como un enamoramiento, no como una salida profesional»

Este viernes se celebra el centenario de la ordenación sacerdotal del fundador del Opus Dei, que antes de entrar en el seminario estuvo apunto de ser carmelita y cambiar su nombre por el de Amador de Jesús Sacramentado

José Calderero de Aldecoa
Un momento del acto del centenario
Un momento del acto del centenario. Foto: Manolo Garrido

El 28 de marzo de 1925 un jovencísimo Josemaría Escrivá de Balaguer recibió la ordenación sacerdotal en Zaragoza, en la iglesia del Seminario de San Carlos, de manos del obispo Miguel de los Santos Díaz Gómara. 100 años después la Biblioteca Sacerdotal Alacet ha organizado un conjunto de actos conmemorativos, en los que han participado el cardenal Lazzaro You Heung-sik, prefecto del Dicasterio vaticano para el Clero, el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, o el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz.

«Uno de los objetivos es dignificar la figura del sacerdote y poner en valor a tantos presbíteros santos», explica Juan Herráiz, director de la biblioteca, en conversación con Alfa y Omega. En este sentido, subraya la ponencia de Ocáriz sobre la centralidad de la Misa en la vida del sacerdote. «No podemos olvidar que su tarea es distribuir el amor de Dios en la tierra, que se hace presente en la Eucaristía».

Durante la jornada, también intervino el historiador José Luis González Gullón, que ahondó en las vivencias previas a la ordenación. «Volviendo a su historia vemos con san Josemaría es un modelo de presbítero muy atractivo, porque veía el sacerdocio como un enamoramiento, no como una salida profesional», subraya Herráiz, que recuerda la mítica anécdota del fundador del Opus Dei y las huellas en la nieve. «De joven, tras una intensa nevada, vio las huellas en la nieve de un carmelita descalzo, y eso le hizo plantearse la vocación como miembro de esta orden. Tenía elegido hasta el nombre de profesión religiosa: Amador de Jesús Sacramentado». Luego descartó esta idea y terminó entrando en el seminario, pero «la historia refleja bien ese amor del que estamos hablando».

La primera jornada de este centenario, que se celebró en la Casa de la Iglesia de Zaragoza, incluyó el testimonio de tres sacerdotes que trabajan en lugares muy distintos: Esteban Aranaz, sacerdote de la diócesis de Tarazona y misionero en China; el zaragozano Jorge de Salas, de la prelatura del Opus Dei, residente en Suecia y vicario judicial de la diócesis de Estocolmo; y Antonio Cobo, de la diócesis de Almería en la Alpujarra. «Son un reflejo de que el amor de Dios llega a todas partes, de oriente a occidente, y de cómo hay curas en todo el mundo que beben del modelo sacerdotal de san Josemaría», ensalza Juan Herráiz. «Fue ilusionante también escuchar al sacerdote de la Alpujarra, que cuando le preguntaron cuántos grupos tiene para atender, contestó “lo mío es una atención sacerdotal personalizada, lo mismo tengo una comunión al año”. Fue un momento divertido, pero que también se vivió como una bombona de oxígeno para todos aquellos curas con situaciones pastorales difíciles que vieron la importancia de trascender los números y pensar en el papel clave de los sacramentos en la vida de las personas», concluye el director de la Biblioteca Sacerdotal Alacet.

Los actos del centenario concluirán este viernes con una solemne Eucaristía de acción de agracias que se celebrará precisamente en la Iglesia del Real Seminario de San Carlos Borromeo, donde hace 100 años exactos Josemaría Escrivá recibió la ordenación sacerdotal.