San Cayetano, repartiendo flores y trabajo entre los madrileños
San Cayetano, el santo de la Providencia y el patrono del pan y del trabajo, se distinguió por dedicar su vida a la causa de los pobres y huérfanos. En la parroquia de San Millán y San Cayetano se mantiene una tradición popular, según la cual el santo atiende las peticiones de quien le reza el día de su fiesta, coge una flor de su carroza y le acompaña en la procesión
Clemente García, párroco de San Millán y San Cayetano desde hace 35 años, afirma que «un desempleado que coge una flor de la carroza del santo tiene asegurado que el santo llevará en su mano la petición que ha hecho». Aunque, según reconoce el sacerdote, «por la situación que estamos viviendo hay una auténtica avalancha de gente queriendo coger las flores». Por eso la parroquia organiza una cola que puede llegar «hasta ocho calles abajo». Los fieles besan al santo y reciben una flor. «Cada año repartimos hasta 1.600 flores», asegura.
El párroco, madrileño de nacimiento, señala que «formar parte de las tres fiestas más importantes del Madrid más castizo –junto a san Lorenzo y a La Paloma–, supone para mí un detalle muy entrañable por lo que significa a nivel religioso, y por el marco castizo en el que se desarrolla, un ambiente hermoso donde todo el mundo es bienvenido y acogido».
Clemente cuenta cómo el día de la fiesta «te encuentras con mucha gente que un día se tuvo que marchar por diferentes motivos, y que ese día vuelven a recordar su barrio, su gente, sus amigos… Aquí cada uno, a nivel religioso, siempre encuentra lo que viene buscando».
El sacerdote afirma que después de tantos años, conoce a mucha gente, «¡aunque ellos me conocen más a mí! Acuden a la parroquia, me cuentan lo que el santo les ha concedido, y dan gracias, y eso es lo más valioso… Es, sin duda, una de las manifestaciones de la calidad humana más hermosas, la gratitud. Si es de bien nacido ser agradecido, aquí la gratitud es muy grande».
En cuanto a la figura de san Cayetano, el párroco señala que la procesión que allí celebran «no sigue las reglas del estilo tradicional», sino que «la misión es sacar al santo para que bendiga al barrio. La gente le acompaña y se van turnando para tirar de la carroza. San Cayetano es como ese amigo de la familia, protector, a quien se le pide y a quien se acude en los momentos difíciles de la vida: el trabajo y la salud de los hijos y la propia».
San Cayetano y su opción por los pobres
Juan Fernández de la Cueva, el nuevo director del Departamento de Pastoral de la Conferencia Episcopal, señala que «san Cayetano identificó una de las cualidades de Jesús, que es ver la vida desde la opción por los pobres».
Hoy, la fiesta de san Cayetano «nos anima a eso, sobre todo en un mundo donde el trabajo es la fuente de salir de la pobreza. Con trabajo, uno puede ganarse la vida, un sueldo para tener educación para los hijos, una vivienda. Sin trabajo, tiene que vivir de la limosna, y eso es una humillación que no corresponde al plan de Dios, que ha dicho que trabajemos y seamos dueños de la vida».
En estos momentos, asegura Fernández, «se emplea más dinero para ganar dinero en la especulación que en las fábricas, y por eso hay tanta falta de trabajo. Y en eso, en que el dinero se utilice para ganar dinero y no para crear puestos de trabajo, San Cayetano no estará de acuerdo». Sin trabajo, afirma, «uno va bajando escalones de indignidad», y «se ve abocado a pedir, a depender de lo que te den… Dios no quiere eso, como tampoco san Cayetano y como ninguno de los santos. Jesús lo que hacía era ayudar a que los enfermos saliesen adelante y a que las personas que estaban aisladas, volviesen a la sociedad».