Roma y Alemania hablan para evitar el cisma
«El cisma no es una opción. Somos católicos y queremos serlo de otra manera», aseguró el presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania
Los obispos alemanes dejaron para el final de la semana de reuniones de trabajo y encuentros de primer nivel en el Vaticano la cuestión más espinosa: el Camino Sinodal alemán que echó a andar en 2019, antes de la convocatoria mundial del Sínodo sobre la sinodalidad, y en el que laicos, religiosos y obispos de ese país han debatido varias propuestas de cambio en la Iglesia, algunas en directa oposición con la doctrina católica, como repensar la moral sexual sobre la homosexualidad o el sacerdocio femenino.
Este afán de reforma se encendió en 2018 tras la publicación del informe que sacó a la luz 3.677 casos de abusos sexuales a menores perpetrados en los últimos 70 años, una herida abierta que ha provocado una lenta sangría vaciadora de parroquias. Según datos de la Conferencia Episcopal de Alemania, desde 2019, más de 632.000 personas han abandonado la Iglesia católica.
Tras un encuentro de tú a tú con el Papa, sin cámaras ni periodistas y del que no ha trascendido ningún detalle, los 62 obispos alemanes protagonizaron una inédita reunión de cuatro horas, con diálogo franco y sin cortapisas, pero ya sin la presencia del Papa Francisco. Estuvo moderada por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y contó con la participación de los cardenales que ejercen de centinelas de la doctrina: el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Luis Francisco Ladaria, y el prefecto del Dicasterio para los Obispos, Marc Ouellet.
En un comunicado conjunto tras la visita ad limina, el Vaticano aseguró de un lado que había presentado ante el episcopado germano sus «reservas» respecto a la metodología y los contenidos del Camino Sinodal, si bien ambas partes convinieron «continuar la escucha mutua y el diálogo en los próximos meses». Parolin advirtió del riesgo de llevar adelante «reformas de la Iglesia y no en la Iglesia», pero se acordó fomentar una «mayor reflexión y escucha mutua a la luz de los malentendidos que han surgido».
«El cisma no es una opción», aseguró el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Georg Bätzing. Y agregó: «Queremos ser católicos, pero queremos serlo de una manera diferente».
Sin embargo, sigue habiendo un punto no menor que causa fricción entre ambas partes: la decisión de seguir bendiciendo a las parejas homosexuales. «No quitaré la posibilidad a las parejas del mismo sexo que crean y pidan la bendición de Dios», aseguró Georg Bätzing a los periodistas.
En febrero de 2021, el Vaticano prohibió cualquier bendición eclesiástica a las parejas homosexuales, así como cualquier rito comparable al matrimonio entre un hombre y una mujer. «Dios no bendice el pecado», señaló entonces la Congregación para la Doctrina de la Fe en un documento. Por lo que la posición de la Iglesia alemana suena díscola. Pero, en realidad, los primeros en afrontar esta cuestión fueron los obispos belgas de habla flamenca, que pidieron oficialmente al Vaticano contemplar la bendición de parejas del mismo sexo, aunque señalaron que estaría diferenciada del matrimonio sacramental.