El director Pablo Berger saltó a primera fila con el estreno de Blancanieves en 2012. Aquella película en blanco y negro fue elegida para representar a España en los Óscar y obtuvo diez premios Goya. Ahora debuta en el cine de animación, y lo hace a partir de la novela gráfica homónima de Sara Varon (2007), Robot Dreams. La cinta —coproducción hispanofrancesa—, antes de su estreno en salas ya se proyectó en el Festival de Cannes y en el de Toronto, en el de Londres y en el de Tokio, y se ha hecho con un premio en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy y otro —el del público— en el de Sitges. La semana pasada se pudo ver en el Festival de Sevilla.
La película, que carece absolutamente de diálogos, se ambienta en el Nueva York de los años 80, concretamente en Manhattan. Ningún personaje es humano, todos son animales. La propia Sara Varon ha declarado que a ella no se le da bien pintar seres humanos. El protagonista es Dog, un perro solitario que se hace consciente de su soledad cuando una noche ve por la ventana a una pareja de vecinos que disfrutan de su mutua compañía mientras ven un programa de televisión. Para solucionar ese problema decide comprarse un robot de compañía. Su relación es estupenda hasta que un día, estando juntos en la playa, el robot se cortocircuita y pierde por completo su movilidad. Aunque el perro hace todo lo posible por recuperarlo, no lo consigue. A partir de ese momento la vida será muy distinta para ambos.
La película no es la típica historia de animación infantil que los adultos deben sufrir al acompañar a sus hijos. Los niños la pueden ver y la disfrutarán a diversos niveles, según su edad. Pero la película trata de la soledad en una sociedad llena de gente, de los vínculos indelebles de la verdadera amistad y del papel en nuestras vidas de la tecnología. El mensaje más adulto es su propuesta de aceptación de lo que el paso del tiempo y las circunstancias pueden hacer a la amistad. No se puede decir que sea una película escéptica, pero sí agridulce, y cabalga entre la nostalgia y la melancolía. Sin perder en ningún momento la ternura de los personajes y el tono entrañable de toda la historia.
La animación en 2D es maravillosa, dirigida por Benoît Feroumont. Personajes sencillos pero expresivos sobre unos fondos magníficos en los que se retrata lo más glamuroso y lo más sórdido de Nueva York. La paleta de colores es estupenda y muchas situaciones visuales se resuelven con creatividad y gran sentido estético. La prueba del algodón está en haber hecho una película muda de más de hora y media de duración que no solo mantiene la atención todo el rato, sino que llega a emocionar en ocasiones, a divertir en otras y a interesar siempre. Al ser una película sin diálogos, la música original de Alfonso de Vilallonga adquiere especial importancia. En definitiva, esta cinta es una buena noticia para la animación española y para la industria en general.
Pablo Berger
España
2023
Animación
Todos los públicos