Rivales políticos, nunca enemigos - Alfa y Omega

Rivales políticos, nunca enemigos

Candidatos de las principales listas al Ayuntamiento de Madrid protagonizan en el salón de actos de Alfa y Omega un debate de guante blanco a menos de una semana para las elecciones. Desde su condición compartida de creyentes, los seis participantes en el coloquio exploraron vías de colaboración por encima de las siglas

Ricardo Benjumea
De izquierda a derecha, Ignacio Benito (PSOE), Carlos Sánchez Mato Sánchez Mato (IU - Madrid en pie), Belén del Pozo (Ciudadanos), Marta González Isidoro (Vox), Mayson Douas Maadi (Más Madrid), Borja Carabante (PP) y el moderador, el periodista Fran Otero
De izquierda a derecha, Ignacio Benito (PSOE), Carlos Sánchez Mato Sánchez Mato (IU – Madrid en pie), Belén del Pozo (Ciudadanos), Marta González Isidoro (Vox), Mayson Douas Maadi (Más Madrid), Borja Carabante (PP) y el moderador, el periodista Fran Otero. Foto: Archimadrid / José Luis Bonaño.

«Más que lo que nos separa une prevalece lo que nos une». «Hay muchos puntos de encuentro: nos tenemos que quedar con eso». Afirmaciones casi idénticas de dos miembros de las listas municipales en Madrid del PSOE y el PP, Ignacio Benito (el número 9 en la candidatura de Pepu Hernández) y Borja Carabante (número 4 del popular Martínez-Almeida). Después de algún tenso pleno municipal en la última legislatura –recordó el primero–, más de uno se sorprendió al verlos conversar amigablemente, ante lo cual su respuesta ha sido siempre: «Es mi rival, pero no mi enemigo… Nos une buscar el bien de esta ciudad», decía el miembro del Grupo Cristianos Socialistas y catequista en el popular barrio de Santa Eugenia.

El tono fue sustancialmente el mismo que el empleado por Marta González Isidoro, católica que acudió en representación de Vox, a la que se pudo ver debatir cordialmente con la musulmana Mayson Douas Maadi, en el puesto 12 de la lista de Más Madrid. El problema es no saber «ver en el otro a un aliado, a un amigo, a una persona igual», y colgarle «la etiqueta de que es un enemigo, en lugar de un adversario político», decía González Isidoro, después de haber definido a España como «un país abierto y diverso», de lo cual «Madrid es escaparate».

Intervención de Carlos Sánchez-Mato (IU – Madrid en pie). Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

El tono bronco que ha marcado en gran medida la larga campaña electoral que ha vivido estas semanas España daba una tregua y cedía espacio a la voluntad de entendimiento y diálogo durante el debate sobre El hecho religioso en Madrid, organizado el lunes por el Foro Tendiendo Puentes –vinculado a Cristianos Socialistas– y el semanario Alfa y Omega, moderado por el periodista Fran Otero. Un diálogo entre católicos de diversas opciones políticas que se ampliaba para abarcar a creyentes de otras confesiones religiosas, al tiempo que se abría a dialogar con naturalidad y desde el mutuo respeto con los no creyentes.

Colaboración más allá de las siglas

El cabeza de lista de IU-Madrid en Pie, Carlos Sánchez Mato, antiguo edil de Manuela Carmena, subrayaba que «hay planteamientos, desde el punto de vista de los valores», en los que «tendríamos que ser capaces de hacernos fuertes» y defenderlos desde convicciones religiosas y políticas distintas. La defensa común de «la igualdad hombre y mujer» o «la protección del más débil» debe quedar por encima de siglas, añadía. En lo que respecta a «los que somos cristianos, si miramos a los ojos a Jesús de Nazaret, no podemos imaginarnos que se justifique dejar a alguien sin techo». Pero también hay valores similares en las demás confesiones. Sánchez Mato abogaba por «volver la mirada hacia nuestros mayores. Y no me refiero solo a los mayores por edad, sino a los principios fundamentales de nuestras religiones», aclaraba.

Le tomaba la palabra Belén del Pozo, la número 12 de la lista de Begoña Villacís (Ciudadanos), quien, para movilizar los grandes valores que pueden aportar las religiones a la cohesión social, abogaba por organizar iniciativas para que «nos conozcamos mejor, de modo que podamos interactuar, empatizar unos con otros».

Borja Carabante (PP) en un momento de su intervención, entre Mayson Douas Maadi (Más Madrid) y el moderador. Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

En línea no muy alejada, Mayson Douas Maadi pedía que «las administraciones públicas tengan las puertas abiertas y mantengan diálogo con todas las entidades religiosas», desde el reconocimiento de su importante labor a favor de «la cohesión».

Por ahí fue también la propuesta del socialista Ignacio Benito, quien alabó la labor que desempeñan las confesiones religiosas en la integración social de los colectivos más desfavorecidos. Como ejemplo, aludió al trabajo realizado por la Iglesia con la población chabolista de la Cañada Real y el Gallinero. Y al acompañamiento de «los sacerdotes de las las parroquias» a «cientos de ancianos que viven situaciones de soledad no deseada». La colaboración a este nivel entre ayuntamientos y confesiones religiosas, aseguró, puede generar un «magnífico instrumento para generar políticas inclusivas» que permitan integrar a «la población más débil».

Disputas sobre la laicidad

El tono respetuoso del debate no impidió algunas discrepancias de calado. Sánchez Mato lamentó que, en los últimos cuatro años [Madrid en Pie es una escisión de última hora de la antigua Ahora Madrid], el consistorio de la capital, el principal estandarte junto con Barcelona de lo que en 2015 se llamó «Ayuntamientos del cambio», no haya avanzado «hacia un Estado laico de verdad». Y desde su condición de «cristiano de parroquia», pidió acabar con los «privilegios a la religión que yo profeso». Como ejemplo, criticó la participación de representantes políticos en acontecimientos religiosos, ya que esto «confunde».

Marta González Isidoro (Vox) responde a una de las preguntas del público asistente. Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

Borja Carabante expresó una visión diametralmente opuesta. «Soy católico las 24 horas del día, en mi casa o cuando doy mi opinión en un pleno», y «me niego a tener que relegar mi religión al ámbito privado». Con respecto a la cuestión de los «privilegios», el candidato popular subrayó que se trata simplemente de cumplir con la legalidad constitucional, que establece cooperación entre el Estado y la Iglesia y las demás confesiones religiosas presentes en España. Y puso el foco en servicios como «los centros educativos, centros de mayores, hospitales, comedores sociales…» que, «si la Iglesia no los prestara, el Estado no tendría capacidad económica para hacerlo».

A la inversa, todos los candidatos subrayaron la necesidad de combatir los delitos de odio por razón de las creencias religiosas o cualquier otro motivo. La integrante de Vox, sin embargo, fue un paso más allá, y como una de las causas, apuntó a la falta de contundencia por parte de «una serie de partidos políticos» a la hora de «condenar de manera más seria» las agresiones verbales y otro tipo de comportamientos violentos dirigidos «sobre todo» contra los católicos, aunque también contra «las religiones minoritarias».

La buena fe «casi el 100 % de los políticos»

Otro momento de tensión, ya en el turno de preguntas, se produjo cuando una asistente reprochó a los políticos: «Me encanta que os llevéis fenomenal, pero lo que no me gusta es que pase una legislatura y otra, y las cosas en los barrios sigan igual», con graves situaciones de pobreza y desahucios.

Los participantes con el moderador, el periodista Fran Otero. Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

Benito recordó que, siendo Carlos Sánchez Mato concejal de Hacienda, el grupo de Carmena tumbó una propuesta socialista de lucha contra la pobreza energética, con el fin de utilizar esos fondos para amortizar deuda. Pese a todo, dijo, «no se me hubiera ocurrido dudar de la sensibilidad de Carlos en ese sentido», añadió.

En la última legislatura, lamentó la representante de Ciudadanos, se produjeron 13.000 desahucios. Pero «estamos seguros –añadió acto seguido– de que si Ahora Madrid no lo ha impedido no ha sido por falta de voluntad, probablemente haya sido por incapacidad». «Me gustaría decirle a Gloria –prosiguió, dirigiéndose a la mujer del público que había formulado el reproche– que casi el 100 % de las personas que entramos en política no lo hacemos con otro fin que mejorar las cosas».