Rigoberta Menchú: «La OIT nos ha fallado con su lamentable actuación»
La Nobel de la Paz Rigoberta Menchú y el expresidente polaco Lech Walesa –también Premio Nobel– avalan el informe impulsado por el Papa sobre la esclavitud laboral en la construcción del mundial de Catar y recuerdan, durante su presentación en Madrid, que «la causa noble de un deporte es para la vida, no contra la vida»
«Nos indignamos, porque creemos en el deporte y en sus consignas humanas. Que hoy sea vinculado a violaciones de derechos humanos inconcebibles como lo que está ocurriendo en Catar nos apremia a tomar conciencia y pasar a la acción, pero una acción transformadora». La primera, «la interpelación a la FIFA para que se posicione, y con ella los empresarios» que son responsables de las construcciones deportivas en el emirato. Así de tajante se mostró la Nobel de la Paz de 1992, la guatemalteca Rigoberta Menchú, durante la presentación la pasada semana en Madrid del informe Detrás de la pasión, sobre la trama de explotación laboral y corrupción del Mundial de fútbol de Catar en 2022, que ha elaborado la Fundación para la Democracia Internacional.
Avalado por el Papa Francisco, este informe muestra a la opinión pública los atentados contra los derechos humanos que están teniendo lugar con los trabajadores inmigrantes –especialmente nepalíes, bangladesíes e indios– desde 2010, cuando comenzaron los trabajos de construcción de las instalaciones deportivas para el gran evento. «La causa noble de un deporte es para la vida, no contra la vida», recalcó Menchú, que reconoció su descontento con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y «su lamentable actuación. Esta vez nos ha fallado y lo decimos con la frente alta, porque ellos tienen la obligación de no sujetarse a las presiones políticas». La organización cerró el pasado año una investigación abierta en 2014 sobre la situación laboral en el país árabe, felicitando al Gobierno catarí y reconociendo que la nación se ha esforzado para implementar las mejoras solicitadas, mejoras que, denuncia el informe, «no cambiaron en esencia la situación de esclavitud de los trabajadores migrantes».
Menchú estuvo acompañada por el Nobel de la Paz de 1983, el polaco Lech Walesa, quien recalcó la importancia de seguir luchando «por la mejora de los derechos de los trabajadores». Hace falta «animar a que los sindicatos compartan su lucha», afirmó, y se comprometió a «hablar con los catarís que conozco y con los sindicatos para que apoyen esta iniciativa».
Mientras, José María del Corral, presidente de Scholas Occurrentes –la institución educativa impulsada por el Papa– continúa esperando respuesta del presidente de la FIFA a la misiva enviada para pedir explicaciones por lo ocurrido en Catar. «Tenemos un acuerdo firmado con ellos de promoción del fútbol con valores a nivel mundial», recalca. De hecho, «el Mundial de Brasil fue muy educativo: hicimos encuentros entre chicos de distintos colegios promoviendo la cultura y la paz en el país». Por eso «estamos especialmente preocupados por la situación en el emirato y queremos esclarecer estas graves denuncias. Les hemos propuesto un encuentro personal y nos hemos puesto a su disposición para avanzar en lo que haga falta», porque «es importante mantener el mensaje del Papa de que “la pelota no se mancha”».
«El Papa es una bendición»
La Nobel guatemalteca afirmó sentirse «profundamente alegre por la posición y el pronunciamiento del Papa Francisco» sobre la situación en Catar y en su defensa de los derechos humanos, que calificó como «una bendición». Para Menchú, mujer que vivió en torno a la figura del obispo guatemalteco monseñor Gerardi –asesinado en 1998 el garaje de la casa parroquial tras publicar un informe sobre los asesinatos durante la guerra civil–, es fundamental «la llamada del Santo Padre a la conciencia de la juventud, para que se involucre en apoyar, en ser más humanos». Es un líder de la Iglesia «que tiene una gran misión y necesita un gran acompañamiento». Por eso, la defensora de los migrantes interpeló en su discurso «a los jóvenes, a las instituciones, a la gente de fe, para que acoja el mensaje de Francisco y lo convierta en propio».
Mensaje que ella pone en práctica desde la fundación que lleva su nombre, volcada en la defensa de los indígenas y los migrantes centroamericanos, «amenazados durante su tránsito hacia Estados Unidos y expulsados cuando ya han formado allí una vida. El odio contra ellos es una de nuestras grandes preocupaciones, y hoy más que nunca se debe denunciar, aunque muchos no quieren hacerlo porque tienen miedo de que les quiten el visado o ejerzan sobre ellos chantajes o amenazas». Las fronteras estadounidenses no son las únicas cerradas para los migrantes en tránsito hacia el sueño americano: «Muchos países del mundo abren las puertas a la solidaridad, pero no es la actitud que vemos en las autoridades guatemaltecas, especialmente en las fronteras con El Salvador. Muchos religiosos, obispos, parroquias, han hecho campañas de apoyo a los migrantes salvadoreños –Guatemala está en la ruta hacia México–, pero no les han dejado entrar en nuestro país, porque el presidente Morales no es católico y no quiere que entre la ayuda de los católicos de El Salvador».
El proyecto europeo para Walesa
Las fronteras polacas no son mejor ejemplo. Con una postura cercana a Hungría y claramente beligerante contra los migrantes, a inicios de año, el primer ministro Morawiecki declaró que mantendrá firme su postura de no recibir refugiados de Oriente Próximo y el norte de África, decisión apoyada por el 70 % de la población según los últimos sondeos. Para el Nobel polaco, esta nueva situación tiene dos salidas: «O remodelar el proyecto europeo, que nació bajo circunstancias políticas completamente distintas, o dejar que países como Polonia y Hungría interrumpan la unión que existe». Pero con esta medida, aseguró, «cinco minutos después de la derrota de la unión antigua, países como Alemania, Francia e Italia van a establecer un nuevo proyecto, asumiendo que cada país pueda integrarse en esa nueva UE con la condición de que estén conformes con una serie de derechos y obligaciones». Walesa reconoció preguntarse «qué escenario costaría menos. Pero cuando veo a gente que remodela su casa anciana, me doy cuenta de que es más barato derrumbarla entera y construirla de cero».
Cuenta también con la esperanza en el Papa Francisco, un Pontífice «con la misión de limpiar la Iglesia. Tiene obstáculos, pero esa es la dirección». Recordando a su amigo Wojtyla, señaló que el Espíritu Santo, «que dirige la Iglesia, escoge distintos Papas para cada época». San Juan Pablo II «nos dio el verbo y nosotros lo hicimos carne para eliminar la división del mundo y derrotar al comunismo. Ahora la religión no debe ser utilizada para la lucha».