Ricos que usan a tres gestantes a la vez, y otras historias terribles de subrogación
Llega a España Big fertility, el documental del Centro de Bioética y Cultura que denuncia los abusos de la gestación subrogada. Su protagonista, Kelly Martínez, gestó a gemelos para una pareja española
Kelly Martínez se presenta como «una mujer a la que han usado, mentido y explotado. Me arrepiento de haberme ofrecido como vientre de alquiler». Kelly, estadounidense, es la protagonista de Big fertility, un documental del Centro de Bioética y Cultura (CBC) de Estados Unidos. Este documental se presentó el martes en Madrid, y lo distribuye en nuestro país la fundación +Vida.
Como ya contó Alfa y Omega, la historia de Kelly está muy vinculada a nuestro país. Pero la suya no es la única historia estremecedora de este documental. Su directora, Jennifer Lahl, cuenta también –utilizando informaciones de un trabajador de una agencia del sur de California– cómo «no es extraño que los clientes chinos, que están en la lista VIP porque son muy ricos, vengan y dejen embarazadas a dos o tres mujeres. Y cuando los embarazos se confirmaban, deciden qué bebés quieren quedarse y qué mujeres quieren que aborten».
Se trata, explica, de las consecuencias de una mentalidad que pide «hacer tu bebé de diseño. Y si tienes dinero para pagarlo, hay gente que se alegrará de ayudarte». Como denunció Kelly en un evento en la ONU en marzo de 2017, «todo gira en torno al dinero, no a los niños».
«Te presentan el glamour y lo bien pagado que está»
Hija de un padre maltratador, perdió a su madre a los 16 años, se casó a los 17 y con 20 ya era madre de dos hijos. Casada con un obrero, y siendo ella camarera, les costaba llegar a fin de mes.
Fue entonces cuando se planteó, como segundo trabajo, gestar bebés para otras personas. «Te lo presentan como algo glamuroso, que se encargarán de ti, que podrás comer lo que quieras, cómo quedarte embarazada es maravilloso… y está muy bien pagado».
Jennifer Lahl, directora del documental, destaca precisamente que «la publicidad es muy engañosa porque te lo venden con palabras maravillosas», como la oportunidad de «hacer algo noble, genial, caritativo, compasivo, generoso. Pero se dirige especialmente a personas que necesitan dinero».
Tres historias, tres heridas
Kelly gestó a un niño para una pareja homosexual francesa que la obligó a mentir en documentos oficiales y a una niña para una pareja que acabó divorciándose. Pero el embarazo que le hizo abrir del todo los ojos fue cuando dio a luz gemelos para una pareja española.
La pareja había pagado más por tener un niño y una niña. Cuando en la ecografía se vio que eran dos varones, se distanciaron totalmente de la gestante, que llegó a temer que no se hicieran cargo de los niños. El fracaso biológico hizo que también rehuyeran hacerse cargo de pagar los gastos médicos de Kelly, muy elevados porque estuvo a punto de morir por una preeclampsia.
Ahora, Kelly da testimonio por todo el mundo en contra de la legalización de la gestación subrogada. En 2017 visitó nuestro país dentro de una campaña de la plataforma Stop Surrogacy Now.
La regulación «es un mito»
Gracias a Big fertility, su voz vuelve a escucharse en España, donde persiste el debate. El Gobierno socialista se ha posicionado de forma general en contra, con declaraciones como las de la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, equiparando los vientres de alquiler al tráfico de órganos. Su principal defensor sigue siendo Ciudadanos, que defiende una subrogación teóricamente altruista. Altruista, eso sí, únicamente por parte de la gestante, no de los profesionales (clínicas de fertilidad, abogados, etc.) que harían negocio con ello.
Para Lahl, «es un mito que se puedan regular [los vientres de alquiler] sin que la mujer resulte herida». Se trata de «un atentado contra los derechos humanos» ante el que «la única manera de proteger a mujeres y niños es no permitirlo».