Revelan una carta del Papa sobre Diego de Pantoja, «uno de los misioneros más importantes» - Alfa y Omega

Revelan una carta del Papa sobre Diego de Pantoja, «uno de los misioneros más importantes»

Tras la presentación del documental Diego de Pantoja, SJ: Un puente entre China y Occidente, ahora el contenido de la misiva es público

Rodrigo Moreno Quicios
Presentación del documental en Roma
Presentación del documental en Roma. Foto: Javier Martínez-Brocal.

«El padre Diego de Pantoja es uno de los misioneros más importantes para la cultura china contemporánea», comienza el Papa en la carta que envió el pasado 5 de diciembre a Jesús Folgado, delegado episcopal para la Cultura en la diócesis de Getafe. Había quedado a buen resguardo hasta la proyección en Roma el 28 de mayo del documental Diego de Pantoja, SJ: Un puente entre China y Occidente. Aparte de explorar la figura de este emblemático jesuita, la película muestra por vez primera el texto papal hasta ahora bajo secreto.

En esta misiva recientemente revelada de Francisco a Folgado, quien dirige el filme y también pertenece al Institute for Advanced Jesuit Studies del Boston College, el Santo Padre elogia del jesuita que evangelizó China en el siglo XVII «sus aportaciones al mundo de las ciencias». Entre ellas, «sus estudios astronómicos y matemáticos, las correcciones del calendario y sus investigaciones sobre la medida del tiempo». También las contribuciones del misionero al «campo de la hidráulica» y «la sistematización de la lengua». Según el Pontífice, estas «son algunas de las razones por las que el Gobierno de la República Popular China promulgó el 2018 como Año Diego de Pantoja, en atención al cuarto centenario de su fallecimiento en Macao», que tuvo lugar en 1618.

El Pontífice pone asimismo en valor «algunas de las obras chinas» escritas por Diego de Pantoja. Las califica como «singulares» y recuerda que son «consideradas clásicos de su literatura» en China. Cita como ejemplo El Tratado de las Siete Victorias, escrito por el misionero en 1614 y con título original Qike Daquan, «en el que con una mentalidad propia de la milenaria cultura asiática quiso mostrar las enseñanzas morales cristianas a los intelectuales confucianos».

La música como vehículo de la fe

En su carta a Jesús Folgado, Francisco también definía como «sorprendente» que Diego de Pantoja «enseñara a tocar el clavicordio en la propia Ciudad Prohibida». Una apuesta muy arriesgada que le ayudó a estar cerca del emperador y evangelizar el país. «¡La música a la “manera china” y el lenguaje oral y escrito fueron los vehículos para poder presentar la fe cristiana!», celebra.

El Papa define además al jesuita nacido en Valdemoro en 1571 como «un modelo de inculturación de la fe y evangelización de la cultura». Recuerda de él que, «junto a sus compañeros fue capaz de ir a la esencia del Evangelio», que es válido para toda «raza, lengua, pueblo y nación». Francisco opina también que el español logró centrarse en el contenido del Evangelio y «despojarlo de todos los elementos que se habían identificado con él pero que le eran ajenos, pues pertenecían a la cultura occidental».

La carta del Papa Francisco sobre la labor del misionero jesuita con la firma del Papa Francisco y sello de la Secretaría Particular de Su Santidad
La carta del Papa Francisco sobre la labor del misionero jesuita con la firma del Papa Francisco y sello de la Secretaría Particular de Su Santidad. Fotos cedidas Jesús R. Folgado.

Francisco pone de manifiesto que «el cristianismo predicado por Pantoja no desposeyó a la sociedad china de su propia identidad». Al contrario, «la enriqueció». «El arte es testigo de ello, como demuestra el diálogo entre la iconografía budista y cristiana en las representaciones de la Virgen María, la Madre de Jesús», reivindica.

A la vez, tal y como el Santo Padre subraya en su misiva, «Pantoja se convirtió en embajador de la cultura china en todo Occidente». «Muchos eran los estereotipos que el desconocimiento y la leyenda habían generado en Europa sobre la sociedad china y asiática», recuerda el Papa. Pero Pantoja, al redactar en 1602 la carta titulada Relación de la entrada de algunos padres de la Compañía de Jesús en China, logró cambiar «la concepción que sobre China se tenía en Europa».

«Un mundo no es suficiente»

El Santo Padre valora que «la época de Pantoja» se caracterizó «por los intercambios culturales fruto de la primera globalización». Y retoma una cita célebre en los jesuitas de entonces, «Unus non sufficit orbis», que se puede traducir como «un mundo no es suficiente». Francisco explica que, al ayudar a descubrir China al mundo, Diego de Pantoja consiguió que «a la tradicional Ruta de la Seda, que conectaba los continentes europeo, africano y asiático», se le uniera «ahora la Ruta de la Seda del Pacífico, que unía Asia con el continente americano». Así, apunta que «el Señor se sirvió también de estas vías para transmitir su palabra liberadora». «¡Junto a los diversos productos comerciales iba también el Evangelio!», celebra en una nota colorida.

Finalmente, Francisco considera que «nos hará bien hacernos cargo de Diego de Pantoja, quien junto con sus compañeros tuvo el valor de proponer la fe en versión china». Esa es, a su juicio, «la gran novedad de una vida entregada a Dios en favor del Evangelio y de sus hermanos sin la que no se entenderían el resto de aportaciones a las ciencias y a las letras».