Javier Quero: «Reírse de uno mismo es el mejor remedio contra los pecados capitales»
Aunque muchos han descubierto a Javier Quero (Madrid, 1969) por sus imitaciones de Bertín Osborne o García Ferreras en los programas de José Mota y Buenafuente, este comunicador, guionista, viñetista y humorista lleva varias décadas dedicado al sano arte de hacer reír a los demás. «Si solo tenemos cinco sentidos nos faltan dos: el sentido común y el sentido del humor», asegura.
Acaban de prorrogar No cabe un tonto más en el Pequeño Teatro Gran Vía, ¿qué van a encontrar los espectadores?
Creo que estamos secuestrados por el postureo, lo políticamente correcto y la militancia obligatoria. Mi espectáculo retrata esa conclusión desde el humor mediante imitaciones, monólogos, canciones y otros recursos para caricaturizar los comportamientos ridículos que hemos asumido como normales. No cabe un tonto más en ningún plano de la vida actual: la política, la educación, los medios de comunicación, la empresa, la gastronomía, la cultura… Y eso es lo que he llevado al escenario del Pequeño Gran Vía y que hemos prorrogado hasta el 19 de marzo.
Supongo que saca a pasear a Bertín Osborne, Carlos Herrera, Chicote… ¿A qué personaje le gusta más imitar?
Salen esos personajes y otros 20 más, algunos inéditos en televisión. No puedo quedarme con ninguno en particular, todos me están dando muchas satisfacciones, pero está claro que Bertín es el que más me ha ayudado.
¿Saben reírse de sí mismos los imitados?
Ninguno se me ha quejado hasta ahora. Al contrario, por lo que me han dicho están encantados. Imagino que también cuenta que mis parodias están hechas desde el respeto y la admiración. No considero necesario herir a nadie para parodiarle.
Últimamente tiene más trabajo que nunca: radio, programas con José Mota, Late Motiv, Homo Zapping… ¿Le paran por la calle para pedir alguna imitación?
El público que me para lo hace con mucho cariño y educación. Más que para pedirme una imitación, lo que me expresa la gente es agradecimiento por hacerles reír. ¡Nos hace tanta falta reír!
Con la radio le diría aquello de «a quien madruga, Dios le ayuda»…
[Se ríe] Será porque cuando yo me levanto para ir a Kiss FM, a las seis de la mañana todos los días, Dios ya está trabajando. Madrugar es lo que peor llevo. Me siento engañado. Me dijeron que en esto del espectáculo no se madrugaba, pero yo me estoy hinchando.
¿A quién se ve incapaz de imitar?
Por tesitura de voz me resultan complicados los personajes con un tono agudo, pero no me obsesiono. Creo que la imitación debe estar al servicio del humor y no al revés. No considero necesaria una lista interminable de personajes. Es preferible seleccionar unos pocos y sacarles partido.
¿Y los santos son inimitables?
Desde el punto de vista de la actitud, los santos son inimitables. Por eso son santos. Y la bondad, la virtud en general, es lo más difícil de imitar en la vida. Pero ahora que lo pienso, hay un patrón de los humoristas, san Felipe Neri, y no lo hay de los imitadores… Creo que voy a proponer que lo sea san Igualado.
«Dios nos libre de los santos encapotados», decía santa Teresa de Ávila. Y el Papa Francisco subraya que el humorismo «es la actitud humana que más se acerca a la gracia de Dios». No les va a llevar la contraria, ¿no?
Amén. Reírse de uno mismo, aparte de terapéutico, es el mejor remedio contra algunos pecados capitales como la soberbia, la ira o la envidia. Si solo tenemos cinco sentidos nos faltan dos: el sentido común y el sentido del humor.
En los medios, en los que lleva años trabajando, hay cabida para el humor y el entretenimiento, para la información (y ahora también la desinformación)… ¿Hay hueco para acordarse de Dios?
Poco hueco veo yo en los medios para Dios, salvo que esté patrocinado. Lo que les interesa a los medios son los cuartos, por eso ahí Dios nunca será primero ni un segundo. Para entenderlo mejor, recomiendo la lectura de La turné de Dios, una genialidad de Jardiel que responde a la pregunta de qué ocurriría si Dios regresara a este mundo de hoy.
Cuando se apagan los focos (como reza esta sección), ¿habla usted de cosas serias? ¿Qué le preocupa a Quero ahora?
Oiga, que el humor es una cosa muy seria. Ahora en serio, me preocupa la crispación en una sociedad que no tolera la discrepancia, en la que el eslogan ha asesinado al razonamiento argumentado.
Sé que es usted admirador de los juegos de palabras, ¿alguno para este 2019 que acaba de arrancar?
Les deseo a todos un año sin daño. Y me congratula que en castellano tengamos la letra eñe. De otro modo, sería complicado desearles feliz año nuevo.