Recordar el pasado para construir el futuro

Una universidad privada se anunciaba estos días en las marquesinas de Madrid con el lema «más now y menos yesterday». Aparte del abuso del inglés, cabe plantearse si la universidad puede renegar del pasado. Porque, si no sabemos de dónde venimos, ¿cómo vamos a saber adónde vamos?

Esta preocupación fue una constante en la vida de Fernando García de Cortázar, SJ, colaborador de Alfa y Omega recientemente fallecido. En su extensa obra, reivindica el valor del pasado compartido para construir el futuro. Solo así, advierte, España podrá seguir siendo un gran proyecto común.

Por ello, hoy toca volver la vista a dos sucesos ocurridos hace 25 años y que, de forma preocupante, una parte de la sociedad española desconoce: la liberación del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara el 1 de julio de 1997, tras 532 días de cautiverio, y el asesinato a sangre fría del joven político Miguel Ángel Blanco el 13 de julio de ese año. Más que recordar aquellos crímenes de ETA con rencor, es momento de rememorar cómo la sociedad española se echó las calles, alzó las manos y exclamó: «¡Basta ya!». Es momento de valorar que juntos podemos superar las mayores adversidades.