En el texto de convocatoria del Jubileo de 2025, el Papa invita «a desarrollar una virtud estrechamente relacionada con la esperanza: la paciencia. Estamos acostumbrados a quererlo todo y de inmediato, en un mundo donde la prisa se ha convertido en una constante». Una prisa que dificulta la reflexión.
Ya en 2015, Francisco advirtió que «a la continua aceleración de los cambios de la humanidad y del planeta se une hoy la intensificación de ritmos de vida y de trabajo, en eso que algunos llaman rapidación», (LS 18). Y añadía (n. 61) que, si bien podemos reorientar el rumbo, «parecen advertirse síntomas de un punto de quiebra a causa de la gran velocidad de los cambios y de la degradación, que se manifiestan tanto en catástrofes naturales regionales como en crisis sociales […] dado que los problemas del mundo no pueden analizarse ni explicarse de forma aislada».
Casi nadie imaginaba en 2015 que, en menos de una década, pasaríamos a sufrir eventos climáticos devastadores, dos años de una guerra ofensiva de gran envergadura contra Ucrania —con repetidas amenazas de Putin al resto de Europa—, y siete meses de bombardeo sistemático de viviendas civiles e incluso hospitales en Gaza, denunciado como genocidio ante la Corte Internacional de Justicia.
Muchos analistas señalan que las tres décadas de entorno internacional VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo, por sus iniciales en inglés) han dado paso a un nuevo entorno BANI (frágil, ansioso, no lineal e incomprensible).
En esta compleja etapa resulta decisivo separar lo que hay de antiguo (la siembra de maldad, crispación y fanatismo por políticos viles hasta llevar a sociedades enteras a la violencia) y lo que hay de nuevo, como el contexto de rapidación, desinformación, peso político de las cinco gigantes empresas tecnológicos americanas y una disrupción de nivel superior a las anteriores: la inteligencia artificial.
En el plano del espíritu, los dos recientes mensajes de Francisco sobre inteligencia artificial son una buena ayuda. En el plano de la actitud personal, entender la inteligencia adaptativa resulta cada vez más necesario.