Raíces cristianas - Alfa y Omega

Raíces cristianas

Cristina Tarrero
Foto: Archimadrid / Ignacio Arregui.

Hace unas semanas celebramos a la patrona de España, la Inmaculada Concepción, y los sacerdotes se revistieron de azul en la celebración eucarística siguiendo el privilegio concedido en 1864 a España y sus colonias, pues la devoción inmaculista estaba muy arraigada en nuestro país.

En Madrid, desde el siglo XV se sucedieron diferentes votos inmaculistas anteriores a la proclamación del dogma y nuestra patrona, la Virgen de la Almudena, fue llamada de concepción admirable.

Las primeras congregaciones que se establecieron en la villa hicieron voto de defensa de la Inmaculada Concepción de María. El primer voto conservado en nuestra ciudad procede del siglo XV, cuando el cabildo de clérigos de la iglesia de San Andrés hizo voto perpetuo de guardar la fiesta de la Inmaculada Concepción. Ya en el siglo XVIII, a propuesta unánime de las Cortes Generales, Carlos III la proclamó patrona de España, aunque durante la II República se suprimió la celebración del calendario oficial y, en su lugar, se creó el Día del Ejército, que conmemoraba la victoria de Lepanto, fiesta por otro lado de la Virgen del Rosario.

Nuestra ciudad posee muchos guiños inmaculistas, pero el más curioso es la imagen de María que contemplamos a la entrada de la cripta de la catedral, una vidriera que representa a la virgen de la Almudena con el color iconográfico de la Inmaculada. Ese color azul con el que la identificamos procede, según la tradición, de los Reyes Católicos, que instituyeron la Congregación de la Purísima, en la que los cofrades vestían con una saya y un escapulario blanco, y un manto azul celeste. Será en el siglo XVII cuando el pintor Francisco Pacheco establezca definitivamente la iconografía de la Inmaculada.

La Inmaculada es una fiesta de arraigo en España, pero también lo es de Europa. La bandera que nos une fue aprobada el 8 de diciembre de 1955. Los cuatros padres de Europa fueron Adenauer, Schuman, Gasperi y Monnet, tres de ellos católicos, como también lo es Arsène Heitz, diseñador de la bandera que se inspiró en la descripción de la Virgen en el Apocalipsis. Doce son las estrellas que aparecen en las coronas de la Virgen. Es el cristianismo nuestra raíz común, ese cristianismo que nos recuerda que estamos a punto de celebrar el nacimiento del Salvador.