¿Quién se ocupa ahora de los hijos de los terroristas del Daesh?
Los franciscanos de Alepo y algunos grupos musulmanes han comenzado un proyecto para hacerse cargo de estos niños abandonados
Entre los muchos dramas derivados de la guerra en Siria, hay uno del que apenas se habla. Es el de los miles de hijos de los yihadistas del Daesh que han quedado abandonados tras la muerte o huida de los milicianos, y que ahora vagan sin rumbo, sin nombre, y sufriendo un rechazo total de la sociedad.
Es lo que ocurre en la ciudad siria de Alepo, que apenas empieza a curar las terribles heridas de la guerra. Allí, cientos de niños hijos de los combatientes del autoproclamado Estado Islámico viven sin identidad, sin haber sido inscritos en un registro y sin posibilidad de acudir a la escuela. Son los niños nacidos durante el periodo de la ocupación del Daesh, fruto de uniones forzadas o de matrimonios entre militantes, que ahora han quedado literalmente abandonados, en medio de un rechazo total por parte de la sociedad.
Ninguna organización internacional ha querido afrontar hasta ahora este problema. Han sido precisamente los franciscanos de Alepo, en colaboración con algunos grupos musulmanes, quienes han puesto en marcha un proyecto para responder a este nuevo capítulo del drama.
Como ha explicado el Padre Firas Lufti, superior del Colegio de Tierra Santa, se trata de niños entre uno y seis años, que son invisibles desde el punto de vista legal. No tienen nombre ni apellidos, por eso la primera tarea es reconocer su identidad y registrarlos, un proyecto que ya ha sido presentado a las autoridades. También se busca ayudar a las madres cuando están identificadas, enseñarles un oficio, y ofrecer a los niños la posibilidad de recuperar los cursos escolares que han perdido.
Uno de los problemas principales es el rechazo absoluto que encuentran por parte de una sociedad que los condena por ser hijos de los yihadistas, y los considera, además, extranjeros, ya que en muchos casos los combatientes procedían de otros países.
Pero los franciscanos de Alepo quieren convencer a todos de que estos niños no pueden quedar al margen, abandonados a su suerte. Por eso siguen adelante con su programa de prevención, educación y legalización. Saben que es una gota en el océano, pero de ella depende el futuro de muchos inocentes.
Natxo de Gamón y José Luis Restán / Religión COPE
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