Responsable de Carifood y de Dadles vosotros de comer: «Queríamos llegar a los que tienen problemas para cocinar los alimentos»
Juanjo Gómez-Escalonilla lleva toda su vida dedicado a Cáritas y desde 2017 a Carifood, una empresa de inserción impulsada por Cáritas Diocesana Madrid para «enseñar a trabajar trabajando» a personas en situación de vulnerabilidad o exclusión. El objetivo de Carifood y de Juanjo no es la restauración en sí, ni siquiera buscar un beneficio económico; su meta es ayudar. Más de la mitad de su plantilla son personas en procesos de inserción laboral y por eso, en la crisis del COVID-19, ha creado un proyecto llamado Dadles vosotros de comer, con el que alimenta diariamente a unas 80 familias
¿Qué es Dadles vosotros de comer?
Es la frase que pronuncia Jesús en el Evangelio de Lucas, en un pasaje en el que había muchas personas siguiéndole y pidió a sus discípulos que les alimentasen. Y, a continuación, multiplicó los panes y los peces. Nosotros no podemos llegar a todos los hambrientos de Madrid, pero sí podemos aportar nuestro granito de arena.
¿Cómo nace el proyecto?
A mediados de marzo suspendimos toda la actividad de Carifood por la irrupción de la pandemia. Surgió entonces un movimiento solidario, tanto desde Cáritas como desde el mundo de la restauración, al que nos quisimos sumar y hacer nuestro el lema de Cáritas Diocesana de Madrid, La caridad no cierra. Acabábamos además de mudarnos a unas cocinas más grandes y quisimos ponerlas al servicio de una buena causa, así que planteamos a Cáritas la posibilidad de cocinar menús diarios para personas y familias en situaciones de necesidad.
¿Quiénes son los beneficiarios?
Queríamos llegar a los últimos de los últimos. A aquellos para los que las donaciones de alimentos no son suficientes, porque tienen problemas también para cocinarlos. Hablamos de personas impedidas o muy mayores, gente que vive en habitaciones sin cocina, personas enfermas o familias con personas enfermas a su cargo, familias muy numerosas… A cada uno se le da un menú y medio, con la idea de cubrir una comida fuerte y una cena más ligera.
¿Ve cerca el día en el que ya no haga falta cocinar estos menús?
Siempre hemos querido que el proyecto sea a medio e incluso largo plazo, porque cuando la situación se estabilice, la solidaridad podrá caer, pero habrá familias a las que les cueste recuperarse y van a necesitar que se las siga ayudando. El final nos lo marcarán los equipos de Cáritas en la vicarías, que son los que están a pie de calle y conocen las necesidades.
¿Cómo llegan hasta los domicilios?
Cuando planteamos el proyecto nos dimos cuenta de que, además de preparar los menús, hacía falta llevarlos a los domicilios. Para esto está Asiscar, otra empresa de inserción apoyada por Cáritas Diocesana de Madrid, en este caso dedicada a la mensajería. Sus conductores llevan las comidas acompañados por personas voluntarias, que son las encargadas de hacer un seguimiento a las familias.
¿Cómo es la labor de inserción de Carifood?
Ahora mismo hay un total de siete empleados: cinco son de inserción y dos son estructurales. Estos cinco vienen de una situación de exclusión: de adicción a las drogas, de haber pasado por cárcel o por un periodo de paro muy largo… Aquí se les proporciona un acompañamiento social y laboral. Nuestro objetivo es que salgan cuanto antes al mercado laboral; por eso están unos dos años en la empresa.
Además de este proyecto solidario, ¿qué más se cocina en Carifood?
Estamos preparando los menús de las colonias y campamentos de Cáritas Diocesana Madrid de este verano, unas 500 comidas diarias en julio y agosto. Carifood es un cáterin para pequeñas colectividades: centros, residencias… No buscamos beneficios, y si algún año tenemos superávit, lo reinvertimos en la empresa para contratar a más gente. Por eso, desde aquí ofrezco nuestros servicios a todo aquel que quiera contribuir a esta labor social.