¿Qué son las capillas domiciliarias?
La devoción a la Virgen de Torreciudad también tiene como cauce de expresión una antigua costumbre nacida en el siglo XV y de la que fueron precursores los frailes franciscanos: las capillas domiciliarias u hornacinas. Las primeras llevaban las imágenes de la Virgen del Carmen, de san Antonio de Padua o de san Francisco de Asís. Desde entonces muchas advocaciones marianas han recorrido de esta forma los hogares de los fieles llevando a las casas la cercanía y el amparo de la Madre de Dios.
Aunque no en todos los lugares se hace del mismo modo, la costumbre apenas ha cambiado a lo largo de los siglos: cada capilla suele rotar en un grupo de unos 30 hogares (por eso se llama «domiciliaria») de modo que pueda regresar al cabo de un mes. Cuando más familias quieren tenerla se pone en circulación una segunda capilla y así sucesivamente. El turno va de vecino en vecino siguiendo siempre la misma dirección, y se procura que la capilla pase al menos una noche en la casa, de manera que los miembros de la familia puedan «velar» la imagen de la Virgen.
Suele colocarse la capilla en un lugar preferente, para que quede patente la protección de María sobre el hogar y sea fácil acudir a Ella en oración. En la mayoría de los casos, las capillas llevan escritas varias oraciones que sirven para recibir la imagen, para hacer algún triduo o novena a Nuestra Señora y para despedirla. También es costumbre hacer una limosna en la hucha que lleva incorporada y que se destina a obras de caridad, así como encender delante alguna vela o lamparilla como señal de veneración.
Tenemos testimonios de personas que en su infancia recuerdan al santero de la ermita de Torreciudad recorrer diversas poblaciones de los alrededores (a veces, pueblos relativamente lejanos) con una imagen de la Virgen en una «cajeta», en la que recogía limosnas que servían para su sustento.
La construcción del nuevo santuario revitalizó la devoción a Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad, extendiéndola por muchos lugares de España y de otros países. Con permiso del párroco de Secastilla (municipio al que pertenece Torreciudad), en 1989 se recuperó la costumbre de las capillas domiciliarias, y siguiendo esta antigua tradición, se empezaron a distribuir varias de ellas entre devotos de la zona.
Desde entonces ha crecido bastante su número y difusión, y actualmente están en circulación más de 130 capillas domiciliarias de la Virgen de Torreciudad, la mayoría en diversas ciudades españolas como Zaragoza, Huesca, Madrid, Barcelona, Murcia, Granada, Valencia, A Coruña, Jaén o Lleida, entre otras. Algunas están en el extranjero: Chile, Inglaterra, Estados Unidos, Australia, China, Austria, Uruguay y Brasil.
Las capillas son de 34 cm. de alto y 16 cm. de ancho, y son propiedad del santuario que las cede a una persona responsable de su custodia. Se piden en la Oficina de Información de Torreciudad y se requiere contar con un mínimo de veinte domicilios que se comprometen a acogerla. En la parte posterior hay un sitio previsto para colocar la lista de las familias que visitará la capilla. Una persona se encarga de que se siga el turno y recoge las limosnas una vez al mes. Es habitual que esta persona envíe los nombres y direcciones de las familias que la reciben para que podamos mandarles por correo el Boletín de Noticias de Torreciudad.
A ambos lados de la imagen se abren unas puertas en las que, a la derecha, está escrito el texto de una oración en petición de amparo a la Virgen de Torreciudad, y a la izquierda, el Angelus. En algunas casas, el día que está la capilla rezan todos juntos el Santo Rosario delante de la imagen, le ponen flores, encienden una vela… Son detalles de cariño que le gustan a la Virgen. En todo caso, la experiencia dice que cada sitio tiene sus peculiaridades: sabemos que algunos acompañan la capilla con estampas de la Virgen para que las distribuya la familia, con un DVD de Torreciudad para que puedan verlo en casa y lo pasen a la siguiente, etc.
En definitiva, con esta capilla es más fácil recordar la presencia permanente de la Virgen junto a nosotros y nos resulta más sencillo tratarla y acompañarla. Podemos aprovechar para pedirle gracias, agradecerle favores, ofrecerle nuestros buenos propósitos… Honrarla en nuestro propio hogar abriéndole las puertas de la casa… y del corazón.
Torreciudad