«Que se liberen todos los rehenes», la petición del Papa por Tierra Santa tras la tregua
En su audiencia general, Francisco ha pedido de nuevo un «alto al fuego humanitario» entre Hamás e Israel y la entrada de ayuda humanitaria en Gaza
«Sigo con mucha preocupación y dolor el conflicto en Israel y Palestina, renuevo mi llamada a un inmediato alto al fuego humanitario», ha dicho el Papa al concluir su audiencia general del 13 de diciembre. Una ocasión en la que ha invitado «a todas las partes implicadas a retomar las negociaciones» para «hacer llegar la ayuda humanitaria a la población de Gaza, que está en extrema necesidad». Ha solicitado además «que se liberen en seguida todos los rehenes, quienes han visto una esperanza en la tregua de hace unos días». Y ha concluido proclamando «¡no a las armas, sí a la paz!».
Antes de este llamamiento, Francisco ha concluido su ciclo de catequesis sobre el celo apostólico «en el que nos hemos dejado inspirar por la palabra de Dios para ayudar a cultivar la pasión por el anuncio, algo que atañe a cada cristiano». Durante los últimos meses, el Papa ha traído cada miércoles a su audiencia el ejemplo de un santo y luego ha comentado su exhortación apostólica Evangelii gaudium.
«Los cristianos cerrados siempre acaban mal»
El pasaje del Evangelio elegido para la catequesis del día trataba de cómo Jesús curaba a los sordos y a los mudos, algo que según el Pontífice «es metafórico de la cerrazón a la llamada de Dios». Francisco ha explicado que, aparte de la sordera física, la Biblia habla también de que «quien es sordo a la palabra de Dios se vuelve mudo porque tampoco habla la palabra de Dios».
El Papa ha hecho referencia la palabra aramea que aparece en este pasaje, «effatà», que significa «ábrete». «Esto nos hace pensar en la actitud de un cristiano. Un cristiano tiene que estar abierto a la palabra de Dios y al servicio de los demás. Los cristianos cerrados siempre acaban mal porque no son cristianos, son ideólogos de la cerrazón», ha advertido.
Por último, ha pedido a los peregrinos que se planteen las siguientes preguntas: «¿Amo realmente al Señor hasta el punto de querer anunciarlo?», «¿quiero convertirme en su testigo o me conformo con ser su discípulo?», «¿llevo en el corazón a las personas con las que me encuentro y las llevo a Jesús en mi oración?», «¿deseo hacer cualquier cosa para que la alegría del Evangelio, que ha transformado mi vida, haga la vida más bonita para ellos?». «Pensemos en estas preguntas y sigamos adelante con nuestro testimonio», ha encargado.
Al final de la audiencia general, el Papa Francisco ha repartido pequeños pandoros (un típico bizcocho italiano de Navidad) a los niños que le han saludado. Los bollos corrían a cuenta de la asociación AFI (Amistad de Francia e Italia), quienes han también donado más de 15.000 cruasanes, panetones, pandoros y otros dulces navideños para que sirvan de desayuno a las personas sin hogar de Roma.
Junto a esta donación, la asociación ha entregado al Papa un gran lote de sacos de dormir que, a través del Dicasterio para el Servicio de la Caridad, el Vaticano podrá repartir a las personas que viven en la calle. Preguntado por Vatican News, Paolo Celi, presidente de la asociación, ha declarado que esta campaña forma parte de «la actividad solidaria promovida cada año durante las vacaciones de Navidad por la AFI para las personas más necesitadas, en línea con las enseñanzas del Papa Francisco».