Qué esperar de la segunda parte de Laudato si - Alfa y Omega

Qué esperar de la segunda parte de Laudato si

Fray Eduardo Agosta, carmelita y asesor del Movimiento Laudato Si’, considera que la futura exhortación del Papa podría generar un efecto «paralelo» al de 2015, cuando Laudato si contribuyó a la adquisición de compromisos en la Cumbre de París

Rodrigo Moreno Quicios
Labores de limpieza de restos de hidrocarburos en la playa de El Rinconcillo en Algeciras (Cádiz), el pasado abril. Foto: ABC.

El 4 de octubre, coincidiendo con el arranque del Sínodo y la fiesta de san Francisco de Asís, el Papa publicará una exhortación apostólica para actualizar su encíclica sobre ecología Laudato si «a los problemas del momento». A la espera de que el Vaticano dé más detalles sobre su contenido, algunos de los expertos climáticos de la Iglesia se aventuran a adelantar qué novedades traerá. «El propósito es estar a la altura de los signos de los tiempos, ver lo que está pasando a la luz de la fe y proponer nuevos comportamientos», señala fray Eduardo Agosta, carmelita, doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos y asesor en las iniciativas de incidencia del Movimiento Laudato Si’, un conjunto de organizaciones católicas preocupadas por el medio ambiente.

El religioso argentino explica que, con la elección del 4 de octubre para su publicación, dos meses antes de la COP28, la Santa Sede podría generar con este documento un fenómeno «paralelo» al de 2015, cuando la encíclica Laudato si se mencionó en la Cumbre de París y contribuyó a la adquisición de compromisos más firmes. «Estuve presente en esa cumbre climática y se vio una persuasión positiva de un líder espiritual como el Papa, quien ayudó a adelantar un acuerdo y no postergarlo más», considera Agosta, que desde 2012 ha participado en todas las Conferencias de las Partes organizadas por las Naciones Unidas. A su juicio, aquella COP21 iluminada por la encíclica «fue decisiva, porque hasta ese momento no se había escuchado a la ciencia del clima, que llevaba años advirtiendo y había una gran lentitud de los países en acordar algo vinculante».

Agosta lamenta que, a pesar de los esfuerzos conjuntos, aún «falta una decisión ejecutiva» y plazos claros para la eliminación del uso de los combustibles fósiles. Pero confía en que, si en 2015 Laudato si y la Cumbre de París fueron capaces de «ver al elefante en la habitación», la COP28 y la nueva exhortación apostólica podrán ayudar a, «ocho años después, ver cómo sacamos al elefante».

La publicación de dicha exhortación apostólica coincidirá también con el arranque del Sínodo sobre la sinodalidad y, en opinión de Agosta, «puede que se convierta en un tema de conversación informal entre los obispos reunidos». «Es importante que esta conciencia ecológica de cuidar la casa común sea asumida por todos los niveles de la Iglesia, desde la jerarquía hasta el pueblo de Dios». Una tarea que el carmelita cree aún por completar, porque «no toda la Iglesia conecta todavía la fe con la necesidad de cuidar la creación».

«Algunos dicen que puede que aparezca el concepto de pecado ecológico», revela el religioso argentino, algo que le parece muy justificable teológicamente. Sostiene que, cuando los Evangelios hablan de justicia, normalmente hacen referencia a actos pequeños dirigidos a una persona concreta como una viuda o un pobre. Sin embargo, el alcance global que tiene en el siglo XXI un vertido de petróleo o la contaminación de las aguas provoca que «hoy nos demos cuenta de que el pecado rompe a escala planetaria».

Finalmente Eduardo Agosta insiste en que, aunque la encíclica Laudato si tenga propuestas para los Estados, no es un tratado político y goza de una profunda carga espiritual «a través de propuestas celebrativas y de oración». Y anima a seguir profundizando en la relación de la fe con el medio ambiente, porque «si hay almas que pueden crecer y desarrollarse es porque tenemos un ambiente que las sustenta». «Es imposible concebir al ser humano sin el jardín que se le ha encargado cuidar y cultivar».

Francisco y Czerny piden unidad

Desde 2015 la Iglesia celebra cada 1 de septiembre la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Esta cita marca el inicio del Tiempo de la Creación, un mes dedicado a la conversión ecológica que católicos y ortodoxos celebran en unidad y que concluye con el día de san Francisco de Asís. Con el lema Que la justicia y la paz fluyan, este 2023 Francisco ha recordado en su mensaje que el Grupo Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático pide «una acción urgente por el clima» para «no perder la ocasión de crear un mundo más sostenible y justo». También ha mostrado su confianza en que el Sínodo alimente el compromiso de los católicos con el cuidado del planeta «como los ríos que se alimentan de miles de minúsculos arroyos» y acaban convergiendo «en un río majestuoso».

En esta última jornada, el cardenal Michael Czerny escribió una carta al portal de noticias Infobae adelantando que «podemos esperar más orientaciones del Santo Padre» tras su anuncio de «una segunda parte de Laudato si». En su carta, Czerny pedía «echar la vista atrás ocho años desde que leímos por primera vez Laudato si y preguntarnos qué avances debemos agradecer y cómo podemos ayudar a que ambas partes de la encíclica lleguen más lejos y más profundamente».