¿Qué es un acto de desagravio?
El arzobispado de Valencia ha denunciado el robo de un sagrario con formas consagradas en la capilla del hospital Arnau de Vilanova, de Valencia. Ya se ha anunciado un acto de desagravio el viernes por la tarde en una parroquia vecina; y el lunes por la tarde en la catedral, presidida por el cardenal Cañizares. ¿Qué es exactamente un acto de desagravio al Santísimo?
El padre Justo Lofeudo, promotor de casi 40 capillas de Adoración Perpetua en España, y numerosas en Europa y en Hispanoamérica, señala que «el robo de un sagrario es ya un sacrilegio objetivo, independientemente de lo que hagan después con las formas consagradas. Y un sacrilegio es una ofensa grave a Dios. Es ya más que profanación (hacer profano lo que es sagrado), porque además conlleva una intención más aviesa, una lesión a Dios. Lo más sagrado que tenemos es la Eucaristía, la presencia misma del Señor; por eso, ir contra ella es algo más que una simple profanación».
En este sentido, el padre Lofeudo explica que el acto de desagravio tiene sentido porque «a Dios se le puede hacer daño. Esto es un misterio, porque Dios no es impasible, el Ser inmóvil, el primer motor, etc. Si fuera así, entonces no tendría sentido el acto de reparación. Nosotros sabemos que, si Dios es amor, Dios sufre y se duele por lo que hacemos mal, porque el amor también sufre». De ahí nace la intención de «aliviar al Amado, reparar su sufrimiento, compensar lo que se ha hecho mal, por parte de otros o por nuestra parte».
Máxima ofensa, máxima compensación
¿En qué consiste entonces el acto de desagravio? En general, «para lograr una satisfacción o compensación debida a Dios, se celebra la Eucaristía: ofrecemos la Eucaristía misma para compensar el sacrilegio a la Eucaristía. A la máxima ofensa, corresponde la máxima compensación, y no haya nada mayor que podamos ofrecer a Dios que el mismo sacrificio de Cristo». Por eso, el acto de desagravio consiste esencialmente en «celebrar la Eucaristía con esta intención de reparación, algo que se explicita con una oración especial, como la oración de desagravio compuesta por Pío XI, o las Letanías de desagravio habituales en la celebración de la Adoración Eucarística», explica el padre Lofeudo. ¿Y si alguien no puede asistir a esas celebraciones por cualquier motivo? Entonces «se puede ir a Misa en cualquier momento con esa intención de reparar, o bien acudir a una capilla de adoración, o sencillamente rezar el Rosario con esta misma actitud», concluye el padre Lofeudo.