¿Qué dice la Iglesia sobre Medjugorje?
La Comisión de teólogos y obispos creada por Benedicto XVI para analizar las supuestas apariciones marianas en Medjugorje, ha entregado su informe a la Congregación para la Doctrina de la Fe, aunque no se espera un pronunciamiento inmediato de la Santa Sede
Medjugorje, un pueblo cercano a Mostar, en Bosnia y Herzegovina, de tan sólo 2.500 habitantes, se ha convertido desde hace años en una de las localidades más visitadas de los Balcanes.
El motivo era imposible de imaginar entonces. En junio de 1981, cuando la región se encontraba sometida a la dictadura de la República Socialista de Yugoslavia, seis muchachos comenzaron a asegurar que eran testigos de la aparición de la Virgen María. Desde entonces, millones de personas de todo el mundo han visitado este rincón para rezar y, si era posible, asistir a los momentos en los que estos muchachos, hoy adultos, aseguran ver a la Virgen y recibir sus mensajes. Miles de personas han descubierto o redescubierto la fe, al visitar este pueblo.
Tres de los seis videntes aseguran que siguen recibiendo la aparición cotidiana de la Virgen María, a la misma hora de la tarde, independientemente de donde se encuentren. Se trata de Vicka, que vive en Medjugorje; Marija, que vive en el norte de Italia; e Ivan, quien reside en los Estados Unidos, aunque regresa frecuentemente a Medjugorje. Mirjana dice ver una aparición, el día 2 de cada mes, mientras los otros dos videntes del grupo originario aseguran ser testigos de una aparición al año. En los mensajes de los primeros años a los muchachos, la Virgen, según aseguraron, predijo la terrible guerra que tuvo lugar, con motivo de la división de Yugoslavia.
Prudencia y paciencia
Se trata de uno de los fenómenos religiosos que más interés ha suscitado en el mundo a finales del siglo XX e inicios del XXI. Es, por tanto, lógico, que millones de católicos en el mundo pregunten cuál es el juicio de la Iglesia.
Respondiendo implícitamente a esta pregunta, el pasado 17 de enero, el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, confirmó que la Comisión de teólogos y obispos, presidida por el cardenal Camillo Ruini, antiguo Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, que había creado Benedicto XVI para analizar estas apariciones, concluyó sus labores y ha entregado su informe a la Congregación para la Doctrina de la Fe. Ahora, a la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el arzobispo alemán Gerhard L. Müller, a quien el Papa está a punto de crear cardenal, le corresponde analizar este informe.
Sin embargo, esto no significa necesariamente que la Santa Sede vaya a emitir su juicio en breve. El caso podría exigir nuevas investigaciones. Alfa y Omega ha preguntado a miembros de la Comisión, que sólo tiene carácter consultivo, y todos han respondido con silencio, pues están sometidos al secreto pontificio.
Mientras se espera el juicio de la Iglesia, el neo-cardenal Müller ha pedido prudencia. En una carta enviada a los obispos de Estados Unidos, el 21 de octubre pasado, en nombre de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Nuncio apostólico en aquel país presentó la posición de la Iglesia en estos momentos, ante un ciclo de eventos que se había organizado, con la participación de uno de los videntes. En el texto se explica que «los clérigos y los fieles no pueden participar en encuentros, conferencias o celebraciones públicas en los que la credibilidad de estas apariciones sea considerada como cierta». Considerar como segura la veracidad de las apariciones depende de que los encuentros sean celebrados en iglesias o edificios propiedad de la Iglesia, pues significaría dar un aval oficial al mensaje lanzado en estos encuentros.
Recientemente, los Arzobispados de Madrid y de Toledo han hecho pública una Nota (publicada en Alfa y Omega n. 862, el 2 de enero de 2014) en la que recuerdan la posición de la Iglesia sobre Medjugorje, y piden a los fieles no participar «en reuniones, conferencias o celebraciones públicas en las que se dé por supuesta la credibilidad de dichas apariciones».
Dado que la Iglesia todavía está investigando los hechos, sería contradictorio que representantes de la Iglesia promuevan actos en los que las apariciones sean reconocidas como verdaderas. Como siempre en estos casos tan delicados, la paciencia por parte de todos es tan complicada como necesaria.