Provincial carmelita en el Líbano: «Hizbulá dice que si se busca la verdad, es la guerra»
Las protestas sobre la investigación de la posible negligencia de algunos políticos, que pudo hacer posible la explosión del puerto de Beirut, se saldó el jueves con seis muertos
«¡Qué lástima acostumbrarse al mal!». Tras los enfrentamientos que el jueves dejaron seis muertos y al menos una treintena de heridos en Beirut (Líbano), el provincial de los carmelitas en el país, Raymond Abdo, comparte con Alfa y Omega su preocupación de que lo ocurrido «puede desencadenar de nuevo una guerra».
Los fallecidos recibieron disparos en la cabeza desde los tejados del área de Tayoune, que separa el barrio chiita de Chyah y el cristiano de Ain al Remmaneh. «Es donde empezó la guerra civil» en 1975, apunta el religioso. Salvo una mujer que estaba en su casa, el resto de los muertos se dirigían a una protesta convocada por los movimientos chiitas Hizbulá y Amal pidiendo la destitución de Tarek Bitar, el juez que instruye el caso de la explosión del 4 de agosto de 2020 en el puerto de Beirut.
«Hay personas, Hizbulá y sus amigos», explica Abdo, «que no quieren que tenga éxito la investigación» sobre los hechos, que se saldaron con 200 muertos y 6.500 heridos. Amigos entre los que sitúa al presidente, el cristiano Michel Aoun, que cuenta con el apoyo del movimiento chita.
Políticos investigados
Varios exministros y legisladores de Amal son sospechosos o están imputados por negligencia en el caso. Recientemente, recuerda AsiaNews, Bitar emitió una orden de arresto contra el exministro de Economía, Ali Hassan Khalil, y citó como testigo al entonces primer ministro, Hassan Diab. «No sé hasta qué punto están involucrados», reconoce el provincial carmelita. Pero «todos sabemos que hay personas de dentro del Gobierno, y del partido, que sabían que había peligro y no hicieron nada».
Varios de los implicados habían presentado una serie de demandas contra Bitar, que obligaron a suspender la investigación dos veces en las últimas semanas. Aunque no están formalmente acusados, «no aceptan ni siquiera ser interrogados como parte de la investigación». El lunes, durante la reunión del gabinete del Gobierno, los ministros chiitas y sus aliados amenazaron con dimitir si Bitar no era apartado del caso por haberlo «politizado».
«Quieren obligarle a retirarse, como ocurrió con el anterior, porque no quieren un proceso según la ley», continúa Abdo. Lo atribuye al «espíritu tribal que está dominando nuestro país», y que sitúa «la ley del más fuerte» por encima de las leyes. Pretenden «que el país esté bajo su protección, en el sentido que le da el islam» a esta palabra, y bajo la influencia de Irán. Y «obligar a todos a resignarse».
Un barrio siempre en tensión
El provincial descalzo explica también que, antes de los primeros disparos, los simpatizantes de Hizbulá entraron con armas en la zona cristiana. «Siempre están molestando a esta gente», y ayer «no estaba el Ejército para protegerlos». Ante los desperfectos que estaban causando en muchos edificios, «algunas personas se protegieron o reaccionaron de forma muy violenta», echando mano de los fusiles que parte de la población «todavía tiene en casa».
El tiroteo desencadenó fuertes enfrentamientos entre hombres armados chiitas, que respondieron con disparos y lanzando granadas, y otros de filiación aún desconocida. Amal y Hizbulá han acusado a grupos vinculados a las Fuerzas Libanesas, el segundo bloque cristiano del Parlamento libanés y una antigua milicia que operó durante la guerra civil. Pero estos lo han desmentido.
Guerra o sumisión
Ahora mismo, concluye Abdo, el país de los cedros se enfrenta a un dramático dilema. Hizbulá «dice que si se busca la verdad, es la guerra». La alternativa es renunciar a ello y aceptar estar «bajo su dominio». Estos enfrentamientos tal vez sectarios vienen a sumarse a la grave crisis económica y social que vive el país desde octubre de 2019. El Gobierno, formado hace menos de un mes, «es muy débil», y «tanto los cristianos como los musulmanes están divididos».
Mientras tanto, «los países occidentales saben muy bien lo que está pasando, pero no sé hasta qué punto quieren limitar la influencia exterior de Irán», que es de donde Hizbulá recibe dinero y apoyo. Aunque digan lo contrario, «les falta credibilidad».
«Hay que rezar»
Sin saber aún si «alguien ayudará al Líbano», el carmelita subraya que «hay que rezar, empiecen a rezar para que el Señor nos ayude». Al mismo tiempo, asegura que este viernes «nada podrá impedir que celebremos la fiesta de nuestra madre», santa Teresa de Jesús.
Anhela que «toda esa gente que piensa como antiguamente» crean en Jesucristo, «el único que habla con amor, que se sacrifica por amor y construye relaciones de amistad, como dice el Papa, con amor». Y le duele que «este lenguaje que vivió ella hace 500 años en sus experiencias espirituales no sea fácil de llevar a la política actual, porque el mundo rechaza esta relación de amistad con Dios y los hombres». Pero asegura que «nosotros vamos a seguir. Jesús sigue anunciando su amor por medio de esta pequeñita Iglesia que se queda cerca de la tierra de Jesús para decir al mundo que Él es el único salvador».