El Papa Francisco, en el itinerario pastoral que va dejando como legado para la Iglesia y la humanidad, insiste en poner en práctica una pastoral que acoja, proteja, promueva e integre a las personas migradas en la Iglesia y en la vida ordinaria. Desde esta propuesta que proyecta un horizonte procesual e integral de la persona, vamos haciendo camino juntas. Conscientes de que la llamada es a materializar el poliedro en el que resplandece la persona y la comunidad, el todo y la parte; porque el uno no opaca al otro. Al contrario, así resplandece la belleza del Creador y de la criatura, de la diversidad, protagonistas en este momento histórico del Reino.
Con este horizonte, aquí en nuestro trabajo pastoral se van dando pequeñas semillas de ese Reino que acoge, protege, integra y promueve de manera integral. La presencia y visibilización del pueblo migrado y refugiado en la vida sociocultural en nuestra ciudad es uno de esos pequeños pasos que se vienen dando.
En efecto, una de las realidades que viven estas personas es la invisibilidad. Hasta el 2019, su presencia se contaba solo entre las organizaciones que los acompañamos o porque son el objeto de proyectos o programas asistenciales. A partir de la concienciación y de su esfuerzo por ocupar su lugar, y a través de la incidencia y de insistir en que las personas son más que solo trabajadoras, el Ayuntamiento asumió como política pública el reconocer y visibilizar que Guadalajara tiene un rostro diverso. Gracias a esa apertura se ha realizado la Tercera Feria Intercultural, todo un escaparate para la cultura, la música, la gastronomía y el arte de algunas de las más de 100 nacionalidades que habitamos en la ciudad.
La presencia de la población migrada y refugiada va llegando también a su lugar en la Iglesia, en los consejos parroquiales, en la animación y compromiso laical dentro de la Delegación de Migraciones, enriqueciendo la misión desde un nosotros, aportando su palabra, vivencia, compromiso y mirada en el Sínodo Diocesano y el encuentro de delegados de Migraciones en la Conferencia Episcopal Española, como protagonistas de la historia. En estos momentos de muros, pactos migratorios que se empeñan por la expulsión y las fronteras externas, nuestra apuesta es materializar el poliedro, donde el todo y las partes embellecen, enriquecen, aportan y esperanzan la vida. Porque otra humanidad y otra Iglesia son posibles.