Presentada la reedición del Códice de san Isidro
«Aprender a mirar al prójimo con la mirada que tuvo san Isidro es esencial. El prójimo es imagen de Dios», ha asegurado el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro
La sala capitular de la catedral de Santa María la Real de la Almudena ha acogido este lunes, 7 de noviembre, la presentación de una reedición del célebre Códice de los milagros de san Isidro (siglo XIII), testimonio escrito del culto inmemorial que la ciudad de Madrid ha profesado a su santo patrón. «Aprender a mirar al prójimo con la mirada que tuvo san Isidro es esencial. El prójimo es imagen de Dios», ha asegurado el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro.
En pleno Año Santo de san Isidro, el purpurado ha abundado en que «la fuerza de la fe cristiana» ha entrado en Madrid «de muchas maneras», pero con él «de manera singular». «Aquí nadie se siente extraño. Todos se sienten acogidos. Con qué hondura, a través de san Isidro, de su manera de vivir, de su fe sencilla, acogemos a Jesucristo en nuestra vida y diseñamos esa manera de ser y estar en el mundo», ha afirmado.
Según ha desgranado, existe devoción al santo labrador en todo el mundo y «ayudó y nos sigue ayudando a Madrid a decidirnos por el bien», con «la llamada a la acogida, a cuidar de los demás, a descubrir que no puedo mirar al otro solo por mí interés personal», sino «como imagen de Dios». «Que no perdamos esa mirada que nos da la fe cristiana».
Nueva transcripción y traducción
El medievalista Tomás Puñal, que ha realizado las tareas de transcripción, traducción y estudio codicológico actualizados, ha agradecido la confianza del Instituto de Estudios Madrileños y del Cabildo, así como la «colaboración» del Ayuntamiento de Madrid. Y ha mostrado su deseo de que la obra contribuya a «que la devoción a nuestro santo patrón se incremente».
Para llevarla a cabo partió de la última reedición, datada de 1993 con motivo de la dedicación de la catedral, y trabajó durante «casi dos años». Lo «más laborioso» fue revisar la transcripción del padre Fita y luego hacer la traducción del latín al español porque, desde su punto de vista, la que realizaron en 1993 dos filólogos era «demasiado libre». «Queríamos una traducción fiel, pero que entendiera todo el mundo», ha aseverado.
Puñal ha explicado, asimismo, que «el códice no es una unidad en sí mismo» y ha destacado dos partes muy diferentes. La primera, que es «la más conocida», corresponde «a un autor y a un amanuense distinto» y recoge «los cinco milagros biográficos», además de la parte musical para ensalzar su culto. Algunos expertos, ha reconocido, la han atribuido al franciscano Juan Gil de Zamora, cuya orden es verdad que sale «mejor parada» que el resto del clero.
La segunda parte —ha proseguido el medievalista— es una recopilación de milagros y «podría deberse a la propia Congregación del Santísimo Sacramento a la que pertenecía en vida». «Es una hipótesis bastante razonada, [..] pero, para no pillarme las manos, he dicho que es anónimo», ha detallado, antes de señalar que el famoso Juan Diácono al que se atribuye todo el códice es solo el que «da testimonio» de uno de los milagros.
«Madrid quiere mucho a san Isidro»
A su lado, en representación del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha estado la delegada del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte, Andrea Levy, quien ha remarcado que «Madrid quiere mucho a san Isidro». Y ha valorado que «un aniversario de la envergadura» de los 400 años de la canonización no podía quedar sin una publicación porque «los aniversarios pasan, pero los libros permanecen».
Esta nueva edición crítica y comentada, que ya se puede adquirir en la tienda de recuerdos de la catedral de la Almudena, ha sido promovida por el Instituto de Estudios Madrileños, el Cabildo Metropolitano de Madrid —propietario del códice—, el Ayuntamiento y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
La presidenta del Instituto de Estudios Madrileños, María Teresa Fernández Talaya, ha incidido en que tenían el reto de celebrar de «forma suntuosa y profesional» y ahí surgió la idea de reeditar el códice de la mano de Tomás Puñal, la persona que mejor lo había estudiado.
Fernández Talaya ha aplaudido el apoyo del consistorio y la labor del «personal de primera categoría» de Memoria de Madrid para digitalizar el códice, que se ve con mucha mayor nitidez que la versión anterior que se hizo antes de la apertura del Museo Catedral de la Almudena, allá por 2006, con la ayuda de Jesús Junquera.
En esta línea, también ha tenido palabras de reconocimiento para distintas personas, entre las que están la directora del museo, Cristina Tarrero, y Enrique de Aguinaga, cronista de la Villa que murió a punto de cumplir 100 años con el prólogo terminado y a quien se ha recordado con una silla vacía.