Hay algo de vida más allá de los Premios Goya. Hay incluso premios con alma, en concreto con ALMA, que es el sindicato de guionistas de España, que acaba de celebrar su gala anual para entregar sus premios a los mejores guiones televisivos y de cine. Hoy nos quedamos en los que corresponden a la tele. Han premiado a No me gusta conducir (mejor comedia), La ruta (mejor drama) y Amar es para siempre (mejor serie diaria). Pero han estado particularmente certeros en el galardón a Cachitos de hierro y cromo (mejor guion de programa) y en el otorgado a Saber y ganar (mejor concurso), un elogio a la inmensa minoría que puebla La 2 de TVE.
Del eterno Jordi Hurtado y su inmortal concurso de la siesta ya hemos hablado aquí en alguna ocasión. Poco más se puede añadir que ad multos annos, que decían los clásicos. De Cachitos, en sus diferentes versiones —sobre todo en lo que hace referencia a sus esperados especiales navideños— también hemos dicho cosas y casi todas buenas. Tal vez a usted solo le suenen esos especiales que oxigenan desde años nuestras nocheviejas y que siempre generan polémica por el sesgo ideológico de sus rótulos, pero la idea se mantiene viva semanalmente, desde su estreno en 2013.
La podemos ver en La 2, los martes a las diez de la noche. Dirigido por Arantxa Soroa y presentado por Virginia Díaz, ellas mismas definen el programa como un viaje musical a las entrañas de los archivos de RTVE. Es, en realidad, un ejemplo de cómo se le puede sacar partido a un archivo inconmensurable, como es el de la cadena pública, y de cómo hacer con retales un traje más que decente.
Larga vida a Cachitos y a Saber y ganar, dos clásicos, que nos permiten reconciliarnos este año con las historias de una televisión, muy a menudo, sin alma.