¿Por qué algo que ocurrió hace 1.700 años es la clave para vivir la fraternidad hoy? - Alfa y Omega

¿Por qué algo que ocurrió hace 1.700 años es la clave para vivir la fraternidad hoy?

La Comisión Teológica Internacional ha publicado un documento en el que señala que el Concilio de Nicea y el credo que surgió de él deben estimular el «compromiso cultural y social» de los fieles en este cambio de época

María Martínez López
Icono del Concilio de Nicea en el monasterio Mégalo Metéoron de Grecia
Icono del Concilio de Nicea en el monasterio Mégalo Metéoron de Grecia. Foto: Wikimedia Commons / Jjensen.

En un momento «marcado por la tragedia de la guerra y por innumerables angustias e incertidumbres», la fe en Jesucristo «proclamada en Nicea» representa «lo esencial para los cristianos». También «lo más bello, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario». Con esta afirmación la Comisión Teológica Internacional ha presentado este jueves el documento Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. 1.700 aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025).

Al mismo tiempo, se ha anunciado la celebración de una jornada de estudio sobre el texto, de 70 páginas. Será en la Pontificia Universidad Urbaniana el 20 de mayo, fecha en la que se conmemora el inicio del primer concilio ecuménico de la historia de la Iglesia.

En el comunicado con el que se ha presentado a la prensa, la Oficina de Prensa de la Santa Sede matiza que el documento «no pretende ser un simple texto de teología académica». Se propone como «una valiosa y oportuna síntesis» para acompañar «la profundización de la fe y su testimonio en la vida de la comunidad cristiana».

Contenido del documento
  • «Un símbolo para la salvación: doxología y teología del dogma niceno»: Pone de relieve los recursos soteriológicos, cristológicos, trinitarios y antropológicos del la fe en la divinidad de Cristo con la intención de dar «un nuevo impulso al camino hacia la unidad de los cristianos». Por ello expresa la esperanza de lograr una fecha común para la Pascua.
  • «El símbolo de Nicea en la vida de los creyentes»: Profundiza en la influencia del credo en la liturgia, los sacramentos, la catequesis, la predicación y la oración.
  • «Nicea como acontecimiento teológico y como acontecimiento eclesial»: Testimonia su impacto en el funcionamiento de la Iglesia. «Su profesión de fe y sus decisiones canónicas se promulgan como normativas para toda la Iglesia», por lo que «el anuncio de la buena nueva de Cristo en toda su inmensidad recibe también un instrumento de autoridad sin precedentes».
  • «La salvaguardia de una fe accesible a todo el pueblo de Dios»: Señala el impacto de la doctrina de la infalibilidad in credendo de los bautizados como un «hito» en el camino hacia la libertad de la Iglesia.

No solo de cara a la formación del pueblo de Dios «sino también estimulando y orientando el compromiso cultural y social de los cristianos en este desafiante punto de inflexión epocal». De hecho, se presenta como un instrumento muy pertinente para «una gestión responsable y compartida» del momento histórico actual.

«La fe profesada en Nicea nos abre los ojos a la novedad disruptiva y permanente que se produjo con la venida entre nosotros del Hijo de Dios», afirma el comunicado. Esta «verdad de un Dios que, siendo amor, es Trinidad y que en el Hijo se hace uno de nosotros por amor» es «el principio auténtico de la fraternidad entre las personas y los pueblos». Todo ello «nos impulsa a ensanchar el corazón y la mente».

Otro aspecto relevante de Nicea es que allí, «por primera vez, la unidad y la misión de la Iglesia se expresaron de modo emblemático a nivel universal» y «en la forma sinodal de ese caminar juntos» que es propia de un concilio ecuménico. «De ese modo, se constituye como un punto de referencia e inspiración autorizada en el proceso sinodal en el que hoy está inmersa la Iglesia católica».