Por la casa común - Alfa y Omega

La encíclica Laudato si no es una carta papal que proponga plantar árboles o potenciar el mercado de créditos de carbono, aunque precediera, como mensaje previo de calado, a la Conferencia sobre Cambio Climático de París. Su mensaje es realmente profundo: establece la conservación del medio ambiente como instrumento para el logro de la justicia social y de nuevos modelos de relación humana y de consumo.

Desde los años 70 del pasado siglo, el liderazgo de las políticas medioambientales había estado monopolizado por sectores críticos con la Iglesia católica. Desde muchos ámbitos de la conservación, contrarios a estas posturas de rechazo, vimos la promulgación de la encíclica como un cambio radical de posiciones que abrió el diálogo en esta materia entre la Iglesia y sectores muy alejados de su doctrina social.

Por otra parte, Laudato si también superó las antiguas razones de una parte de la sociedad católica, contraria al cambio de modelos productivos, y que no había entendido que la protección de nuestra casa y de nuestros recursos pasa por el cultivo de las relaciones humanas y familiares, por modelos de vida más austeros, sin huidas en continuos viajes al otro lado del planeta, o por un consumo inútil y desaforado.

Desde la Fundación Global Nature trabajamos en modelos de responsabilidad social corporativa con muchas empresas y en la implementación de códigos de aprovisionamiento sostenible para el sector agroalimentario. Algunos de los líderes empresariales conocen la encíclica e incorporan cambios por un simple compromiso ético y no de cara al mercado o como un lavado de cara. También acompañamos a cientos de agricultores en modelos de cultivos más sostenibles. Este trabajo también se ha visto favorecido gracias al mensaje de la encíclica, que ha ido calando como lluvia fina en los curas rurales, en los que nuestros modelos de conservación han descubierto nuevos aliados.

En definitiva, apreciamos en nuestro trabajo diario un mayor interés de las empresas, un mayor anhelo de nuestros gobernantes y de las personas en el medio ambiente como instrumento para construir la justicia y la paz que permitan la conservación de nuestra casa común.