Por eso se agolpan - Alfa y Omega

Por eso se agolpan

Lunes de la 28ª semana del tiempo ordinario / Lucas 11, 29-32

Carlos Pérez Laporta
Jonás y la ballena. Pieter Lastman. Museum Kunstpalast, Düsseldorf, Alemania.

Evangelio: Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:

«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.

La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

Comentario

La gente se apiñaba en torno a Jesús, dice Lucas. Se abalanzaba sobre Él. La manera de acercarse a Jesús puede llegar a determinar nuestro encuentro con Él. El gentío busca acción, espectáculo, magia. Pero no solo lo buscan, sino que solo están dispuestos a ver eso: nada más les interesa, están ciegos a todo lo que pueda ofrecer Jesús que no sea espeluznante. Se pierden así lo más grandioso: el rostro humano de Dios, la voz humana de Dios, el amor humano de Dios. Por eso se agolpan, se hacinan, se empujan.

Eso explica la reacción de Jesús. También sus palabras aparentemente ambiguas. No va a haber más signo que Jonás o que Salomón… pese a haber algo más que Jonás y que Salomón. Jonás y Salomón son hombres, que sin embargo son signo, porque remiten, no a sí mismos, sino a Otro: vienen de parte de Dios y hablan por Él. Del mismo modo Cristo es signo: en su humanidad es el mismo signo que la predicación humana de Jonás y que la sabiduría regia de Salomón; pero el significado es algo más que venir de parte de Dios y hablar por Él. La excepcionalidad de Jesús es Dios mismo presente en el signo humano. La infinita diferencia que introduce su divinidad se manifiesta en el mismo signo que Jonás y Salomón, en su humanidad. Por eso solo acercándonos a lo humano llegaremos a su divinidad.