Pizzaballa tras visitar Gaza: El retraso de la ayuda humanitaria «no es una demora, sino una condena» - Alfa y Omega

Pizzaballa tras visitar Gaza: El retraso de la ayuda humanitaria «no es una demora, sino una condena»

«Hombres resistiendo al sol durante horas con la esperanza de una simple comida. Es una humillación difícil de soportar cuando la ves con tus propios ojos. Es moralmente inaceptable e injustificable», ha denunciado el patriarca latino de Jerusalén, que cree que «es hora de poner fin a la guerra»

José Calderero de Aldecoa
Gente pidiendo comida en Gaza. Foto: CNS.

El patriarca latino de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa, y su homólogo ortodoxo, Teófilo III, han regresado de Gaza «con el corazón destrozado, pero también alentados por el testimonio de muchas personas que conocimos». Así lo ha reconocido el purpurado italiano en un rueda de prensa ofrecida este martes 22 de julio para dar cuenta de lo que se ha encontrado en el enclave, donde recientemente fue atacada la parroquia católica de la Sagrada Familia.

Pizzaballa ha descrito la devastación de la que fueron testigos: «Caminamos entre el polvo de las ruinas, pasando junto a edificios derrumbados y tiendas de campaña por todas partes» que «se han convertido en hogares para quienes lo han perdido todo». Y en medio de todo ello, «los niños hablaban y jugaban sin pestañear» ya «acostumbrados al ruido de los bombardeos».

Junto este escenario desolador, el patriarca y su homólogo, «encontramos algo más profundo que la destrucción: la dignidad del espíritu humano que se niega a extinguirse». Como ejemplo de ello, el cardenal ha hablado de las «madres preparando comida para otros, enfermeras curando heridas con ternura y personas de todas las religiones que aún rezan al Dios que ve y nunca olvida».

En este sentido, el patriarca ha dejado claro que «Cristo no está ausente de Gaza». No, «Él está ahí, crucificado en los heridos, sepultado bajo los escombros y, sin embargo, presente en cada acto de misericordia, en cada luz en la oscuridad, en cada mano tendida a los que sufren».

Pero la visita de Pizzaballa y Teófilo III, al igual que la labor de los cristianos sobre el lugar, no está destinada a «un grupo específico, sino para todos», ha recalcado al mismo tiempo que ha defendido la importancia de la ayuda humanitaria. «No solo es necesaria; es una cuestión de vida o muerte. Rechazarla no es una demora, sino una condena. Cada hora sin comida, agua, medicinas ni refugio causa un profundo daño» del que ellos mismos han sido testigos. «Es una humillación difícil de soportar cuando la ves con tus propios ojos. Es moralmente inaceptable e injustificable»

Ante esta situación «alzamos nuestra voz en un llamamiento a los líderes de esta región y del mundo: no puede haber un futuro basado en el cautiverio, el desplazamiento de palestinos ni la venganza. Debe haber una vía para restaurar la vida, la dignidad y toda la humanidad perdida». Y ha añadido: «Es hora de poner fin a este disparate, poner fin a la guerra y priorizar el bien común de las personas».

Y cuando la guerra termine, «nos espera un largo camino para iniciar el proceso de sanación y reconciliación entre el pueblo palestino y el pueblo israelí, a partir de las tantas heridas que esta guerra ha causado en la vida de tantas personas». Según Pierbattista Pizzaballa, no se trata de olvidar, sino de perdonar. «No borrando las heridas, sino transformándolas en sabiduría. Solo un camino así puede hacer posible la paz, no solo política, sino también humana». No convirtamos la paz en un eslogan, ha concluido, «mientras la guerra siga siendo el pan de cada día de los pobres».