En un tiempo en el que el cine vuelve a poner sobre la mesa la urgente revaloración de la figura paterna, se estrena en España la enésima versión del clásico cuento de Carlo Collodi (1826-1890), con el inevitable retraso impuesto por la pandemia. Esta adaptación de Matteo Garrone cuenta con varios alicientes que la convierten en una de las mejores versiones audiovisuales del relato.
Para el público español hay dos referentes muy asentados en el imaginario colectivo. En primer lugar la versión de Walt Disney de 1940, en la que intervinieron siete guionistas. Sin duda es la versión más popular, y también la que subraya los aspectos más moralistas del cuento. La segunda, que marcó a los espectadores que hoy tienen más de 50 años, fue la miniserie de 1972 Las aventuras de Pinocho, de Luigi Comencini, con Nino Manfredi en el papel de Geppetto y la gran Gina Lollobrigida en el rol de Hada. Esta es a la que más se parece la actual, no por tratarse de imagen real, sino por la recreación costumbrista de esa Toscana rural pobre del siglo XIX.
Un aliciente es el propio director, Garrone, habituado a un cine social duro, rodado con mucha personalidad y fuerza narrativa. Recordemos Gomorra(2008) o Dogman (2018). Garrone consigue que, sin abandonar el tono de fábula infantil, la cinta no caiga en edulcoramientos o falsos buenismos que, por otra parte, serían muy ajenos al texto original.
Otro acierto es el diseño imaginativo de los personajes fantásticos, con el recurso de la animación digital del que carecieron las anteriores versiones citadas. Incluso el diseño de Pinocho está especialmente logrado. Personajes como el Grillo se distancian enormemente de la imaginería clásica, y la compañía de marionetas es realmente formidable.
La elección de Roberto Benigni para el papel de Geppetto es muy inteligente, pues sabe transmitir a la perfección la sencillez de corazón de un hombre muy pobre y solitario, la ternura de un buen padre y el talante agradecido de quien no tiene nada. Benigni encarna al verdadero educador y padre, que mira siempre al niño con una mirada positiva, que acoge todo, que perdona todo y que consigue que nazca un vínculo verdadero entre ambos. Esto tiene más fuerza que el mensaje moralista que está presente en el relato, que afirma que solo si eres bueno serás merecedor de una redención. Incluso en el personaje del hada se subraya su continua tendencia al perdón. La película, como las anteriores versiones, es bastante fiel al libro, pero son estos matices, significativos, los que marcan las diferencias entre ellas. De todas formas, Pinocho es un personaje que nunca cae demasiado bien, por su obstinación por seguir malas compañías y peores consejos que le alejan de la amable compañía de su padre.
La película cuenta con una excelente dirección artística que nos recuerda las ilustraciones decimonónicas de los cuentos fantásticos, una buena banda sonora de Dario Marianelli, ganador de un Óscar por Expiación, y unas interpretaciones solventes. Ideal para ver en familia.
Matteo Garrone
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