Personas «felices», pero discriminadas
El Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra y Gales acogerá el próximo 6 de julio un caso histórico en la causa provida. Máire Lea-Wilson, una contable de 33 años madre de dos hijos, uno de ellos con síndrome de Down, ha impugnado la ley del aborto en su país, que permite el aborto hasta las 24 semanas de gestación, pero sin límite de tiempo en caso de que el niño presente una discapacidad. Hace unos meses, Lea-Wilson escribió una carta al secretario de Sanidad británico, Matt Hancock, en la que le explicaba: «Tengo dos hijos. Ambos necesitan que los cuide, que los enseñe el mundo, que los quiera y que los valore. Yo, como madre, los valoro por igual, así que no puedo entender que la ley no los valore del mismo modo. La razón es que uno de ellos tiene síndrome de Down y el otro no».
Este caso se suma al recurso que ha presentado la Fundación Jérôme Lejeune ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sobre la censura que ha impuesto en todas las televisiones el Consejo Superior Audiovisual de Francia a un vídeo en que personas con síndrome de Down aseguran que «podemos vivir una vida feliz». «Es un acto de censura que afecta negativamente los derechos humanos», afirman desde la fundación.