Peregrinación de personas con ELA a Compostela: «La accesibilidad del Camino está al 40 %»
Los peregrinos partieron hace una semana de O Cebreiro y han llegado este jueves a Santiago. Por el camino han recogido las dificultades con las que se han encontrado, han elaborado un libro y se lo han entregado a las autoridades
La peregrinación CompostELA 2023, integrada por personas con diversidad funcional —mayoritariamente con ELA—, acaba de llegar a la catedral de Santiago de Compostela. Los peregrinos partieron el viernes 1 de septiembre desde O Cebreiro y una semana después, este jueves 7 de septiembre, sobre las 12:30 horas, han entrado en la plaza del Obradoiro. «Sentimos una felicidad que no te sé explicar con palabras. Ha sido muy especial llegar a Santiago. Tengo que dar las gracias a la Guardia Civil y a los voluntarios que nos han acompañado. Sin ellos no habría sido posible. Los hemos tenido a nuestro lado ante cada piedra del camino», asegura Carmen Martín, cabeza visible de la peregrinación, que está organizada por personas anónimas, no asociadas, vinculadas a la ELA por diferentes motivos.
El periplo ha dejado momentos inolvidables. Carmen habla de las «muchas cuestas empedradas que hemos logrado superar tirando todos juntos de las sillas de ruedas» o de las «risas y los bailes» que «nos hemos pegado en las fiestas —de pijamas— de la noche». Pero tampoco han faltado los problemas. «En Portomarín, por ejemplo, el Camino discurre por un puente en cuya acera no cabían las sillas». Los enfermos tuvieron que bajar a la calzada, transitar unos metros por ella y luego volver a subir a la acera.
Precisamente esta última dificultad es una de las que se han incluido en el cuaderno de viaje que los peregrinos han entregado a las autoridades, a su llegada a Santiago. En él vienen marcados los lugares del Camino que necesitan mejorar su accesibilidad. De esta forma, han cumplido uno de los objetivos de CompostELA 2023, que es «promover un Camino de Santiago universal, accesible e inclusivo», detalla Martín, cuya madre y hermana murieron a causa de la ELA.
El cuaderno tiene un grosor de unas 20 o 30 páginas aproximadamente. Con su entrega, Carmen Martín espera que las autoridades «por lo menos lo ojeen. A lo mejor no se puede arreglar todo de golpe, pero se puede ir mejorando las cosas poco a poco. Sería muy triste que volviéramos el año que viene y nos encontráramos con las mismas barreras», advierte la organizadora, que cifra la accesibilidad del Camino de Santiago «en un 40 %».
Otro de los objetivos ha sido dar visibilidad al colectivo de los enfermos de ELA y advertir sobre la falta de ayudas, así como promover el respeto al derecho a una vida digna, fomentando el desarrollo personal de quienes padecen esta enfermedad. En este sentido, Carmen Martín denuncia la falta de ayudas. «Solo te ofrecen ayuda para morir y no para vivir o para disfrutar de la vida. Eso no les interesa a los políticos. Los mismos pacientes te dicen que esta es una enfermedad de ricos, porque los cuidados son muy costosos», concluye Martín no sin antes recordar que «la ley de ayudas contra la ELA sigue metida en un cajón».