Parón en la lucha contra el hambre: 828 millones de personas siguen subalimentadas
Ante el Día Mundial de la Alimentación, Ayuda en Acción pronostica que para 2030 46 países tendrán índices de hambre moderados o graves
La lucha contra el hambre en el mundo está estancada. Así lo constata el nuevo informe sobre el Índice Global del Hambre (GHI por sus siglas en inglés), que Ayuda en Acción presentó este jueves de cara a la celebración el domingo del Día Mundial de la Alimentación. La puntuación para el año 2022 es de 18,2 puntos, considerada moderada. Pero lo preocupante es que está solo 0,8 puntos por debajo del último dato, relativo a 2014.
Según los autores, se trata de una ralentización considerable en comparación con períodos anteriores. Entre los años 2000 y 2007 se redujo hasta 3,7 puntos y entre 2007 y 2014 se redujo hasta 5,2 puntos.
Más aún, uno de los cuatro indicadores analizados, la prevalencia de la subalimentación —la proporción de personas que carecen de acceso regular a suficientes calorías— lleva aumentando desde 2017. Al principio de forma gradual, y luego de forma brusca, hasta alcanzar los 828 millones de personas en 2021. Esto supone un retroceso de más de una década.
Además, aunque los datos de mortalidad infantil y de retraso en el crecimiento infantil siguen disminuyendo, la prevalencia de bajo peso para la altura ha dejado de hacerlo de forma significativa.
Oxfam Intermón estima que, de aquí a final de año, es probable que cada 36 segundos una persona muera víctima del hambre en Somalia, Etiopía y Kenia. Toda la región de África oriental se está viendo muy golpeada por la sequía, con algunas zonas al borde de la hambruna. Son ya cuatro los años con una temporada de lluvias muy escasa, y previsiblemente los próximos meses no serán diferentes.
En Somalia se está viviendo la peor crisis de hambre que se recuerda. El número de personas que padecen hambre aguda ya supera el de la hambruna de 2011, cuando más de 250.000 personas murieron. Actualmente, casi una de cada seis personas padece hambre extrema en Somalia. En estos tres países y en Sudán del Sur, más de seis millones de niños y niñas sufren o se disponen a sufrir desnutrición aguda.
Nueve países en situación alarmante
En cuanto a regiones, lidera este triste ranking con un índice de hambre grave Asia meridional con 27,4 puntos, aunque seguida de cerca por África subsahariana, con 27. En esta región precisamente se encuentran cuatro de los cinco países con niveles alarmantes: Chad, República Centroafricana, República Democrática del Congo, y Madagascar. A ellos se suma Yemen.
Además, el nivel se considera provisionalmente alarmante en Burundi, Somalia, Sudán del Sur (todos ellos en África) y Siria. La amenaza de hambruna se cierne de nuevo principalmente sobre el Cuerno de África, y los fondos humanitarios son todavía insuficientes para llegar a todos los necesitados.
En otros 35 países el hambre se considera grave, y ha aumentado en 20. Venezuela es el que ha sufrido un incremento más grande, aunque también se han visto en varios países más de América Latina y de África, así como en la India, el Líbano, y Jordania. En relación con esto, aunque en América Latina y el Caribe en su conjunto la incidencia de hambre es baja, se ha observado un ligero empeoramiento (de 8 a 8,8 puntos).
El hambre cero, muy lejos
Los autores del nuevo informe sobre el Índice Global del Hambre lamentan que «los avances logrados se están perdiendo y la situación corre el riesgo de revertirse». Hasta el punto de que, aunque el hambre cero es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, «si no se produce un cambio importante, ni el mundo en su conjunto ni los aproximadamente 46 países alcanzarán siquiera un nivel de hambre bajo».
De hecho, el informe afirma que «lo más probable es que la situación empeore ante el actual aluvión de crisis mundiales superpuestas: conflictos, cambio climático y consecuencias económicas de la pandemia». Estos factores han influido, aunque dado que el empeoramiento comenzó antes de 2019 no son los únicos a tener en cuenta. El problema es que se suman a otras causas subyacentes como la pobreza, la desigualdad, la gobernanza inadecuada, las infraestructuras deficientes y la baja productividad agrícola.
En el marco del Día Mundial de la Alimentación, el Papa Francisco ha enviado un mensaje al acto organizado por la FAO en Roma. «El mundo está en guerra», ha asegurado, y para acabar con el hambre «es necesario que veamos a los demás como nuestros hermanos y hermanas y miembros que integran nuestra misma familia humana y cuyos sufrimientos nos afectan a todos», informa EFE.
Entre sus recomendaciones, los autores del informe apuesta por reforzar la gobernanza a nivel global. Pide a los gobiernos que refuercen la coordinación inclusiva de las políticas alimentarias, dando prioridad a los más vulnerables y escuchando a los ciudadanos, en particular a los pequeños productores y a los grupos indígenas. Y que revisen, apliquen y supervisen sus compromisos en cuanto a alimentación.
A nivel mundial, debería también reforzarse el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial. Por otro lado, la comunidad internacional «debe movilizar un mayor apoyo público, un aumento de la inversión y una mayor diversidad de fuentes de financiación» para las entidades humanitarias o la Red Mundial contra las Crisis Alimentarias. Estos esfuerzos, además de dar respuesta a los problemas puntuales o persistentes, deben ir «transformando al mismo tiempo los sistemas alimentarios para hacerlos más resistentes a las crisis».