«Parece que las instituciones se están poniendo las pilas con las personas sin hogar» - Alfa y Omega

«Parece que las instituciones se están poniendo las pilas con las personas sin hogar»

«Parece que las instituciones se están poniendo las pilas con las personas sin hogar», afirma Fátima Alvaredo, de la asociación Proyecto Encuentro Acoge de Palma de Mallorca, para quien esta situación «nos debe servir para reflexionar sobre cómo gestionamos su situación, qué tiene que cambiar en el futuro»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

«¡Me pillas de ruta!», dice Fátima Alvaredo, de la asociación Proyecto Encuentro Acoge de atención a las personas sin hogar de Palma de Mallorca. Médico de profesión, sale cada semana con otros voluntarios para estar con aquellos que están en peores condiciones para afrontar la epidemia del coronavirus.

«En esta situación de confinamiento, los más vulnerables son los que viven en la calle. Muchas veces tienen asociada una depresión, un trastorno psiquiátrico o una adicción; además, muchos son diabéticos, o hipertensos, o tienen enfermedades pulmonares o cardiológicas. La casuística es muy amplia, y todo eso complica su salud», asegura Alvaredo.

Desde que inició una petición en Change.org hace unos días reclamando a las autoridades de Palma medidas de contención para poder cubrir las necesidades básicas de las personas sin hogar, la médico reconoce que «se han abierto dos polideportivos para acogerles, y se está tramitando ya la apertura de un tercero para 150 personas. Parece que las instituciones se están poniendo las pilas ahora. Me sorprende que nunca haya recursos para atenderlos y ahora con todo esto parece que sí los hay. Pero bienvenidos sean».

Los voluntarios de Proyecto Encuentro Acoge salen una vez a la semana a las calles, «y con la excusa de darles algo de cena, lo que hacemos es entablar una conversación que crea un vínculo con ellos. Ahí descubrimos cuál es la herida que tienen y sus necesidades, y eso nos sirve para ponerlos en contacto con los recursos sociales que les puedan ayudar, e intentar desde ahí la reinserción. Queremos estar a pie de calle para ponerles nombre y rostro, y a partir de ahí construir una vida digna».

A pesar de que el objetivo de la asociación es entablar una relación personal con las personas en situación de calle, con este confinamiento están acentuando su labor asistencial: «Estos días les damos comida y ropa, porque los comedores han cerrado y no tienen qué comer».

Fátima cuenta también que estos días la Policía les ha parado por la calle varias veces, «y un Policía nos reconoció que estaba asombrado de la cantidad de gente que no tenía hogar. Ojalá todo esto sirva para dar más visibilidad a la situación de estas personas».

En lo referente a la pandemia, «ellos empiezan a tener miedo. Están asustados. Nadie les ha explicado nada, tampoco tienen acceso a las noticias ni a internet. Les llegan cosas de lejos y todo esto les asusta. Y no saben muy bien tampoco cómo gestionarlo. Por eso, buena parte de nuestra labor estos días es contarles qué está pasando», dice Alvaredo.

El hecho de abrir espacios comunes –en Palma y en otras ciudades– para las personas sin hogar conlleva el riesgo de multiplicar el contagio, «pero es necesario que salgan de la suciedad en la que viven y vayan adoptando medidas de higiene, como un comienzo para una vida más digna».

Toda esta situación «nos debe servir para reflexionar sobre cómo gestionamos la situación de las personas sin hogar, que tiene que cambiar en el futuro», concluye.