Papa a jesuitas en Rumania: «la dificultad nunca nos debe bloquear»
No a la tentación de la indiferencia: se lo pidió el Papa a los jesuitas rumanos durante su reciente viaje apostólico al país. Francisco afirmó que es en la oración y en medio del pueblo de Dios que encuentra consuelo. Y ante las críticas recomendó mansedumbre
Al Papa Francisco no le gustan los monólogos, lo que le gusta es entrar en contacto con las personas a través de un intercambio de preguntas y respuestas. Lo ha demostrado siempre. La última vez fue en el encuentro que mantuvo con los jesuitas que trabajan en Rumania, durante su reciente viaje apostólico al país del 31 de mayo al 2 de junio pasados. En este encuentro, que tuvo lugar durante su primer día de visita al país entorno a las 8 de la tarde, eran 22 los jesuitas que lo estaban esperando, entre ellos, el padre Gianfranco Matarazzo, provincial de la provincia euro-mediterranea de la Compañía de Jesús, padre Joaquín Barrero, delegado en Rumania, padre Michael Bugeja, y el superior, padre Henryk Urban. «Hagan preguntas… pelota al centro!» comenzó el Papa la conversación: Así describe el padre Antonio Spadaro ese momento de diálogo y comunión en el número de hoy de La Civiltà Cattolica.
Ante la crítica y la tensión, necesitamos mansedumbre y paciencia
La primera pregunta fue relacionada con los mismos jesuitas, apreciados por muchos, pero en ocasiones también criticados. ¿Cómo comportarse en los momentos difíciles? «Se necesita paciencia» –respondió el Papa– «debemos hacernos cargo de los acontecimientos y circunstancias de la vida» con sus tensiones. «Hay momentos en los que no se puede avanzar mucho y se necesita tener paciencia y dulzura».
Además, citó por un lado a San Pedro Favre, describiéndolo como el hombre «del diálogo, de la escucha y de la cercanía» y asegurando que debemos «aprender de él»; por otro, narró el ejemplo de padre Lorenzo Ricci, rector general de la Compañía en 1758, quien explicó lo que deben hacer los jesuitas en momentos de tribulaciones: imitar a Jesús, «que delante de las acusaciones, permaneció en silencio».
¿Cuáles son los consuelos que acompañan al Papa?
La segunda pregunta fue en relación a cuales son los consuelos que acompañan al Papa. «esas en las que el paso del Señor se hace presente» –respondió Francisco– puntualizando que también las encuentra en el pueblo de Dios, «en particular» con los enfermos y los ancianos y con los jóvenes «que son inquietos y buscan testimonios verdaderos». Para esta pregunta, el Papa también habló del sensus fidei que el pueblo de Dios posee. «¡Deberíais de escuchar las cosas que me dice la gente en las audiencias!», les exclama el Papa, y les cuenta un diálogo con una anciana de 87 años a la que le pidió: «Señora, rece por mí», y ella respondió: «todos los días». Francisco, bromeando, insistió: «Dígame la verdad: ¿reza por mí o contra mí?». La inmediata respuesta de la anciana: «Yo rezo por usted. ¡Muchos otros dentro de la Iglesia rezan en contra de usted!». «La verdadera resistencia –concluye el Santo Padre– no está en el pueblo de Dios».
La cuestión de la nulidad de los matrimonios
La siguiente pregunta aborda la cuestión de la nulidad de los matrimonios y cómo abordar los procesos que nunca llegan a su fin. Las cortes diocesanas, se dice, no funcionan. Francisco subraya la seriedad del problema y observa cómo las causas de la nulidad pueden ser diferentes, incluso asegura que pueda fallar un matrimonio a veces por la inmadurez de la psicología, o incluso que es preferible la separación entre los cónyuges para los hijos. «El peligro en el que siempre corremos el riesgo de caer es la casuística», afirma y subraya que el gran paso hacia adelante que se dio en el reciente Sínodo sobre la familia fue precisamente ir más allá de la casuística. «El Sínodo –explica– ha hecho un viaje en la moralidad matrimonial, pasando de los casos de escolástica decadente a la verdadera moralidad de Santo Tomás». Justo cuando se habló de la «integración de las personas divorciadas, abriendo posiblemente la posibilidad de los sacramentos», explica el Papa.
El futuro de la Iglesia greco-católica de Rumania
La cuarta pregunta fue en relación a la Iglesia greco-católica que siempre ha tenido un importante papel en Rumania pero que hoy parece estar en decadencia. En este sentido el Papa le recuerda que la Iglesia «respira con los pulmones y que el pulmón oriental puede ser ortodoxo o católico», y continúa: «Hay toda una cultura y una vida pastoral que tiene que ser preservada y custodiada. Pero hoy el uniatismo ya no es el camino. De hecho, diría que hoy no es lícito. Hoy, sin embargo, dice, debe respetar la situación y ayudar a los obispos greco-católicos a trabajar con los fieles».
La indiferencia es una forma de paganismo
Otra pregunta la hizo un jesuita párroco de una localidad en el norte de Rumania, quien le confesó al Papa que una de las cosas que más daño le hace es la indiferencia. Para Francisco, la indiferencia es una de las grande tentaciones de hoy y es la forma más moderna del paganismo, porque en ella «todo está centrado en el yo». En su respuesta, el Papa describe una foto de periódico italiano L’Osservatore Romano bajo el título «indiferencia» en la que aparece la imagen de una señora bien vestida y una mujer en el suelo pidiendo limosna. Pero la señora elegante no la ve –dice el Papa– «mira para otro lado». Además, asegura que esta foto ha sugerido la considerada «calma plana». «según San Ignacio, si en el alma no hay ni consolaciones ni desolaciones no está bien» dice el Santo Padre. «Si nada se mueve, se debe mirar que está pasando –continua– porque vivimos esta indiferencia interior o porque en esa situación hay indiferencia». Por último, les expresa que esto «le preocupa»: «Me preocupa donde todo es calma plana, donde no se reacciona a la historia, cuando no se ríe y no se llora». La última palabra del Papa es ánimo; «Las dificultades no deben nunca bloquear. Se debe ir siempre adelante. La paz entonces la encontraremos allí…».
Adriana Masotti / Vatican News