Página 2 – Alfa y Omega
a

Funeral de Francisco: «Se entregó sin medida a los últimos de la tierra» 

Ante los principales líderes mundiales, el cardenal Battista Re ha recordado que «frente al estallido de tantas guerras, el Papa elevó su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles»

Ester Medina Rodríguez

La noche de este viernes en Roma ha sido intensa para muchos de los fieles que han querido despedir al Papa Francisco en su Misa exequial antes de que el féretro descansara en la basílica de Santa María la Mayor. De hecho, cientos de fieles han pasado la noche detrás del perímetro de seguridad de la zona del Santo Spirito de Roma — al inicio de la vía della Conciliazione y cercana a la plaza de San Pedro—, para acceder en cuanto se abrieran los controles, a eso de las 6:30 de la mañana.  

La liturgia fúnebre, que ha tenido lugar en la plaza de San Pedro en la mañana de este sábado, ha sido presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio. En una procesión fúnebre, el ataúd de madera y zinc ha sido trasladado a hombros, y escoltado por todo el colegio cardenalicio, desde el interior del templo al atrio de la basílica vaticana.  

«En esta majestuosa plaza de San Pedro, en la que el Papa Francisco ha celebrado tantas veces la Eucaristía y presidido grandes encuentros a lo largo de estos 12 años, estamos reunidos en oración en torno a sus restos mortales con el corazón triste», ha comenzado el cardenal en su homilía. «Pero sostenidos por las certezas de la fe, que nos asegura que la existencia humana no termina en la tumba».  

Battista ha agradecido la presencia de todos los cardenales, así como también ha mandado un saludo a los jefes de estado, de gobierno y las delegaciones oficiales venidas de numerosos países del mundo. «La masiva manifestación de afecto y participación que hemos visto en estos días, después de su paso de esta tierra a la eternidad, nos muestra cuánto ha tocado mentes y corazones el intenso pontificado del Papa Francisco», ha asegurado el cardenal, quien además ha recordado la última aparición pública de Francisco el pasado Domingo de Resurrección cuando saludó a los fieles congregados desde el papamóvil.  

Battista ha expresado que, «a pesar de su fragilidad y sufrimiento final, el Papa Francisco eligió recorrer este camino de entrega hasta el último día de su vida terrenal. Siguió las huellas de su Señor, que amó a sus ovejas hasta dar por ellas su propia vida». Además, ha resaltado que cuando Francisco fue designado como Pontífice por el cónclave, «conservó su temperamento y su forma de guía pastoral, y dio de inmediato la impronta de su fuerte personalidad en el gobierno de la Iglesia». No solamente mediante un contacto directo y cercano con todas las personas, sino «entregándose sin medida a los últimos de la tierra y los marginados».  

En definitiva, «fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos. Atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia». Prueba de ello era su lenguaje; «rico en imágenes y metáforas con los que buscó iluminar con la sabiduría del Evangelio los problemas de nuestro tiempo, animando a vivir como cristianos los desafíos y contradicciones de estos años de cambio, que él solía calificar como “cambio de época”».  

Su espontaneidad, la manera tan afectuosa de dirigirse a todas las personas, estuvieran cercanas o lejanas a la Iglesia, y su «calidez humana y profundamente sensible a los dramas actuales» han sido algunas características que el cardenal Battista ha destacado del Papa Francisco. «Realmente compartió las preocupaciones, sufrimientos y esperanzas de nuestro tiempo de globalización, buscando consolar y alentar con un mensaje capaz de llegar al corazón de las personas de forma directa e inmediata». 

Los portadores del féretro llevan el ataúd del Papa Francisco durante su misa funeral. Foto: OSV News/Kai Pfaffenbach, Reuters.

Una casa de puertas abiertas 

Este fue «el hilo conductor» de la misión del pontificado de Francisco: «una casa para todos y de puertas siempre abiertas». «Recurrió varias veces a la imagen de la Iglesia como “hospital de campaña” después de una batalla con muchos heridos; una Iglesia determinada y deseosa de hacerse cargo de los problemas de las personas y los grandes males que desgarran el mundo contemporáneo; una Iglesia capaz de inclinarse ante cada persona, más allá de todo credo o condición, sanando sus heridas». 

No han faltado menciones a los refugiados y desplazados por las guerras, a los que el Papa Francisco se dirigió tantas veces en sus intervenciones. Símbolo de ello fue el primer viaje que hizo como Pontífice a Lampedusa, y que el cardenal Battista ha recordado en la homilía, «isla símbolo del drama de la migración con miles de personas ahogadas en el mar». Así como también su viaje a Lesbos o la celebración de una Eucaristía en la frontera entre México y Estados Unidos.  

Con especial emoción, Battista ha recordado el viaje de Francisco a Irak, que ha catalogado como uno de los más especiales de sus «47 agotadores viajes apostólicos» porque «fue un bálsamo sobre las heridas abiertas de la población iraquí, que tanto había sufrido por la obra inhumana del ISIS». Además, ha resaltado también el viaje que hizo en 2024 a cuatro países de Asia y Oceanía, señalando que con él «alcanzó la periferia más periférica del mundo».  

Construir puentes y no muros 

El cardenal ha recordado dos conceptos clave del Papa Francisco: misericordia y alegría. «En contraste con lo que definió como “la cultura del descarte”, habló de la cultura del encuentro y de la solidaridad», en recuerdo de la encíclica Fratelli Tutti, donde «quiso hacer renacer una aspiración mundial a la fraternidad y recordó que todos pertenecemos a la familia humana».  

Ante los líderes mundiales presentes, Battista ha expresado: «Frente al estallido de tantas guerras en estos años, con horrores inhumanos e innumerables muertos y destrucciones, el Papa Francisco elevó incesantemente su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles, porque la guerra no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas. La guerra siempre deja al mundo peor de como era en precedencia: es para todos una derrota dolorosa y trágica». 

Recordando la necesidad de «construir puentes y no muros», como tantas veces repitió Francisco, «ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero».

El presidente y el secretario general de la CEE acuden a la capilla ardiente del Papa

Argüello y García Magán han querido «hacer presente a la Iglesia española» ante el féretro de Francisco

José Calderero de Aldecoa

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, y el secretario general, César García Magán, han acudido este viernes a rezar ante los restos mortales del Papa Francisco, cuyo féretro se encuentra en la basílica de San Pedro, justo delante del baldaquino de Bernini.

Ante el féretro del Pontífice, han querido «hacer presente a la Iglesia española» y dejarse «asombrar por esta experiencia, que tanto tiene que ver con el Sábado Santo, en el que el Señor baja al lugar de la muerte y comienza su resurrección», ha indicado el también arzobispo de Valladolid.

Según Argüello, este encuentro con el Papa Francisco muerto ha suscitado «el deseo y la esperanza de poder participar con él un día en la gloria del cielo». Por su parte, García Magán ha expresado su «gratitud a Dios» por el mandato llevado a cabo durante estos doce años por el Papa Francisco, quien ha liderado «con generosidad y oficialidad el timón de la nave de Pedro».

Además de la visita a los restos mortales del 266 sucesor de san Pedro, el presidente y el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, han podido saludar a algunos de los cardenales que participarán en el cónclave. Entre los purpurados, se encontraba el exsecretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin.

Así es el documento que el Vaticano ha introducido en el féretro del Papa antes de cerrarlo para siempre

El rogito, que es como se llama a este documento, se ha metido dentro de un tubo y se ha colocado dentro del féretro. Contiene un breve resumen del Pontificado de Francisco

José Calderero de Aldecoa

El Vaticano ha difundido el rogito de Francisco. Se trata de un documento que contiene un resumen de la vida y del pontificado de Francisco, que ha sido leído durante el rito del cierre del féretro. Tras su lectura, han sido firmadas dos copias del texto: La primera ha sido introducida en un tubo de metal y depositada junto al cuerpo antes del cierre definitivo del ataúd. La segunda será custodiada en los archivos vaticanos.

En el texto, se recuerda que en su etapa como arzobispo «viajaba por todas partes, incluso en metro y autobús. Vivía en un apartamento y se preparaba la cena, porque se sentía uno más del pueblo». También que, ya como Papa, «ejerció su ministerio petrino con incansable dedicación al diálogo con los musulmanes». A continuación ofrecemos el texto completo:

Con nosotros, peregrino de esperanza, guía y compañero de camino hacia la gran meta a la que estamos llamados, el cielo, el 21 de abril del año santo 2025, a las 7:35 horas, mientras la luz de la Pascua iluminaba el segundo día de la octava, el Lunes de Pascua, el amado pastor de la Iglesia Francisco pasó de este mundo al Padre. Toda la comunidad cristiana, especialmente los pobres, alabaron a Dios por el don de su servicio prestado con valentía y fidelidad al Evangelio y a la esposa mística de Cristo.

Francisco fue el 266º Papa. Su recuerdo permanece en el corazón de la Iglesia y de toda la humanidad.

Jorge Mario Bergoglio, elegido Papa el 13 de marzo de 2013, nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, hijo de emigrantes piamonteses: su padre Mario era contable, empleado en los ferrocarriles, mientras que su madre, Regina Sivori, se ocupaba del hogar y de la educación de sus cinco hijos. Tras graduarse como técnico químico, eligió el camino del sacerdocio, ingresando inicialmente en el seminario diocesano y, el 11 de marzo de 1958, en el noviciado de la Compañía de Jesús.

Realizó sus estudios humanísticos en Chile y regresó a Argentina en 1963, donde se licenció en Filosofía en el Colegio San José de San Miguel. Fue profesor de literatura y psicología en los colegios de la Inmaculada de Santa Fe y del Salvador de Buenos Aires. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969 por el arzobispo Ramón José Castellano, e hizo su profesión perpetua en los jesuitas el 22 de abril de 1973.

Tras ejercer como maestro de novicios en Villa Barilari de San Miguel, profesor en la Facultad de Teología, consultor de la Provincia de la Compañía de Jesús y rector del Colegio, fue nombrado provincial jesuita de Argentina el 31 de julio de 1973.

Después de 1986, pasó unos años en Alemania para completar su tesis doctoral y, una vez de vuelta en Argentina, el cardenal Antonio Quarracino lo quiso como su estrecho colaborador.

El 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. Eligió como lema episcopal «Miserando atque eligendo» y en su escudo de armas insertó el cristograma IHS, símbolo de la Compañía de Jesús. El 3 de junio de 1997 fue promovido a arzobispo coadjutor de Buenos Aires y, a la muerte del cardenal Quarracino, le sucedió el 28 de febrero de 1998 como arzobispo, primado de Argentina, ordinario para los fieles de rito oriental residentes en el país y gran canciller de la Universidad Católica.

Juan Pablo II le creó cardenal en el Consistorio del 21 de febrero de 2001, con el título de San Roberto Belarmino. En octubre siguiente fue Relator General Adjunto en la X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.

Era un pastor sencillo y muy querido en su arquidiócesis, que viajaba por todas partes, incluso en metro y autobús. Vivía en un apartamento y se preparaba la cena, porque se sentía uno más del pueblo.

Fue elegido Papa por los cardenales reunidos en Cónclave tras la renuncia de Benedicto XVI el 13 de marzo de 2013 y tomó el nombre de Francisco, porque siguiendo el ejemplo del santo de Asís quería ocuparse ante todo de los más pobres del mundo. Desde la logia de las bendiciones se presentó con estas palabras: «Hermanos y hermanas, ¡buenas tardes! Y ahora, comencemos este camino: obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros». Y, tras inclinar la cabeza, dijo: «Les pido que recen al Señor para que me bendiga: la oración del pueblo, que pide la bendición para su Obispo». El 19 de marzo, solemnidad de San José, comenzó oficialmente su ministerio petrino.

Siempre atento a los más pobres y a los descartados por la sociedad, Francisco eligió vivir en la Domus Sanctae Marthae nada más ser elegido, porque no podía prescindir del contacto con la gente, y desde el primer Jueves Santo quiso celebrar la Misa in Cena Domini fuera del Vaticano, yendo cada vez a las cárceles, a los centros para discapacitados o drogadictos. Exhorta los sacerdotes que estuvieran siempre dispuestos a administrar el sacramento de la misericordia, que tuvieran el valor de salir de las sacristías para ir en busca de la oveja perdida, y que mantuvieran abiertas las puertas de la iglesia para acoger a todos aquellos deseosos de un encuentro con el Rostro de Dios Padre.

Ejerció su ministerio petrino con incansable dedicación al diálogo con los musulmanes y con representantes de otras religiones, convocándoles en ocasiones a reuniones de oración y firmando Declaraciones Conjuntas a favor de la concordia entre miembros de distintas confesiones, como el Documento sobre la Fraternidad Humana firmado el 4 de febrero de 2019 en Abu Dabi con el líder suní al-Tayyeb. Su amor por los últimos, los ancianos y los pequeños le llevó a poner en marcha las Jornadas Mundiales de los Pobres, los Abuelos y los Niños. También instituyó el domingo de la Palabra de Dios.

Más que ninguno de sus predecesores, amplió el Colegio Cardenalicio, convocando diez consistorios en los que creó 163 cardenales, entre ellos 133 electores y 30 no electores, procedentes de 73 naciones, 23 de las cuales no habían tenido nunca un cardenal. Convocó cinco Asambleas del Sínodo de los Obispos, tres Asambleas Generales ordinarias, dedicadas a la familia, los jóvenes y la sinodalidad, una extraordinaria de nuevo sobre la familia, y una especial para la Región Panamazónica.

Una y otra vez, su voz se alzó en defensa de los inocentes. Ante la propagación de la pandemia del Covid-19, la tarde del 27 de marzo de 2020 quiso rezar a solas en la plaza de San Pedro, cuya columnata abrazaba simbólicamente Roma y el mundo, por la humanidad asustada y herida por la enfermedad desconocida. Los últimos años de su pontificado han estado marcados por numerosos llamamientos en favor de la paz, contra la Tercera Guerra Mundial en pedazos en diversos países, especialmente en Ucrania, así como en Palestina, Israel, Líbano y Myanmar.

Tras un ingreso hospitalario el 4 de julio de 2021, que duró diez días, para una intervención quirúrgica en el Policlínico Agostino Gemelli, Francisco volvió a ingresar en el mismo hospital el 14 de febrero de 2025 para una estancia de 38 días, debido a una neumonía bilateral. Regresó al Vaticano y pasó las últimas semanas de su vida en la Casa Santa Marta, dedicándose hasta el final y con la misma pasión a su ministerio petrino, aunque todavía no totalmente recuperado. El domingo de Pascua, 20 de abril de 2025, se asomó por última vez a la logia de la basílica de San Pedro para impartir la solemne bendición Urbi et Orbi.

El magisterio doctrinal del Papa Francisco ha sido muy rico. Testigo de un estilo sobrio y humilde, fundado en la apertura a la obra misionera, la valentía apostólica y la misericordia, atento a evitar el peligro de la autorreferencialidad y la mundanidad espiritual en la Iglesia, el Pontífice propuso su programa apostólico en la exhortación Evangelii gaudium (24 de noviembre de 2013). Los principales documentos incluyen cuatro encíclicas: Lumen fidei (29 de junio de 2013) que aborda el tema de la fe en Dios, Laudato si’ (24 de mayo de 2015) que toca el problema de la ecología y la responsabilidad de la humanidad en la crisis climática, Fratelli tutti (3 de octubre de 2020) sobre la fraternidad humana y la amistad social, Dilexit nos (24 de octubre de 2024) sobre la devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús.

Promulgó 7 Exhortaciones Apostólicas, 39 Constituciones Apostólicas, numerosas Cartas Apostólicas, la mayoría de ellas en forma de Motu Proprio, 2 Bulas para la Indicción de Años Santos, además de las Catequesis propuestas en las Audiencias Generales y las alocuciones pronunciadas en diversas partes del mundo. Tras instituir los Secretariados para la Comunicación y para la Economía, y los Dicasterios para los Laicos, la Familia y la Vida y para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, reformó la Curia Romana con la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium (19 de marzo de 2022). Modificó el proceso canónico para las causas de declaración de nulidad matrimonial en el CCEO y el CIC (M.P. Mitis et misericors Iesus y Mitis Iudex Dominus Iesus) y endureció la legislación sobre delitos cometidos por representantes del clero contra menores o personas vulnerables (M.P. Vos estis lux mundi).

Francisco ha dejado a todos un admirable testimonio de humanidad, de vida santa y de paternidad universal.

CORPUS FRANCISCI P.M.

VIXIT ANNOS LXXXVIII, MENSES IV DIES IV.

ECCLESIAE UNIVERSAE PRAEFUIT

ANNOS XII MENSES I DIES VIII

Semper in Christo vivas, Pater Sancte!

Tres días en papamóvil con el Santo Padre: «Estaba cansado pero los niños le cambiaron el rostro»

El obispo emérito de Asunción le acompañó en todos sus desplazamientos durante su visita a Paraguay, un país del que se enamoró al atender a su diáspora en Buenos Aires

Rodrigo Moreno Quicios

Edmundo Valenzuela es salesiano y arzobispo emérito de Asunción. Fue coordinador general de la visita de Francisco a Paraguay en 2015 y pasó aquellos tres días en el papamóvil con él durante todos sus desplazamientos. «Pudimos conversar muchas veces», cuenta ahora a Alfa y Omega. Uno de los primeros detalles que recuerda de aquella ocasión para conocer de cerca al Papa es que, después de viajar los días anteriores por Ecuador y Bolivia, cuando el Pontífice llegó al aeropuerto Silvio Pettirossi «estaba muy cansado». Sin embargo, nada más bajarse de la nave fue recibido por «los niños cantores de Luque y otro grupo de niños indígenas». «Se acercaron al Papa espontáneamente, lo abrazaron, él se conmovió y le cambió el rostro», recuerda.

Tras ser recibido en la propia pista con una pequeña obra de teatro en la que aparecían el jesuita san Roque González de Santa Cruz y la Virgen de Caacupé —una advocación mariana de la que Francisco era muy devoto— retomó las fuerzas y, ya en el papamóvil rumbo al Palacio Presidencial, con Valenzuela a su lado, «iba saludando». El arzobispo emérito revela que «yo le decía: “Mire, la gente le está pidiendo la bendición, tienen las manos juntas y esperan de usted la señal de la cruz”».

Edmundo Valenzuela en los Jardines Vaticanos frente a un mosaico de la Virgen de Caacupé. Foto: Arzobispado de Asunción

En aquel trayecto, de forma completamente improvisada y antiprotocolaria, Francisco pidió a la comitiva detenerse cuando pasó por delante de la Penitenciaría de Mujeres del Buen Pastor. «Quiso quedarse un momento allí, fue una decisión espontánea suya y le dio una gran alegría a las reclusas», recuerda el arzobispo emérito. «El acompañamiento que pude hacerle fue realmente precioso, podía escuchar sus comentarios de cómo se sentía feliz por ser recibido», agradece. Y detalla que el Papa «tenía mucha sintonía con el Paraguay porque, cuando había sido arzobispo de Buenos Aires, había tomado contacto con la comunidad paraguaya en Buenos Aires». De hecho, todos los 8 de diciembre celebraba sin falta en la parroquia Virgen de Caacupé la festividad de su patrona, que coincidía en fecha con la Inmaculada.

Una vez en Palacio Presidencial, Francisco «dio un discurso extraordinario de gran alivio y gran consuelo para el pueblo paraguayo, que sufrió la guerra de la Triple Alianza». Se refiere así a una invasión traumática del país de manera simultánea por Argentina, Uruguay y Bolivia entre 1864 y 1870. Un conflicto en el que, tras la muerte de cientos de miles de varones, las mujeres se encargaron de la reconstrucción del país y transmitieron a sus hijos el guaraní y el Evangelio. Frente al cuerpo diplomático, el Papa «fue hablando de la mujer paraguaya hasta decir que es la más gloriosa de América Latina, una frase que quedará para siempre en el corazón del país». «Nos dejó una herencia de protección, respeto y cariño», reivindica.

Impresionado por la evangelización de los jesuitas

En el segundo día de viaje, el Papa Francisco visitó el hospital Niños de Acosta Ñu. Por el camino, él y Edmundo Valenzuela «íbamos hablando de la presencia de los jesuitas», pues Paraguay conserva en estado extraordinario las ruinas de sus reservas. «Él me decía que le impresionaba el pasado religioso de Paraguay y cómo los jesuitas forjaron la cultura cristiana en los indígenas», narra quien organizó su viaje.

Tras la visita al centro sanitario, celebraron juntos Misa en la explanada del santuario mariano de Caacupé. El arzobispo emérito tiene anécdotas incluso de la sacristía, pues «después de revestirnos, vio todos los murales de las misiones jesuíticas que hay en el santuario. Se quedó impresionado y bastante emocionado al comprobar cómo el Paraguay recuerda y ama su historia de evangelización», cuenta Valenzuela.

En las barriadas inundables

El tercer día del viaje, el Papa Francisco visitó Bañado Norte, una barriada que se llama precisamente así porque se inunda varias veces al año durante las crecidas del río Paraguay. «Tuvo la oportunidad de acercarse a la gente más pobre que, con dignidad, lo recibía con oraciones, bendiciones y aplausos», recuerda Valenzuela. Y aquella última tarde, el Santo Padre tuvo un encuentro multitudinario con jóvenes «donde dejó sus discursos aparte y les dirigió palabras de cariño y sobre la vida diaria y la santidad del día a día».

Cuando apenas han pasado cuatro días de su fallecimiento el Lunes de Pascua, Edmundo Valenzuela reivindica que la muerte del Papa «es motivo de gloria y de triunfo, no de dolor». A su juicio, Francisco, a quien pudo seguir tan de cerca durante aquellos días, «ha aportado a la humanidad grandes signos de amor y ha llevado la alegría del Evangelio».

Últimas horas para despedirse de Francisco

La basílica de San Pedro, por la que ya han pasado 150.000 personas, cerrará sus puertas a las 19 horas para preparar su funeral del sábado

Cristina Sánchez Aguilar

Miles de fieles se agolpan en la plaza de San Pedro en estas últimas horas antes de que el cuerpo del Papa Francisco sea trasladado, tras el funeral, a la basílica de Santa María la Mayor

Las 150.000 personas que pasaron por la capilla ardiente hasta las doce de la mañana de la presente jornada se han incrementado notablemente en estas últimas horas —aún no se conocen las cifras definitivas—.  Un nutrido grupo de visitantes son adolescentes, muchos vestidos con atuendo scout, que hacían cola pacientemente para llegar a rezar ante el Papa. Sorprendidos con los billetes comprados para ir a la canonización del santo de los jóvenes, Carlo Acutis, inserta en los actos del jubileo.

Es la última oportunidad para miles de fieles de dar su adiós al Pontífice antes de que se cierren las puertas de la capilla ardiente, a las 19:00 horas de este viernes, momento en el que la plaza de San Pedro será cerrada para preparar el funeral.

La Protección Civil italiana ha lanzado una alerta en todos los teléfonos móviles de Roma para avisar del cierre. La advertencia, también sonora, apareció en los teléfonos móviles mediante el sistema IT-alert, usado en las emergencias. El aviso pudo leerse en las pantallas telefónicas en italiano, inglés, francés y español debido al alto número de visitantes y fieles que se encuentran en la capital italiana.

Las autoridades italianas calculan que en torno a 200.000 fieles asistirán el sábado al funeral, tras el cual el féretro será trasladado en un cortejo fúnebre hasta la basílica de Santa María la Mayor, donde Francisco expresó su deseo de ser enterrado. Además de 130 delegaciones de países, con algunas encabezadas por jefes de Estado o de Gobierno y otras por reyes. Entre los asistentes confirmados están los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump; el de Argentina, Javier Milei, país natal del Pontífice; el de Brasil, Lula da Silva; el de Francia, Emmanuel Macron, y el de Ucrania, Volodímir Zelenski. Además de la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y de otros representantes europeos y mundiales.

El cortejo fúnebre que llevará el cuerpo del Papa Francisco desde San Pedro del Vaticano hasta la basílica de Santa María la Mayor, atravesará a paso solemne seis kilómetros del corazón de Roma en un trayecto cargado de simbolismo. La ruta seguirá parcialmente el trazado de la antigua vía Papalis, la procesión que hacían antaño los Pontífices tras ser designados entre San Pedro del Vaticano y la basílica de San Juan de Letrán, catedral de la diócesis de Roma.

Esta ceremonia, rescoldo de los antiguos desfiles del Imperio romano, constituía el primer acto oficial del pontífice como obispo de Roma.

Según confirmaron a EFE fuentes de la Policía Nacional, el cortejo de Francisco, que supone uno de los mayores retos a nivel organizativo para las autoridades italianas, pasará delante de lugares tan icónicos como el Coliseo romano. Tras el final del funeral, que comenzará a las 10:00 horas del sábado, la procesión pasará por la galería Príncipe Amadeo de Saboya, recorrerá el Corso Vittorio Emmanuele y llegará a la plaza Venezia, para luego girar hacia los Foros Imperiales.

Desde ahí, tomará la Via Labicana y la Via Merulana, dejando al fondo San Juan de Letrán, hasta llegar a la plaza de Santa María la Mayor.

Un vehículo transportará «a paso solemne» el féretro de Francisco, seguido por un reducido número de coches que transportarán a algunos cardenales. Se colocarán cuatro pantallas gigantes en el área para que los fieles puedan seguir el funeral y el cortejo fúnebre. Tras el entierro, quien lo desee podrá pasar a rendir homenaje por la tumba de Francisco en Santa María la Mayor.

La mitad de los cardenales ya están en Roma

A Roma ya han llegado un total de 149 cardenales del total de los 252 que componen el colegio cardenalicio, aunque solo 133 entrarán al cónclave para elegir sucesor por tener menos de 80 años, una regla obligada. Los cardenales que participarán en el funeral mañana visitarán la tumba del papa argentino el domingo.

Las exequias además marcan el inicio de las Novendiales, el periodo de nueve días de luto en el Vaticano por la muerte del pontífice. En cuanto al cónclave, la legislación vaticana establece que debe comenzarse en el plazo máximo de 20 días tras la defunción del Papa, que se produjo el 21 de abril. Por eso, aunque todavía no hay fecha definitiva, se espera que los cardenales se encierren en la Capilla Sixtina entre el día 5 de mayo, cuando termina el luto, y el día 10, cuando se cumple el plazo de los 20 días sin Papa.

La Capilla Sixtina ha anunciado su cierre a partir del 28 de abril para prepararse para el cónclave.

Cristóbal López: «Hay deseo de hacer las congregaciones con la metodología del Sínodo»

El arzobispo de Rabat (Marruecos) cree que en vez de intervenciones ante todos, se podría trabajar en «pequeños grupos donde todos podemos participar en un ambiente de oración y discernimiento»

María Martínez López

Las reformas introducidas por el Papa Francisco en la Iglesia no solo influirán en su funeral, sino que también podrían modificar el desarrollo del cónclave. Y eso, sin habérselo planteado él. Pero su apuesta por la sinodalidad puede desembocar en un cambio en el funcionamiento de las congregaciones generales. 

Según explica el cardenal Cristóbal López a Alfa y Omega, «hay deseo de que hagamos con una metodología semejante a la del Sínodo» sobre la sinodalidad estas reuniones. En ellas, los cardenales conducen la Iglesia y toman decisiones sobre el Cónclave, además de prepararse para él. Esto implicaría que al menos parte del tiempo el formato no sería que un cardenal hablara y los demás escucharan, sino la creación de «pequeños grupos donde todos podamos participar y se pueda trabajar en un ambiente de oración y discernimiento».

Estos intercambios seguirían el método de la conversación en el espíritu puesto en marcha durante el Sínodo sobre la sinodalidad. Así, en una primera ronda cada persona interviene brevemente sobre lo que un tiempo de reflexión le ha suscitado. Después se hace un momento de silencio, tras el cual quien lo desea comparte lo que las intervenciones de los demás han movido en su interior, sin entrar en debates.

«Es una cosa nueva y pienso que sería muy bueno que lo implantásemos» también antes del cónclave, asegura el cardenal López, arzobispo de Rabat (Marruecos). Para ello ve posible «incluso cambiar de sala para poder organizarlo físicamente» en un espacio más adecuado, distinto al Aula Nueva del Sínodo.

A los pocos días en Roma para participar en el cónclave, López confiesa que «soy novato y para mí todo esto es un descubrimiento». El primer impacto, relata, fue «el encuentro con los restos del Papa Francisco tanto en Casa Santa Marta como con el traslado a la basílica de San Pedro». También ser testigo de «cómo se organizaba la visita masiva de fieles que quieren pasar a rendirle homenaje ya es un shock espiritual muy fuerte por lo que ha representado».

En cuanto a los encuentros con sus hermanos cardenales, admite que siente «curiosidad». Pero esta no empaña el «gran sentido de compromiso y responsabilidad». 

El funeral del Papa «será el de un pastor, no el de un soberano» 

Los 149 cardenales presentes en Roma celebran su cuarta congregación general para ultimar los detalles de la despedida de Francisco

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha informado este viernes a los periodistas que la congregación general de cardenales contó con 33 intervenciones sobre la Iglesia y el mundo. 

Al final de la reunión, el Maestro de las celebraciones litúrgicas papales, Diego Ravelli, se dirigió a los cardenales para explicar el rito fúnebre del Papa Francisco, señalando que será el funeral de un pastor, no de un soberano. Ravelli añadió asimismo que el cuerpo del difunto Papa no será expuesto en un catafalco, es decir una plataforma elevada. 

Asimismo, en el funeral del sábado se organizará la visita de dignatarios según el protocolo. Así, empezarán los presidentes de Argentina, país natal del Papa, y luego de Italia, seguidos por los miembros de las casas reales y los demás presidentes, en orden alfabético francés. 

Bruni ha explicado que la procesión con el vehículo que transportará el cuerpo del Papa a Santa María la Mayor partirá de la Puerta del Perugino hacia el Vaticano y no pasará por la plaza de San Pedro. La procesión hacia Santa María la Mayor durará aproximadamente media hora, indicó, y añadió que el féretro del Papa será visible

Allí, el entierro en la tumba del difunto Papa en Santa María la Mayor será un acto privado. Y el domingo por la tarde, los cardenales se dirigirán a la basílica mariana para visitar la tumba del Papa Francisco y luego reunirse para rezar en la Capilla Paulina, donde se encuentra el icono de María Salus Populi Romani.  

«A los curas nos pedía que no negáramos el Bautismo a nadie»

El provincial de los Misioneros de Sagrado Corazón en España asistió a la ordenación episcopal de Bergoglio, y colaboró con él en la atención pastoral de la Villa 3 de Fátima en Buenos Aires

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

El padre Paco Blanco, provincial de los Misioneros de Sagrado Corazón en España, era amigo del Papa de cuando este era obispo auxiliar de Buenos Aires. De hecho, asistió a su ordenación episcopal y, curiosamente, conserva en su breviario el recordatorio que repartió Bergoglio en aquella celebración. 

Al nuevo obispo le encargaron la zona sur de la ciudad, la del barrio de Flores, donde nació. Allí había también varias villas miseria que entraban dentro de su campo pastoral, entre ellas la Villa 3 de Fátima, donde los Misioneros de Sagrado Corazón tenían una pequeña capilla y un colegio muy humilde. 

La villa era un asentamiento informal que había crecido hasta albergar a unas 18.000 personas. «Vivía allí gente muy pobre», cuenta Blanco, y explica que muchos sobrevivían recolectando materiales reciclables: cartón, hierro, vidrio, plásticos…, «para revenderlo y así tener algo de dinero». 

Bergoglio, ya como obispo auxiliar, tenía una fuerte presencia en estas áreas marginadas. «Pateaba su zona constantemente», dice Blanco, que subraya que el futuro Pontífice «tenía una especial dedicación a las villas, no solo a la mía, sino a otras que había por ahí». Era común que llamara por teléfono a los sacerdotes, consciente del «desgaste y cansancio» que implicaba sumisión. «Era muy cercano, muy amigo. Siempre vino muy humilde. A los curas de las villas nos tenía un cariño especial», añade. 

El recordatorio de la ordenación episcopal de Bergoglio que conserva el padre Blanco. Foto: MSC.
El recordatorio de la ordenación episcopal de Bergoglio que conserva el padre Blanco. Foto: MSC.

Su estilo sencillo lo hacía particularmente querido entre la gente. Blanco destaca que nunca lo vio llegar en coche a su parroquia, «solo en autobús o en metro»; incluso cuando no era invitado oficialmente, Bergoglio aparecía. «Un día vino a celebrar ocho bautismos, y tras la ceremonia se negó a que le llevara a casa en coche. Solo aceptó que lo llevara hasta la estación de metro. No era un hombre fácil de convencer», recuerda entre risas. 

Más allá de su trabajo pastoral, Blanco relata gestos profundamente humanos. Uno de los que más lo ha marcado fue saber que, ya como arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio pasaba noches en los hospitales acompañando a sacerdotes mayores y sin familia. «Eso lo hizo varias veces —afirma—, lo que da una idea de la humanidad y cercanía de este hombre». 

El religioso recuerda también su despedida antes de partir al cónclave de 2013. «Me comentó que ya había presentado su renuncia y que el Papa la había aceptado. Había regalado su biblioteca al seminario y elegido una habitación sencilla en un hogar sacerdotal. La vi después: era tremendamente sencilla, de una pobreza increíble. Y la había elegido él», exclama. Pero Bergoglio nunca regresó a Argentina: el 13 de marzo fue elegido Papa

Para Blanco, el Papa tuvo siempre un acento muy pastoral y abierto a las necesidades reales de la gente. «Nos pedía estar abiertos a todos, que no negáramos el bautismo, que todo el mundo tenía derecho a ser acogido en la Iglesia», afirma. Años después, sigue hablando de él con gratitud: «Para mí fue una gozada trabajar con él. Considero un regalo de Dios haberlo conocido».  

Juan Antonio Guerrero: «Los cristianos alineados con el dinero no le han tenido aprecio al Papa» 

El prefecto emérito de la Secretaría para la Economía del Vaticano rememora en una entrevista a los jesuitas sus años al frente de las finanzas del Vaticano

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

«Como jesuita siempre consideré un privilegio poder servir directamente al Papa, y tuve el honor de servir a Francisco tres años», afirma el prefecto emérito de la Secretaría para la Economía del Vaticano, Juan Antonio Guerrero, que inició su servicio en enero de 2020, en un momento clave para la reorganización económica de la Santa Sede

Guerrero ha compartido sus recuerdos y reflexiones sobre su etapa de trabajo junto al Papa Francisco en una entrevista difundida por la Compañía de Jesús en España. Así, describe su tarea como un gran reto «nada fácil», pues «se trataba de controlar la economía en un contexto no habituado a un sistema de controles, donde más bien funcionaba un sistema de confianzas, rara vez evaluadas o puestas a prueba y, en algún caso, traicionadas». 

Durante su tiempo en el Vaticano, vivió momentos que hoy recuerda con afecto. «El primer día que el Papa me concedió una audiencia como prefecto, al llegar me preguntó si tenía sentido del humor. A mi respuesta afirmativa, me dijo que me iba a hacer falta». También rememora que la segunda o la tercera audiencia con él coincidió con su cumpleaños y al poco le regaló una caja de vinos argentinos

«Francisco me escuchaba con atención y me hacía recomendaciones, seguía los temas de cerca y con interés, aunque creo que de la economía, más que el que fuera bien o mal, le interesaba que no hiriera a la misión de la Iglesia por usos fraudulentos o corruptos», explica sobre su relación con Francisco en el ámbito laboral. 

De hecho, la lucha contra la corrupción fue, según Guerrero, una preocupación constante del Papa: «Al parecer fue tema que se comentó bastante en las congregaciones precónclave y lo asumió como parte de su misión», señala. En este sentido, el jesuita sostiene sin rodeos: «El mundo del dinero no le ha tenido mucho aprecio, y los cristianos alineados con el dinero tampoco». 

Sobre su estilo de gobierno, Guerrero subraya que Francisco fue un hombre de decisiones firmes: «Para eso lo eligieron. El diagnóstico de la Iglesia que se hizo en las congregaciones previas al cónclave fue, en concreto, su programa de gobierno y como buen jesuita, ha cumplido la misión que le encomendaron».