Osoro: «Urge que los cristianos hagamos descubrir la necesidad de unirnos los hombres»
Cristo es «el único camino que tienen todos los hombres para vivir juntos, para ser hermanos», subrayó el cardenal Carlos Osoro al clausurar el sábado la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
Rezar el padrenuestro «debe ser como una fuerza especial» que anime a los cristianos a «buscar siempre el unir, el juntar, el tener una misma voz y un mismo gesto»: el de Jesús. Él es «el único camino que tienen todos los hombres para vivir juntos, para ser hermanos» y crear «la gran familia de los hijos de Dios». Con estas palabras clausuró el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
En una celebración en la catedral católica de Nuestra Señora la Real de la Almudena, el sábado 25 de enero, el cardenal arzobispo subrayó además que «en un mundo dividido, roto y enfrentado urge que los discípulos de Cristo hagamos descubrir a los demás, por la fuerza de nuestro testimonio, la necesidad de unirnos los hombres».
Osoro mostró su agradecimiento a todos los líderes y fieles de las distintas iglesias y comunidades eclesiales presentes por hacer el esfuerzo de asistir y poder «cumplir Su deseo de estar todos juntos». Dio las gracias también por el Espíritu Santo, que debe ser «la fuerza que nos haga sentir la necesidad de vivir conforme a lo que estamos expresando».
El ecumenismo, lugar de generosidad
La predicación corrió a cargo del padre Constantin Serban, asesor de diálogo intercristiano e interreligioso del Obispado ortodoxo rumano de España y Portugal. El también coordinador del Foro Ecuménico Pentecostés pidió que el último día de la Semana no se viviera como un final, «sino que constituya un nuevo principio en la oración, el encuentro y el diálogo entre cristianos».
«El diálogo, el acercamiento entre las confesiones cristianas es lugar de mucha generosidad. Hay mucho que dar y mucho que recibir», destacó Serban al desgranar el pasaje de los Hechos de los Apóstoles que ha inspirado toda la Semana: el naufragio de Pablo y sus compañeros en Malta, donde los nativos Nos mostraron una humanidad poco común.
Profundizando en la relación de ayuda recíproca que se establece en este texto (la acogida por parte de los malteses y la sanación de enfermos y la predicación del Evangelio por parte de Pablo), el sacerdote ortodoxo subrayó que es un pasaje en el que «todos juntos cumplen las palabras del Evangelio: dad y se os dará. Cuando damos, Dios siempre añade, y su recompensa es incalculable. A nuestra generosidad, Dios añade la suya».
De tragedia en anticipo del Reino
En esta generosidad –añadió– no basta con entregar lo que se tiene. De hecho, «paradójicamente, Cristo te pide ofrecer al prójimo de lo que tú no tienes. Porque si das fe, luz, confianza y esperanza, tú también los recibirás de manera mística y divina». Es también un recordatorio de que la providencia puede hacer «que una posible tragedia se transforme» en un anticipo del Reino de Dios. Esto es importante en un tiempo como el presente, en el que surge el miedo a la llegada de otros y también pueden imperar «la oscuridad e incertidumbre».
El asesor de ecumenismo del Obispado ortodoxo rumano de España y Portugal concluyó citando unos consejos de san Máximo el Confesor: amar «incluso a aquellos que nos odian o detestan, a fin de que el nombre del Señor sea glorificado»; perdonarse mutuamente los que «nos ponemos a prueba unos a otros»; «no tengamos envidia, y si somos el objeto de la envidia de alguien, no nos volvamos feroces»; «no hablemos mal de los demás, no nos burlemos de nadie, porque somos miembros los unos de los otros. Tengamos paciencia los unos con los otros y él tendrá compasión de nuestros pecados. No devolvamos mal por mal y no recibiremos lo que merecemos por nuestros pecados».