Osoro: «Anastasio Gil vivió con pasión por dar a conocer el Señor»
El cardenal arzobispo de Madrid preside en la catedral de la Almudena el funeral por el director de OMP
El director de Obras Misionales Pontificias (OMP), Anastasio Gil, fallecido la semana pasada tras casi un año de enfermedad, vivió los distintos ministerios que le encomendó la Iglesia con «pasión por dar a conocer el Señor». Así lo aseguró el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en la multitudinaria Misa funeral celebrada este jueves, 13 de septiembre, en la catedral de Santa María la Real de la Almudena.
Tras desarrollar una «gran labor» en el ámbito de la catequesis, a partir de 1999 se entregó «en cuerpo y alma» a las misiones y lo hizo «hasta el último suspiro de su vida». Según detalló el purpurado, pudo verlo poco antes y, aunque eran dos sacerdotes, su conversación parecía «la que san Agustín tenía con su madre en el momento de su muerte».
«Consciente él de que entregaba la vida a Dios –explicó–, pero consciente también de estas preguntas que él mismo me decía: “¿A quién temeré? ¿Quién me va a hacer temblar? Si he puesto mi vida en manos de Dios…”. Solo hacia una petición, la que nos ha dicho el salmo hace un instante: habitar en la casa del Señor, gozar de esa dulzura del Señor que él había intentado predicar con su vida y anunciar, y que había querido contagiar a tanta gente especialmente a través de Obras Misionales y en todas las visitas que él hizo no solamente fuera de España a los misioneros, sino también cuando recibía a los misioneros en España».
«El discípulo misionero no se cierra en sí mismo»
El cardenal Osoro subrayó que el director de OMP «sintió la llamada del Señor al ministerio sacerdotal y, en esa llamada, mantuvo su vida y la prestó para hacer realidad la presencia de Nuestro Señor». «Tantas veces entregó el perdón y tantas veces curó heridas con sus palabras, con su cercanía, tantas veces animó a laicos, religiosos, religiosas, a miembros de la vida consagrada en general, a sacerdotes a entregar la vida para anunciar a Nuestro Señor Jesucristo».
En este sentido, el purpurado recordó a todos los presentes que «estamos en manos del Señor» y que «el discípulo misionero no se cierra en sí mismo, sale al camino lo hizo la virgen María» para compartir su presencia. «Anastasio se dejó guiar por el Señor, descanse en paz, y nosotros tengamos y mantengamos viva la vida de Cristo en nuestra vida, pongámonos en manos del Señor y caminemos sabiendo que tenemos la vida eterna, que podemos decir en fe hemos visto al Señor», concluyó.
Carta del cardenal Filoni
Al final de la celebración, el subdirector de OMP, José María Calderón, leyó una carta del cardenal Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que agradecía su entrega: «Gracias por el amor a las misiones y a la obra de evangelización. Gracias por su ejemplo de amor a la Iglesia».
En la Eucaristía concelebraron el arzobispo castrense, Juan del Río; el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez; el obispo auxiliar de Madrid Juan Antonio Martínez Camino; el secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, así como vicarios y numerosos presbíteros.