Opus Dei, prelatura carismática - Alfa y Omega

Uno de los rasgos esenciales del Opus Dei es que el prelado sea, sobre todo, padre, siguiendo la línea familiar marcada por san Josemaría desde que, en 1928, empezó a reunirse de modo informal, amigable y divertido con estudiantes y obreros de Madrid. Solían verse en la chocolatería-cervecería El Sotanillo, en la calle de Alcalá.

La constitución apostólica Praedicate Evangelium, que reforma en una línea laical y misionera la Curia vaticana, establece que las prelaturas personales —de momento solo existe la del Opus Dei—, dependan del Dicasterio del Clero en lugar del de Obispos. Según el prelado, Fernando Ocáriz, «cambia el interlocutor ordinario con la Santa Sede (muchos de los asuntos que la prelatura trata habitualmente con la Curia romana tienen relación con su presbiterio), pero no se modifica en nada la sustancia de la prelatura del Opus Dei, formada por sacerdotes y laicos, mujeres y hombres».

En la carta apostólica Ad charisma tuendum, el Papa reitera que «el objetivo de este motu proprio es confirmar a la prelatura del Opus Dei en el ámbito auténticamente carismático de la Iglesia». Subraya «el pleno respeto de la naturaleza del carisma específico descrito en la constitución apostólica (Ut sit, de san Juan Pablo II)», añadiendo que «para la protección del don peculiar del Espíritu es necesaria una forma de gobierno basada más en el carisma que en la autoridad jerárquica. Por lo tanto, el prelado no será distinguido, ni tampoco susceptible de ser distinguido, con el orden episcopal». Ocáriz confirmó que «la ordenación episcopal del prelado no era ni es necesaria para la guía del Opus Dei. La voluntad del Papa de subrayar ahora la dimensión carismática de la Obra nos invita a reforzar el ambiente de familia, de cariño y confianza: el prelado ha de ser guía, pero, ante todo, padre».

Es, pues, una prelatura personal carismática, frente a otras que pueda crear la Santa Sede más administrativas para tareas cambiantes o no permanentes. Cuando, en 1971, pedí la admisión, el Opus Dei era un instituto secular, pero lo que me atrajo fue su carisma, la simpatía de unos jóvenes estudiantes, y el cariño paterno de san Josemaría.